*Se realizó en el marco de la FILUNI 2023.

*La feria se ha convertido en un lugar de reunión, vinculación, disfrute y colaboración.

*En el campo bibliotecario se ha invertido mucho tiempo en apoyar a los usuarios para que sepan usar críticamente la información, y en adiestrarlos en la alfabetización informacional.

*Ya existen diversas bibliotecas que utilizan las herramientas propias de la inteligencia artificial, son demasiadas pero apoyan en todos los procesos y servicios que ofrecen las bibliotecas.

En la quinta emisión de la Jornada Internacional de Bibliotecarios, llevada a cabo en el marco de la V Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (FILUNI), se desarrolló un programa académico encaminado a explorar el desarrollo de colecciones en relación con la inteligencia artificial y sus desafíos en la actualidad y hacia el futuro. En este sentido, la directora general de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, momentos antes de la inauguración del evento indicó que la feria se ha convertido en un lugar de reunión, vinculación, disfrute y colaboración entre las comunidades universitarias, los bibliotecarios, editores, estudiantes y los lectores y las lectoras, pues cada año se han incrementado sus actividades académicas y culturales.

“Lo que nos entusiasma es que el libro sigue siendo un objeto deseado para aprender, leer, disfrutar y de igual forma es un lazo entre todas y todos, también entre el pasado, el presente y el futuro. Esperamos que el libro siga teniendo ese potencial para formarnos y ofrecer las experiencias para unirnos y para seguir aprendiendo y actualizarnos”.

En otro sentido, agradeció la colaboración de importantes entidades para la realización de la Jornada como: el Colegio Nacional de Bibliotecarios, la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, el Consejo Nacional para Asuntos Bibliotecarios de las Instituciones de Educación Superior y la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, para seguir fortaleciendo a las bibliotecas con la finalidad de que se sigan manteniendo a la vanguardia en el campo tecnológico e informativo, y, al mismo tiempo, seguir explorando experiencias innovadoras como es el caso de la Inteligencia Artificial (IA), la cual se debe ir incorporado de forma cuidadosa porque todavía se encuentra en una fase inicial, concluyó la titular.

Luego le fue cedida la palabra a la directora general de Publicaciones y Fomento Editorial, maestra Socorro Venegas, quien antes de declarar inaugurados los trabajos de la Jornada señaló que para la realización de la FILUNI se convocó a diversos expositores, quienes a través de sus catálogos ofrecieron una variada oferta de libros técnicos, académicos y literarios para poder satisfacer las necesidades de la comunidad universitaria y el público en general.

“En el enorme trabajo que conlleva la organización de la feria se contó con el apoyo de un gran equipo, pero hay que señalar que en cada emisión siempre se cuenta con los componentes de la alegría, de que los libros van a encontrar a sus lectores. Todo ello enmarcado en el contexto de la libertad de expresión, la diversidad y la pluralidad”.

Enseguida, la doctora Ramírez Leyva presentó al escritor Alberto Ruy Sánchez para que abriera el programa de trabajo con la conferencia titulada “El expediente Anna Ajmátova y la libertad de expresión”, basada en su libro más reciente. Además, en su haber se contabilizan aproximadamente treinta libros de ensayo, poesía, cuento y novela. Ruy Sánchez también es editor y director de la revista Artes de México, que a lo largo de sus más de veinticinco años ha promovido y difundido la diversidad cultural de México, en todas sus expresiones creativas.

“El expediente Anna Ajmátova” es un libro que mezcla diversas maneras de narrar, y en este el autor realiza una especie de biografía novelada de la poeta rusa Ana Ajmátova, quien fue castigada por el régimen estalinista pues se le prohibió la publicación de obra, entre otras cuestiones que afectaron su vida privada y literaria.

