*La lectura puede unirnos para construir verdaderas comunidades editoras.

*Con la labor bibliotecaria se pueden conformar comunidades éticas para poder lograr la construcción de un mundo más equilibrado, entre la sociedad, la economía y el medioambiente.

Con un breve pero emotivo acto inaugural arrancaron los trabajos de la VI Jornada Internacional de Bibliotecarios, titulada “Más allá de las páginas: el libro y la lectoescritura como conexión, comunidad y futuro”, organizada por la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI), a cargo de la doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, y por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, ambas de la UNAM, encabezada por la maestra Socorro Venegas, en colaboración con otras entidades externas como: la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, el Consejo Nacional para Asuntos Bibliotecarios de las Instituciones de Educación Superior y el Colegio Nacional de Bibliotecarios.

Y como en años anteriores, la maestra Socorro Venegas dio la bienvenida a esta nueva emisión, enmarcada en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios, y señaló que cada uno de los agentes del gran ecosistema de la cultura escrita universitaria -contribuyendo cada uno por su parte: autores, editores, bibliotecarios, libreros y agentes- son como una especie de eslabón en la gran cadena del libro, y participantes que hablarán con sus pares sobre sus nuevos proyectos.

Por otro lado, mencionó que en el programa académico de cada año destaca la presencia de los bibliotecarios, quienes no sólo se encargan de la organización, clasificación y preservación de las publicaciones, pues son los que fijan las coordenadas para que las lectoras y lectores puedan disfrutar de los libros.

“En este sentido, estamos convencidos de que la lectura puede unirnos para construir verdaderas comunidades editoras”.

Por su parte, la doctora Elsa Margarita Ramírez agradeció el trabajo colaborativo de todos los actores que hicieron posible la realización de esta sexta emisión de las Jornadas, -las cuales se suman a la celebración del 175 aniversario de la Universidad de la República, Uruguay-, y a los integrantes de la Red de Macrouniversidades de América Laina y el Caribe, quienes han trabajado para la creación del micrositio Bibmacro, el cual incluye la oferta de sus servicios bibliotecarios y de información de las respectivas universidades.

“Este espacio ha sido una oportunidad para dialogar de forma presencial y seguir construyendo nuestro futuro, y como decimos, el libro es como una red que nos ha conectado del pasado al presente, y en muchos países gracias al libro se han desarrollado muchas inteligencias que han generado creaciones de todo tipo”.

Por último, dijo que se espera que con la labor bibliotecaria se puedan conformar comunidades éticas para poder lograr la construcción de un mundo más equilibrado entre la sociedad, la economía y el medioambiente.

Luego, se dio paso a la presentación de la primera mesa de trabajo titulada “Bibliotecas sin fronteras: un diálogo regional sobre el acceso al conocimiento para el beneficio de las comunidades”, comenzando con la intervención de la maestra Mabel Seroubian, del Servicio Central de Informática de la Universidad de la República, Uruguay, quien dijo que se cuenta con un catálogo público con vínculos y acceso abierto al texto completo y diferentes tipos de búsqueda para distintos tipos de usuarios, entre los cuales destacan los de la universidad, quienes son apoyados con el servicio de referencista en línea, con el uso de las redes sociales para poder fortalecer la comunicación con la comunidad, y recientemente se comenzó a trabajar en un podcast como una forma de difundir lo que hace la biblioteca.

“El acceso abierto es otro de nuestros fuertes, porque en nuestro país no se cuenta con excepciones y limitaciones al derecho de autor en favor de las bibliotecas, los archivos y la educación. Por eso, le apostamos al acceso abierto, y en respuesta a ello se comenzó a trabajar en el Repositorio Institucional “COLIBRÍ”, con la finalidad de preservar la memoria de la Universidad de la República, el cual agrupa y resguarda su producción con la finalidad de poner dicha producción a disposición de toda la sociedad, y contribuir a incrementar su difusión y visibilidad”.

Mabel Seroubian también indicó que se realiza un trabajo conjunto con las bibliotecas, los usuarios y los docentes para poder eliminar la brecha digital, el cual es un compromiso institucional para que se adquieran las habilidades y competencias, no sólo para que puedan llevar a cabo su desempeño académico, sino en toda su vida profesional y cotidiana.

