67 aniversario de la Biblioteca Central de la UNAM

*La BC garantiza y ofrece desde sus bases fundacionales el acceso igualitario e inclusivo a la información.

*Las bibliotecas favorecen el encuentro con la información para que se genere el saber, el desarrollo, la investigación y el disfrute.

El video de esta actividad se encuentra disponible en Facebook en:

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Desde 1956, y a lo largo de todo este tiempo, la Biblioteca Central (BC) ha realizado diversas actividades académicas y culturales para celebrar sus aniversarios. Y en esta ocasión se organizaron tres actividades para el festejo de su 67 aniversario, una enfocada a un trabajo de restauración del ónix de la cancelería de la sala de literatura, otra consistente en un conversatorio y una exposición fotográfica, como lo indicó en unas sucintas palabras de inauguración la directora general de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información de la UNAM, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, durante la presentación de dichos trabajos. Asimismo, advirtió que el propio arquitecto y pintor Juan O’Gorman llevó a cabo la recolección de las piedras de colores para la creación del mural “Representación Histórica de la Cultura”, el cual reviste los cuatro costados de la Biblioteca Central, debido a que era muy exigente y meticuloso en su trabajo, razón por la cual hasta la fecha esta emblemática obra de Ciudad Universitaria sólo ha requerido un par de restauraciones menores.

“Pero esta vanguardista creación arquitectónica también fue pensada para que las comunidades contaran con espacios abiertos y áreas verdes, ambientes adecuados para la lectura y una iluminación natural filtrada a través de las láminas de ónix montadas en la cancelería de las salas de consulta y lectura”.

La funcionaria aprovechó la ocasión para agradecer el trabajo que ha realizado todo el personal en su conjunto y el esfuerzo que ha realizado durante todos estos años para que la BC continúe de forma progresiva con su transformación y evolución. Muestra de ello, es que hoy en día se trabaja en la instalación de un “aula del futuro” para que la comunidad usuaria pueda desarrollar su creatividad innovadora con la ayuda de nuevas tecnologías, así como en un “aula colaborativa”.

“Porque sabemos que actualmente es la tendencia didáctica y pedagógica de la enseñanza-aprendizaje, y justamente las bibliotecas favorecen el encuentro con la información para que se genere el saber, el desarrollo, la investigación, el conocimiento y el disfrute a lo largo de la vida”.

En su oportunidad, como parte de este acto inaugural, la subdirectora de Servicios Bibliotecarios de la BC, doctora Verónica Soria Ramírez, dijo que hace 67 años –un cinco de abril- la biblioteca inició sus servicios, y más tarde se convirtió en un referente y un espacio que cuenta historias del pasado, que sustenta las bases de nuestra modernidad, y que actualmente es una biblioteca universitaria que se proyecta como un sistema dinámico y un centro de servicios y recursos de información.

“Nuestra biblioteca garantiza y ofrece desde sus bases fundacionales el acceso igualitario e inclusivo a la información, y busca a través de sus servicios la creación de espacios de integración cultural, social y de aprendizaje, además de contribuir a la formación de las universitarias y los universitarios para que puedan desenvolverse de forma profesional en nuestra sociedad y en este mundo globalizado”.

En este sentido, destacó que ahora se cuenta con una aplicación donde los usuarios pueden consultar los acervos desde cualquier punto donde se encuentren, debido a que la BC favorece todos y cada uno de los proyectos educativos, profesionales y personales de todos los integrantes de la comunidad de usuarios que han pasado por sus instalaciones y los que aún no lo han hecho, concluyó.

Posteriormente, fue presentada la directora general de la empresa Sackbe, maestra Virginia Arroyo Rodríguez, quien señaló en su conferencia titulada “Ónix vs. Ónix” que su equipo de trabajo fue seleccionado para llevar a cabo un diagnóstico y un proyecto para determinar el deterioro de las láminas de ónix montadas en la cancelería de las instalaciones de la Biblioteca Central y de la Rectoría de la UNAM, de ahí el título de su conferencia, porque en ambos edificios fueron utilizados los mismos materiales.

