*Hace aproximadamente 22 años que se generó el movimiento llamado Open Access.

*Debido a que se generan ciertos gastos en el proceso de publicación y la editorial no percibe ganancia por las consultas del material, fue entonces que se cobró una tarifa al autor por publicar un artículo, llamada APC.

*En este sentido, los Acuerdos Transformativos tienen la ventaja de que a través de un solo pago las instituciones educativas cubren el monto de la renovación de su suscripción, para poder tener un determinado número de APC y el autor pueda publicar sin costo.

Hacia 2011, cuando comenzaron las operaciones del Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (CONRICyT), gracias a la voluntad de nueve instituciones fundadoras, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México, y coordinado por el ahora Consejo Nacional de Humanidades Ciencia y Tecnología, y operado mediante la subcuenta de un fideicomiso institucional, se tuvo la intención de gestionar recursos de información en formato digital, en beneficio de las instituciones de educación superior y los centros de investigación, indicó a manera de introducción, la doctora Gabriela Yáñez Rivas, del CONRICyT, antes de ceder la palabra en su papel de moderadora, a los ponentes de la primera mesa redonda titulada “El pago por publicar en acceso abierto y los retos de las universidades en la era de los Acuerdos Transformativos”.

En este contexto, añadió que a partir de 2021 fue decretada la extinción de dicho fideicomiso, y desde el entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) ya no se pudieron concentrar los pagos administrativos, y el mismo CONRICyT se reorientó, a través de un convenio modificatorio, aún bajo la modalidad de suscripción, para que se siguiera manteniendo la información concentrada de todas las instituciones participantes, en términos de lo que se iba a contratar y negociar con las editoriales.

“Asimismo, se le encomendó la tarea de priorizar el análisis de las compras reales de las instituciones, para evitar malas prácticas; negociar con las editoriales para que los incrementos de los precios anuales no fueran tan elevados, por ejemplo, cuando cotizamos con las editoriales se intenta negociar para que el incremento de un 5 se baje a un 2 por ciento. Quizá parezca pequeño, pero si consideramos que la negociación se hace en dólares para el Consorcio, esto es un logro. Y sobre todo, se trabaja para obtener información precisa relativa a los acuerdos transformativos (AT) suscritos, entre otras cuestiones”.

Posteriormente, la moderadora presentó a los panelistas de dicha mesa, la cual fue organizada y coordinada por la Subdirección de Servicios de Información Especializada, de la Dirección General de Bibliotecas y Servicios de Información (DGBSDI), de la UNAM, realizada bajo el esquema del ciclo de mesas redondas denominado “La era de los Acuerdos Transformativos: publicar en acceso abierto”.

En primer lugar se presentó el licenciado Julio Ibarra Martínez, del Departamento de Biblioteca Digital de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien señaló que anteriormente, en la forma tradicional de publicar un artículo en alguna revista, se tenían que ceder los derechos de autor a las casas editoras, pero desde hace aproximadamente 22 años se generó un movimiento llamado acceso abierto (por sus siglas en inglés, Open Access, OA), el cual planteaba la posibilidad de abrir de forma pública las investigaciones realizadas por diversas entidades académicas. Y que más tarde, y debido a la presión mundial que generó dicho movimiento, algunas editoriales han ido liberando algunos de sus contenidos en formato abierto.

“Como es sabido que se generan ciertos gastos en el proceso de publicación, y la editorial no percibe ganancia por las consultas del material que publican, fue entonces que se tomó la decisión de cobrar una tarifa al autor por publicar un artículo, denominada APC (en inglés, Article Processing Charges, ), la cual en promedio va de los tres mil a los a seis mil dólares, lo cual resulta oneroso para las instituciones universitarias, porque por un lado se paga la suscripción a las revistas, y por el otro el investigador paga por publicar. En este sentido, y debido a la presión del OA, a nivel mundial se entró en un esquema de negociación para dar paso a los llamados acuerdos transformativos (AT)”.

De igual forma, el ponente explicó que los AT tienen la ventaja de que a través de un solo pago o tarifa las instituciones educativas cubren el monto de la renovación de su suscripción; si acaso, se ve incrementada en dos puntos porcentuales más, para que se pueda tener un número limitado o ilimitado de las APC, dependiendo de la editorial, para que se pueda publicar sin costo.

Julio Ibarra añadió que en 2021 la UNESCO aprobó la recomendación sobre la ciencia abierta, con la salvedad de que cada país emita sus propias políticas, y en el caso mexicano ya existen leyes que hablan del acceso abierto. Por lo tanto, se considera un aspecto mandatorio que los ciudadanos tengan el derecho de poder consultar la información en acceso abierto.