Por último, señaló que se ha puesto una mayor atención a la parte de la inclusión, porque las barreras no son sólo económicas, tecnológicas y legales, sino físicas; resultado de ello es que las personas no tienen la posibilidad de acceder al texto impreso.

“Por lo tanto, se trabajó en un programa que se llama Biblioteca Digital Accesible, destinado a favorecer a las personas ciegas y con baja visión, cuyo objetivo es crear formatos accesibles a los textos de estudio, con la finalidad de que las personas logren un acceso igualitario con otras personas sin discapacidad; su acceso está reglamentado porque es una excepción al derecho de autor, cuya colección fue gestionada y alojada en el repositorio “COLIBRÍ”.

En lo concerniente al trabajo de la DGBSDI, la doctora Verónica Soria Ramírez se refirió a un programa denominado Desarrollo de Competencias Informativas, Digitales y Éticas (DCIDE), el cual comprende dos proyectos esenciales: el primero consistió en modernizar los espacios bibliotecarios de las distintas entidades académicas y crear espacios colaborativos para atraer a las diversas comunidades universitarias, y el segundo estaba relacionado con los programas de formación de usuarios de las bibliotecas del Sistema Bibliotecario y de Información de la UNAM (SIBIUNAM).

“En este nuevo rectorado (2023-2027) se plantearon siete ejes rectores, y nuestra dependencia se vinculó al eje 3 Fortalecimiento y Renovación de la Docencia, y en el de Vinculación Nacional e Internacional, porque habla de una vinculación social, debido a que no sólo nos vinculamos con la comunidad universitaria activa, sino con nuestros exalumnos, adultos mayores y otras comunidades”.

La ponente añadió que el programa pretende lograr un cambio profundo en las estrategias educativas sustentado en el uso de las TIC para poder transitar por el aprendizaje significativo, y que justamente DCIDE va en busca de un aprendizaje significativo a lo largo de la vida de las personas.

Verónica Soria especificó que dicho programa trata de un trabajo colaborativo entre varias subdirecciones de la DGBSDI, dando como resultado un programa modular y transversal, el cual ofrece una serie de servicios bibliotecarios y un acompañamiento muy cercano en la búsqueda de información para los alumnos, y en la impartición de cursos y talleres. Para ello se establecieron cinco categorías: detectar e identificar la información; su búsqueda y recuperación; su selección y evaluación; su análisis crítico y gestión y, por último, su uso y comunicación ética.

“En este sentido, cuando se presentó el modelo, todos los participantes del proyecto tomaron cursos formativos para poder transmitirlo de manera correcta y para poder sensibilizar a la comunidad. Luego, se impartieron talleres de inducción para todos los coordinadores del SIBIUNAM y formadores, para que se pudiera replicar el modelo en sus comunidades de usuarios y con la plantilla docente”.

Por último, la panelista dijo que los cursos y talleres tienen un enfoque modular, pues se busca la actualización, la transversalidad y que además el formato sea híbrido, porque se trata de un programa dirigido a todas las comunidades usuarias, pues con ello se quiere atender todas las competencias necesarias para poder buscar información de calidad.

Con respecto a la experiencia presentada por la Universidad de Chile, el conferencista Rafael Castillo Guerrero mencionó que en su Dirección de Servicios de Información y Bibliotecas se cuenta con un portal electrónico y con otro de revistas académicas chilenas, que son alimentadas por la cosecha de importantes revistas en acceso abierto que existen en su país.

“El Repositorio académico tiene más de 20 años y es una fusión entre dos portales, el de datos de investigación y el Repositorio Latinoamericano, el cual cuenta con un aproximado de 8 millones de registros de Latinoamérica, incluidas las bibliotecas de las macrouniversidades.

El especialista añadió que desde hace cuatro años han estado incorporando metadatos en sus plataformas para identificar el género del autor, para saber si son de origen masculino o femenino.

“Al agregar la identidad de género del autor viene a ser un complemento al repositorio para poder identificar aproximadamente unos 90 mil autores, con la finalidad de expandir el conocimiento y generar un cambio cultural, porque se quiere promover la igualdad de oportunidades para todas las personas”.