Debido a las características tan particulares para describir los acontecimientos narrados en esta obra, se le preguntó a Alberto Ruy cómo fue el proceso mediante el cual se documentó para poder recuperar toda la información contenida en el texto, así como su relación con las bibliotecas. A lo cual respondió, que gracias al apoyo de muchos bibliotecarios tuvo la oportunidad de convertir la experiencia de explorar las bibliotecas como una aventura entusiasta y útil. Por otro lado, en cuanto al nombre del libro dijo que hace referencia a los archivos y documentos contenidos en la obra.

“Todos los libros que he escrito están hechos a través de una profunda convivencia con los archivos, y es muy raro porque no soy historiador, pero estoy casado con una, y tampoco soy un escritor realista pues nada de lo que escribo está alejado de la poesía; en realidad soy más un poeta que un novelista”.

Añadió que sus libros son cosas raras porque son una especie de collage en el cual confluyen las voces más extrañas, con las cuales ha trabajado para hacer una composición, y mucho de ello proviene de los documentos que ha consultado en las bibliotecas.

También señaló que para él, el libro está vinculado a una primera experiencia oral, porque su papá le enseñó a leer los aspectos naturales del lugar desértico donde creció. De igual forma, considera a los libros como una especie de puertas que permiten ir hacia lo inesperado y lo afectivo; es decir, estima que están vinculados en tres dimensiones: la oral, la inesperada y la dimensión afectiva.

Por otro lado, Ruy Sánchez indicó que la aventura de explorar diversas bibliotecas tiene que ver con el hecho de que las censuras siempre tienen su caducidad; como ejemplo, se refirió a la experiencia que tuvo en una biblioteca en París, relativa al hecho de que se encontró con una sección denominada el infierno, que es parte de una de las características de la tradición de las bibliotecas francesas de contener cuestiones prohibidas para una época, pero que al paso del tiempo se tiende a liberar la información, ya sin la respectiva restricción.

“Anteriormente, se tendía a censurar los libros mediante el tachado de palabras, frases, párrafos o ciertos términos, pero por fortuna dichas prácticas fueron cambiando gradualmente. Es por ello que actualmente es muy importante explorar lo que está accesible en las bibliotecas y lo que no está abierto al público. Entonces, si uno es novelista existen otros recursos para recabar información, por ejemplo, hay que ir a la vida cotidiana y los afectos de las personas, y entrevistar a la gente para indagar más sobre lo que les interesa”.

Alberto Ruy dijo que, debido a la caída del régimen soviético, las bibliotecas rusas comenzaron a abrir sus archivos, lo cual dio la posibilidad de acceder a la información, hecho que representó un gran avance para la sociedad. De ahí que se pudo conocer que a Anna Ajmátova le prohibieron publicar, en primera instancia, y después escribir. Y no conforme con esto, la mantuvieron encerrada, asilada y vigilada, todo el tiempo por Vera, una agente de la policía secreta.

“El régimen de aquel entonces era tan autoritario que no le importaba que se supiera, pues era evidente que habían instalado un micrófono para poder escuchar todo lo que Anna decía. No obstante, de las adversas circunstancias y gracias a la habilidad de sus amistades que aprovechaban los momentos de visita para memorizar los extractos de los escritos de la poeta rusa, los cuales estaban contenidos en pequeños trozos de papel de cigarro, que luego eran quemados”.

El conferencista agregó que más tarde, cuando fueron publicados los escritos de Anna y se tuvo acceso a ellos, se pudo apreciar una gran soledad pues fue deportada y acusada injustamente de traición. A pesar de ello, no pudieron silenciar su voz, por el contrario, sorprendió a todos con su trabajo, especialmente con una de sus mayores obras Réquiem.

Cabe señalar que otro personaje que cobra importancia en la obra de Ruy Sánchez es la propia Vera, que arrepentida de todo el daño que le causó realiza una recopilación del material del espionaje a la que fue sometida Ajmátova, para contenerlo en un expediente; en un principio sólo contenía el material policíaco, lo cual la llevo a ser castigada, pero después incluyó otros documentos que ampliaron el expediente.