“En el caso particular de la UAM, nuestros investigadores están muy interesados en publicar en acceso abierto. Y por otro lado, al hablar de cifras, y de acuerdo a nuestro índice de publicación, en 2022 ya rebasamos la media de producción científica en acceso abierto, con un 55%, pues de las 1219 publicaciones totales, 668 artículos están en acceso abierto. Con ello, nuestra producción científica se vuelve más visible y obtiene mayor impacto, porque se incrementa el número de citación, como lo demuestran los números arrojaron en el periodo que va de 2018 a 2022, pues se obtuvieron más de 45 mil citas en acceso abierto, contra un poco más de 20 mil citas en revistas de suscripción”.

Por último, el panelista indicó que, desde el Departamento de Biblioteca Digital, de la UAM, ha sido muy satisfactorio colaborar en la firma de los APC, y que al hacer un estimado en 2023 se pudo calcular un ahorro de cerca de 65 mil dólares, y que para el 2024 se tienen en puerta negociar seis acuerdos más.

En su oportunidad, el maestro Sergio Márquez Rangel, de la Subdirección de Servicios de Información Especializada, dijo que con el apoyo de la UNAM y del Consorcio se han venido negociando una serie de acuerdos para obtener un mayor número de ventajas y beneficios para la comunidad universitaria, y que dichos acuerdos son consecuencia de muchas acciones de la DGBSDI, porque desde hace muchos años se han comprado revistas en formato impreso, y luego se enfrentaron a un primer reto para que las bibliotecas pudieran contar con catálogos electrónicos, y así poder satisfacer las necesidades de información de sus usuarios.

“El siguiente reto fue que, al incrementarse el número de información en formato electrónico se tuvo que pagar más dinero, pero sólo por leer la revista. Aunado a esto, y de acuerdo a la Declaración de Budapest y el Acceso Abierto, dicho acceso se volvió mandatorio, por lo tanto, nos tuvimos que subir al tren de los AT, y, como se sabe, todos los que recibimos un presupuesto público estamos obligados a brindar el acceso abierto. Se comenzó la negociación para poder transformar la suscripción de las revistas para que los autores también tuvieran la posibilidad de publicar sin pagar los APC”.

En este sentido, el maestro Márquez especificó que hace aproximadamente 20 años en la UNAM se suscribían aproximadamente 12 mil revistas impresas, y en el presente año se suscribe el mismo número, pero en formato electrónico, con la diferencia de que de éstas más de 7 mil revistas van a tener la opción para aplicar en acceso abierto, sin que el autor pague el APC, lo cual representa el 60% de la colección.

“En la UNAM, desde 2022 se empezó a trabajar con 7 editoriales, y a la fecha se cuenta con 22 acuerdos transformativos, que abarcan diferentes temáticas de los títulos que se van incluyendo en las colecciones. Pero eso no significa que todos sean incluidos, por ejemplo, se tiene a Elsevier con 1666 revistas y 391 APC, y a Springer con 1996 revistas y 320 APC, entre otras más. Es decir, se reciben muchos títulos nuevos, pero puede suceder que en donde nuestros autores quieren o necesitan publicar no están incluidos en la lista. Entonces, tenemos muchas alternativas, pero con limitantes de APC por parte de algunas editoriales”

De igual forma, destacó que otra dificultad que se tuvo que sortear en 2023, con la plataforma de la Editorial Wiley, fue que ésta propuso un límite de 250 APC por año, y resultó que para el mes de noviembre se habían acabado los tickets para publicar. Por lo tanto, es un tema que se tiene que negociar para los próximos años, añadió.

Por otro lado, señaló que, dentro los requisitos que se han propuesto para que la comunidad universitaria goce de dichos beneficios, primero se debe elegir la revista adecuada, y una vez que sea sometido y aceptado el artículo, un autor, denominado de correspondencia, es el que va a llevar a cabo la comunicación con la editorial. Además, debe poner su afiliación dentro de la UNAM y su correo institucional, entre otros aspectos. Y para finalizar, dijo que se puede obtener mayor información en el sitio denominado DIGITALAB, en donde se encuentra todo lo relacionado con las guías relativas al proceso de publicación.

En su oportunidad, el licenciado Alberto Zurita Gómez, de la Coordinación General de Servicios Bibliográficos del CINVESTAV-IPN, indicó que su institución ha logrado concretar 16 AT con importantes editoriales como Wiley, Springer-Nature y Cambridge University Press, entre otras más. Y que, con respecto al tema de la negociación, el cual fue abordado ampliamente por los participantes que le precedieron, consideró que los artículos publicados en ciencia abierta con autor de correspondencia, son la mejor forma de hacerlo, pues en muchos de los casos dichos autores pertenecen a instituciones que cuentan con recursos suficientes para ello, dejando en desventaja a otras instituciones que cuentan con pocos recursos.