Por último, Rafael Castillo dijo que aunado a esto se creó un repositorio para mujeres investigadoras de la Universidad de Chile, con el objetivo de identificar brechas de género en la academia y proporcionarles un espacio donde sus contribuciones fueran claramente visibles y fácilmente accesibles.

Para finalizar este bloque, en el caso de la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia, la maestra Marilin Sánchez Rada dijo que la biblioteca promueve la visión educativa con actividades de apoyo a la investigación de la universidad, con el objetivo de brindar servicios de calidad para satisfacer las necesidades de información de los usuarios.

“La Biblioteca Central trabaja con las bibliotecas de las facultades mediante un sistema de gestión integral de biblioteca virtual, y a pesar de que esta da las directrices no se ha centralizado el proceso de catalogación, pues cada biblioteca realiza su propio proceso. La Biblioteca Central, como cabeza en su sistema de gestión, cuenta con 600 mil registros de acceso para los usuarios de forma híbrida.”

Añadió que otra importante tarea que se tiene es la emisión de certificados académicos para poder permitirle a los alumnos el trámite para la obtención del título, y cada mes se incorporan al repositorio las diferentes modalidades de los trabajos de titulación.

Para concluir, Marilin Sánchez indicó que todas las tesis están en el repositorio institucional y con ello se llega a todos los usuarios internos y externos, porque son parte de la Red de Macrouniversidades.

Más adelante, se presentaron los participantes de la segunda mesa redonda titulada “Colaboración internacional y redes para el fortalecimiento de la profesión bibliotecaria ante los desafíos del futuro”. En lo referente a la primer participante, Mónica Johanna Sandoval Rincón, de la Asociación Colombiana de Bibliotecología, Bibliotecarios y Bibliotecas (Ascolbi), en relación con el planteamiento realizado por el moderador relativo a la dificultad que implica la colaboración entre las bibliotecas, señaló que algunas han decidido internacionalizarse, como es el caso de las macrouniversidades, y otras más están haciendo investigación. Pero en el caso de su asociación se optó por utilizar las redes sociales y también brindar apoyo a las bibliotecas de las regiones asociadas.

“De igual forma, se apoya a las entidades que crearon sus propias redes, pues en muchos de los casos no pueden pagar su afiliación a Ascolbi, y a pesar de que la propia entidad tiene problemas económicos trata de ayudar en las diversas necesidades bibliotecarias”.

Concluyó mencionando que otra forma de apoyar tiene que ver con la participación en las diversas redes sociales, aunado a la creación de un blog con noticias que tiene un gran alcance; de igual forma, se han producido diversos webinars, en el sentido de que en la cooperación se requiere de voluntades.

Por su parte, Adriana Cybele Ferrari, de la Federación Brasileña de Asociaciones de Bibliotecarios, Científicos de la Información e Instituciones, consideró que falta un poco de espíritu colaborativo, pues todo mundo quiere ser protagonista en los escenarios bibliotecarios; por lo tanto, lo que se tiene que hacer es despersonalizar los nuevos proyectos que vayan surgiendo, para luego compartirlos entre la comunidad, e ir por la defensa de las bibliotecas, porque en su país se ha optado por su desaparición.

En su oportunidad, Reymundo Juárez Jiménez, de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, dijo que si se habla de barreras para la colaboración, específicamente de forma externa, consideró que la asociatividad es un área de oportunidad para la colaboración colectiva en beneficio de la profesión de la información, los bibliotecarios y la sociedad, en consideración de la identidad y el sentido de pertenencia.

Por otro lado, en un segundo cuestionamiento relativo a qué tipo de tecnologías emergentes podrían transformar el trabajo de las bibliotecas en los próximos años, Mónica Johanna Sandoval respondió que en su país se planteó la importancia de recuperar la memoria investigativa, para lo cual se comenzó a cosechar metadatos, pero luego se percataron de que la infraestructura de las grandes instituciones educativas de su país no cumplían con la descripción de metadatos, y se tuvo que estandarizar la metadata para poder hacer la recuperación de datos y posteriormente un diagnóstico.