En el orden de participaciones del programa de la Jornada, a continuación se presentó a los integrantes de la primera mesa redonda titulada “El desarrollo de colecciones, la lectura y el pensamiento crítico frente a la inteligencia artificial”. En esta, el primer conferencista, el doctor Sergio López Ruelas, coordinador de bibliotecas de la Universidad de Guadalajara, señaló que ha consultado a varios autores, los cuales concuerdan en que falta mucho por explorar en torno a la llamada inteligencia artificial (IA). Pero indicó que, en términos concretos, en este siglo XXI las bibliotecas han manifestado cambios en sus modelos, fundamentalmente de gestión, y que al ser apoyados por la tecnología están impulsando nuevas formas de procesar y difundir la información.

“Nuestros usuarios cuentan -pero no de manera suficiente- con mejores elementos para desarrollar competencias y acceder oportunamente a la información, pero en este asunto todavía hay mucho por trabajar y la IA evidentemente obliga a ello. Por otro lado, hay que advertir que la tecnología, la información y la innovación son herramientas fundamentales en todo el desarrollo educativo, y estas fortalecen los modelos presencial y a distancia”.

En este sentido, agregó que dicha inteligencia ha pasado a ser una tecnología reservada a los especialistas, y de algún modo ha llegado para acompañar a los ciudadanos en su vida cotidiana. Pues ya existen diversas bibliotecas que utilizan las herramientas propias de la inteligencia artificial, son demasiadas y abordan todos los procesos y servicios que ofrecen las bibliotecas, entre algunas de ellas se encuentran los repositorios y las bases de datos.

Por último, indicó que se requieren grandes insumos para procesar la IA, y si no se cuenta con ellos pueden surgir diversos problemas, pues es necesario controlar de forma adecuada su desarrollo. De igual forma, dijo que los especialistas en la materia han señalado que no hay que perder de vista que la brecha digital podría acrecentarse cada vez más, al igual que la desinformación, las respuestas falsas y la falta de fuentes de consulta confiables

En su oportunidad, la doctora Soo Young Rieh, de la Universidad de Texas, se refirió a los implementos que se han desarrollado en su universidad. El primero tiene que ver con una página web que les permite a los alumnos realizar diversas búsquedas de información, las cuales involucran procesos de comprensión y juicios relevantes, y que al igual que en otras bibliotecas académicas también se puede guardar la información consultada, pero la idea es ir más allá con la búsqueda, que sirva como una herramienta enfocada al aprendizaje, es decir; que cuando las personas intenten aprender algo se enfoquen en los resultados de las búsquedas y al leerlos tienen que ser capaces de comprenderlos.

En segundo término, indicó que en el campo bibliotecario se ha invertido mucho tiempo en apoyar a los usuarios para que sepan usar críticamente la información, y en adiestrarlos en la alfabetización informacional, pero el problema es que ha habido muy poca integración con la instrucción sobre alfabetización y los sistemas de búsqueda.

“La propuesta que hemos trabajado en mi universidad es la de re-conceptualizar la búsqueda académica como un proceso de aprendizaje humano, esto significa que vamos a tratar de capturar las acciones de búsqueda que están ocurriendo, mientras la gente las realiza, y tratar de hacer una mejor conexión entre los procesos de aprendizaje y las conductas de la búsqueda”.

Añadió que, a la larga, el núcleo de esta línea de investigación pretende diseñar un sistema para promover los resultados de aprendizaje y mejorar sus experiencias del mismo en dichas búsquedas.

“Así que, hoy quiero presentarles un concepto que he denominado acciones de alfabetización en la información, que ya se realizan, porque los usuarios están comparando múltiples fuentes de información y la están clasificando, pero también están evaluando la credibilidad y calidad de la información; pero lo que finalmente están haciendo es integrar múltiples fuentes de información para que puedan sintetizar más contenido. En este sentido, la siguiente cuestión es cómo integramos realmente estas cuestiones en el diseño de sistemas”.