“En este sentido, pienso que el proceso de negociación con las editoriales por parte de las bibliotecas universitarias es muy importante para las autoridades académicas porque, además de ello, se informa a la comunidad académica sobre la forma de utilizar el crédito de las APC con las editoriales, sobre la elaboración de los lineamientos a seguir por parte de los investigadores, el tipo de revistas a elegir, su factor impacto, y los cuartiles donde están ubicadas, entre otros aspectos a considerar”.

Por otro lado, dijo que en dicho proceso hay ventajas y desventajas. En el primer caso, resaltó que una vez que se autoriza el APC los artículos se publican en un plazo de 24 a 48 horas; que en la mayoría de los acuerdos se amplía el derecho para que la comunidad pueda acceder a la colección completa de los títulos ofrecidos por las editoriales, y que también se cuida que la revistas cuenten con un factor de impacto alto para que se tenga mayor visibilidad de los trabajos, entre otros aspectos.

Por último, mencionó que una de las desventajas observadas es que muchas de las editoriales no permiten trasladar los créditos no utilizados por las universidades para los siguientes años, ni tampoco permiten la publicación en las llamadas revistas gold, y, de igual forma, limitan el número de páginas contenidas en los artículos.

Más tarde, y para continuar con el programa académico, el moderador de la segunda mesa redonda, doctor Antonio Sánchez Pereyra, de la DGBSDI, presentó a los participantes de la mesa redonda titulada “Experiencias de los autores en la publicación en acceso abierto mediante acuerdos transformativos: el caso de la UNAM”, dando inicio a la charla del doctor Alberto Saldaña Fuentes, investigador del Instituto de Matemáticas, quien señaló que el año pasado realizó dos publicaciones en la modalidad de AT; pues, anteriormente, personal de la DGBSDI le había informado sobre los beneficios de las APC, lo cual le resultó muy favorable porque en su área de conocimiento se busca publicar en revistas con Q1 y Q2.

“Cabe señalar que, en mi institución, mis colegas y yo no teníamos la costumbre de pagar por publicar, y en lugar de ello se optaba por enviar nuestros trabajos a las revistas que tardaban entre uno y dos años en publicar nuestras colaboraciones, además de que nuestra investigación era poco citada”. 

Añadió que ahora, con dichos acuerdos, los autores tienen la posibilidad de enviar un correo a la DGBSDI, y en un tiempo aproximado de 10 días se les indica si se cumplió con todos los requisitos para que los trabajos sean aceptados en la revista elegida por ellos. Para que después, en un corto periodo de tiempo, sean publicados en alguna revista de alto prestigio, sin que dichos autores tengan que pagar por ello.

Posteriormente, el doctor Armando Sánchez Vargas, director del Instituto de Investigaciones Económicas, durante su intervención indicó que su experiencia fue muy parecida a la del doctor Alberto Saldaña, porque en su instituto tampoco se acostumbra pagar por publicar, y que desde el momento en que se enteró de los beneficios de los AT ha tenido la oportunidad de publicar dos artículos, uno de ellos en la editorial Springer.

“A diferencia del pasado, en que te tardaban hasta dos años en publicar tu investigación, ahora el proceso es muy rápido y alentador porque puedes ver que tus artículos son descargados entre 2 mil a 3 mil veces, lo cual representa grandes ventajas para tu desempeño académico, porque los trabajos están alojados en el Q1  Q2”.

Por último, se contó con la presencia del doctor Melchor Sánchez Mendiola, coordinador de Universidad Abierta, Innovación Educativa y Educación a Distancia de la UNAM, quien cerró la ronda de participantes al señalar que antes de que supiera de las ventajas y beneficios de los AT tuvo que desembolsar grandes cantidades de dólares para poder publicar sus investigaciones, valiéndose de muchos mecanismos para poder juntar los miles de dólares que imponen las grandes editoriales comerciales.

Especificó que, al igual que sus colegas de la mesa, considera que es un cobro injusto, porque en muchos de los casos el articulista realiza el trabajo de investigación y revisión, y al final de cuentas el mayor beneficio lo obtienen las editoriales.

“En nuestro caso, como investigadores y funcionarios contamos con el presupuesto de la UNAM para publicar bajo el esquema de los APC, pero hay instituciones que no cuentan con dicho beneficio y tienen que hacer grandes esfuerzos para conseguir los recursos suficientes para poder publicar en las revistas de prestigio internacional, los cuales, como ya se dijo, rondan entre los tres y seis mil dólares, lo que representa una tragedia para el país”.

Reseña informativa: María del Rosario Rodríguez León

Fotografías: Julio Zetter Leal