“La importancia de las tecnologías no es solamente la aplicación de ellas, sino quién está liderando los proyectos y con qué tipo de habilidad y competencias se cuenta para ello”.

Más tarde, en su segunda intervención, Reymundo Juárez Jiménez consideró que, si se parte de las tecnologías emergentes, estas son innovadoras porque aportan mejoras, pero que no existe una receta pues cada una de ellas son diferentes, y que más bien, hay que implementar las que son de utilidad basadas en los propósitos de cada biblioteca, concluyó.

En lo que respecta a la última mesa de diálogo denominada “El libro es una red: estrategias y retos para la integración continental bibliotecaria”, el moderador de la misma les propuso a las panelistas que hablaran de los desafíos que representa tomar una vía para construir redes de bibliotecas y un trabajo cooperativo a nivel regional, ante lo cual la maestra María Gladys Ceretta Soria, de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República, Uruguay dijo que en su caso particular ha tenido la oportunidad de conocer muchas experiencias al respecto, pero es necesario preparar a las nuevas generaciones para que se centren en el aspecto cooperativo, pues no se trabaja solo, y en tal sentido hay que caminar por la vía de la consolidación de la cooperación en redes.

“Otro desafío al que nos enfrentamos es el relacionado con la falta de apoyos en políticas a nivel de los países de la región, porque en los esfuerzos que se han realizado no se ve que haya una prioridad para trabajar a nivel nacional en las políticas bibliotecarias y en el manejo de la información regional, pues con todo el potencial que nos brindan las tecnologías se podría ir allanando el camino”.

Por su parte, la maestra Verónica Jacqueline Maigua Delgado, de la División Regional de América Latina y el Caribe de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas, IFLA, Ecuador, consideró que antes de abocarse a la conformación de una red bibliotecaria a nivel regional hay que centrarse en el ámbito local de nuestros países.

“Hay una debilidad con respecto a la falta de líderes a nivel nacional, es necesario que se preparen para que luego se enfoquen en el nivel internacional, para luego poder convocar a los demás líderes para crear redes más fortalecidas, y, por otro lado, se tienen las barreras lingüísticas y la falta de conectividad, pues en muchos rincones de nuestro país no se cuenta con ello”.

En su oportunidad, la doctora Elsa Margarita Ramírez, de la DGBSDI, advirtió que el tema de la integración regional representa un desafío debido a las diferencias en el desarrollo de las bibliotecas.

“Se está cumpliendo con el micrositio de la Red de Macrouniversidades, pero, por ejemplo, en el caso de la Venezuela, en algunas ocasiones se les cae el sistema dificultando la conectividad, y aunque se pensaría que todo es muy fácil estos desafíos dificultan la integración de las redes. En otros casos, por la falta de preparación profesional o por la falta de integración con otros campos del conocimiento, por ejemplo, con la informática. Pero, no quiere decir que no se pueda hacer, porque el micrositio es una vía de solución para poder plantear el tema, el asunto o el problema para que sea de la misma competencia y beneficio colectivo”.

Ante otro cuestionamiento más, relativo a la posibilidad que tendrían las bibliotecas de diversos países de América Latina para colaborar en la estandarización de procedimientos y mejorar la interoperabilidad, Verónica Jacqueline Maigua consideró que se deben crear repositorios con estándares de las diferentes bibliotecas a nivel interno, para que luego se vaya replicando la estandarización de los recursos y las tecnologías, y así, poder tener la posibilidad de escalar a un nivel internacional.

Finalmente, Elsa Margarita Ramírez, en su respuesta, se refirió a un proyecto de interoperabilidad que está desarrollando la DGBSDI, el cual ha tenido diversas dificultades porque el objetivo final es la creación de un proyecto colaborativo.

“Empezamos con nuestro grupo de colaboradores del micrositio, y nuestra estrategia ha sido identificar qué otras bibliotecas más están empezando a integrarse, no importa que sea un grupo pequeño, de tres o cuatro bibliotecas para crear la red, lo importante es dar el primer paso para saber con quién se puede integrar el grupo”

Reseña informativa: María del Rosario Rodríguez León

Fotografías: Julio Zetter Leal