Por último, la doctora Soo Young Rieh indicó que su universidad también desarrolló una herramienta visual interactiva para ayudar a la gente a convertirse en pensadores críticos y más creativos, mediante acciones de alfabetización en la información, para que al momento de analizar los resultados de las búsquedas también se puedan introducir palabras clave de los resultados y organizar ideas inspiradas en los resultados de las búsquedas.

En cuanto a la intervención del doctor David Woken, vicepresidente de SALALM, él comentó que en estos momentos se habla mucho de la inteligencia artificial debido a que es un tema relativamente nuevo, pero hay que tratarlo con mucho cuidado porque existe mucha especulación al respecto, porque en el mercado electrónico existen muchos autores que tratan el tema, pero no todos son confiables.

“Es por ello que, ante la IA, en las bibliotecas se cuenta con especialistas en la información, lo cual permite que la selección del material sea lo más verificable posible”.

En ese sentido, dijo que dichos profesionales realizan el desarrollo de las colecciones de forma muy profesional, y de esta forma se puede evitar que no llegue a los sistemas bibliotecarios material falso o de dudosa calidad, y quizá esto no resulte tan problemático pues para ello se cuentan con sistemas automatizados para el desarrollo de las colecciones y catálogos electrónicos, así como la evaluación de expertos en la compra de los libros.

“Lo más difícil radica en la parte de la alfabetización informacional, porque las bibliotecas invierten gran parte del tiempo en educar a los usuarios para que sepan reconocer la información y las fuentes más confiables, porque somos los responsables de usar las herramientas de búsqueda de información”.

Finalmente, señaló que los bibliotecarios no tienen otra opción más que involucrarse en el tema de la IA debido a que los usuarios ya la están utilizando, y para ello se están desarrollando ejercicios para que los estudiantes aprendan a usar este tipo de herramienta, y cómo aplicar su pensamiento crítico.

Por último, se presentó la doctora Silvana Grazia Temesio, de la Universidad de la República de Uruguay, quien indicó que los aspectos tecnológicos desde hace mucho acompañan a la sociedad y progresivamente se ha ido adaptando a cada uno de ellos, pero ahora con la IA se ve obligada a hacer un alto para analizar todos los aspectos que la involucran, porque se trata de herramientas con un alto grado de complejidad.

“Más allá de esto, hay que centrarnos en el tema de la accesibilidad porque es un aspecto muy importante para tratar el tema de la educación para toda la comunidad en nuestras bibliotecas, así como la inclusión. En este sentido, la tecnología nos da la posibilidad de ofrecer recursos digitales accesibles, por ejemplo, para los usuarios con diversas discapacidades físicas, lo cual representa una gran responsabilidad para las bibliotecas universitarias.”

Para finalizar, indicó que en este camino hacia la educación superior virtual inclusiva para la región latinoamericana hay muchos caminos andados, y por su parte las bibliotecas universitarias pueden hacer mucho en colaboración con el apoyo de la IA.

“Otro aspecto que se debe tener en cuenta se refiere a los datos abiertos en las aulas, pues actualmente se tiene la posibilidad de compartir nuestros metadatos; en este sentido, podemos salvar las fronteras institucionales, sobre todo en lo que se refiere a los recursos patrimoniales con el uso de los datos semánticos abiertos enlazados, por ejemplo, si tenemos la información de la obra de algún autor en una biblioteca; en otra podemos tener una versión revisada, y con ello los datos enlazados.”

En su oportunidad, el doctor Albert A. Palacios, coordinador de investigaciones digitales de la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson, de la Universidad de Texas, durante su participación en la mesa redonda titulada “Diálogo entre fondos antiguos y nuevas tecnologías”, habló del proyecto “Primeros libros en las Américas y las redes de publicación en México”, el cual busca reunir de forma digital estos primeros libros en las Américas. Al respecto dijo que esta colección se distingue porque ofrece fuentes primarias para el estudio de la sociedad indígena y novohispana desarrolladas en el siglo XVI, entre las que destacan manuales, diccionarios y gramáticas, entre otros más. Se trata de un proyecto en el que colaboran más de treinta instituciones de países como: Estados Unidos, Perú, México, España, entre otros países.

“Más allá de ser un repositorio, se busca integrar una comunidad interesada en estos materiales, así como la integración de un programa académico donde los investigadores comparten su trabajo y que por su parte la comunidad se mantenga informada a través del portal de noticias. Además, nuestro repositorio es de acceso abierto y los usuarios pueden descargar una diversidad de formatos, o si lo prefieren puede trabajar en el sitio con la posibilidad de poder manipular las imágenes contenidas en él, mediante el apoyo de modernas herramientas”.

El especialista añadió que el proyecto también ha recibido el apoyo de entidades privadas, lo cual les permitirá desarrollar herramientas de inteligencia artificial para poder identificar y extraer texto del archivo y facilitar el trabajo de la comunidad usuaria. Advirtió que en un principio el enfoque era crear modelos para poder transcribir automáticamente los manuscritos del siglo XVI, y que los modelos estuvieran enfocados en este tipo de libros, para lo cual se crearon modelos en letra gótica, itálica y romana, con la finalidad de ofrecer una transcripción adecuada.

Por último, señaló que antes de que la inteligencia artificial estuviera al nivel que ahora se encuentra, los procesos para identificar la censura en los libros se construían de forma manual; pero ahora, con el proyecto de los primeros libros, con el uso de las avanzadas tecnologías y con todos los datos contenidos en los textos se tuvo la oportunidad de visualizar las redes políticas, sociales, familiares y académicas entre otras más, encontradas en los mismos, así como la identificación de un mayor número de personas encontradas en los primeros textos, lo cual significa la reducción de tiempos y procesos, que se traduce en la oferta de un mayor número de referencias, con la intención de que los usuarios puedan reusar dicha información.

Por su parte, la maestra Mercedes I. Salomón Salazar, de la Biblioteca Histórica José María Lafragua, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, durante su presentación titulada “Interrelación entre los proyectos digitales Primeros libros de las Américas y el Catálogo Colectivo de Marcas de Fuego”, indicó que retomó el proyecto del doctor Albert A. Palacios y lo vinculó al catálogo digital, producto de muchos años de trabajo, pues prácticamente ambos proyectos nacieron simultáneamente, pero cada uno con sus objetivos y líneas de investigación diferentes.

“En 2009 se firmó por primera vez un convenio de colaboración con las bibliotecas mexicanas Lafragua y la Palafoxiana, y después de doce años de estar en línea ya hemos logrado reunir 132 ediciones con un total de 125 ejemplares publicados. Se redujo un poco el número porque antes teníamos más libros, debido a que se realizó una actualización al sitio web, pero se cuenta con más ejemplares digitalizados que se subirán poco a poco porque el proceso de digitalización de este tipo de material antiguo es complejo”

Añadió, que a mediano plazo se quiere llegar a la meta de 321 ejemplares y en un futuro a 411, a reserva de que se empiecen a incluir ya más ejemplares de Perú, pues como se mencionó ya se tienen nuevos vínculos con ese país.

“Uno de los aspectos interesantes de este proyecto es que buscábamos poner todos los ejemplares digitalizados que existían de una misma edición, pues permite hacer comparativos, especialmente cuando tienes la oportunidad de vincularlos mediante una herramienta digital, para después tenerlos en línea y poder visualizar los ejemplares que sobrevivieron del periodo colonial.”

Posteriormente, la especialista procedió a mostrar las diversas marcas de fuego contenidas en sus catálogos.

Reseña realizada por: María del Rosario Rodríguez León