Indicó que en el caso de la Biblioteca Central se determinó que las placas de ónix tenían oxidación debido a una degradación natural causada por la intemperie y también porque el material contiene minerales de óxido, aunado a que la superficie estaba un tanto rugosa, lo que contribuye a más captación de agua y por lo tanto al deterioro.

“Por lo que corresponde al metal de la cancelería también había oxidación, pero en términos generales estaba en buenas condiciones, porque resulta que la cancelería –que son perfiles huecos- en algún momento puede captar agua y mantenerla causando una oxidación, y en casos extremos herrumbre”.

En cuanto al procedimiento de la intervención, la maestra Virginia Arroyo dijo que se determinó que fueran desmontadas todas las placas de las salas de consulta y lectura para que fueran trabajadas en el taller de pulido, porque el sistema permite que se desatornillen y desmonten las láminas de ónix, con su correspondiente clasificación y numeración de los tableros y filas para que cada placa fuera colocada nuevamente en el mismo lugar.

“Se decidió pulir las tabletas de ónix para poder quitar la capa rugosa que provoca el deterioro, porque por lo demás se encontraban en buen estado, a excepción del cambio de unas cuantas placas de ónix, unas porque presentaban fracturas y otras porque tenían un material diferente”.

También, mencionó que en el caso de los tableros de lo que actualmente es un auditorio de la Rectoría, se tuvieron que reponer dos segmentos porque las láminas de ónix estaban fracturadas y las piezas de acero presentaban una corrosión muy importante, lo cual provocó desplazamiento por fatiga de los materiales.

“Prácticamente el acero era inexistente por la condición de herrumbre, lo cual podría provocar el colapso de los tableros y del ónix que los contiene, poniendo en riesgo el sistema portante de dichas placas, las cuales cada una mide 60 por 40 centímetros, con un peso aproximado de 16 kilogramos. En este sentido, si cada línea pesa 80 kilos y existen 12 líneas sobre las ventanas y dos más por debajo de ellas, entonces de las 12 líneas superiores obtenemos un peso aproximado de 960 kilogramos.

En este sentido, explicó que en los tres metros de longitud de cada panel no se tiene ningún elemento que de una rigidez a los ángulos, y esos 80 kilos de cada liada van transmitiendo carga a las inferiores, que a su vez, transmiten aplastamiento a las piezas de mayor concentración de fractura y fatiga logrando la fractura de las placas de ónix por el exceso de carga.

Por lo tanto, la arquitecta Arroyo dijo que a diferencia de la estructura de Rectoría, en la Biblioteca Central las placas de ónix son más pequeñas, miden 40 por 40 centímetros y pesan como 12 kilos, y los cuadrados de los marcos son sólidos lo cual genera una estructura que da mucha más capacidad de carga y trabajo armónico.

Para finalizar, señaló que no se trata de hacer comparaciones, sino de explicar las características de ambas obras y los motivos que generaron el daño en la obra de Rectoría y su consecuente restauración.

Al continuar con el programa, la segunda actividad conmemorativa consistió en un conversatorio en torno al libro “El Cantar de los Cantares de Salomón”, traducido del hebreo por el Dr. Jesús Díaz de León en la imprenta de J. Trinidad Pedroza, de Aguascalientes, en1891, a cargo de la maestra Elvia Carreño Velázquez, del Instituto de Investigaciones Filológicas, y del doctor Daniel De Lira Luna, del Comité Mexicano Memoria del Mundo, de la UNESCO.

En principio, se mencionó que se trata de un libro muy importante gracias a su autor, pero sobre todo por lo que sembró en la cultura mexicana, y, como es sabido, se trata de una traducción directa del hebreo; pero, además de eso al griego, al latín y de ahí al alemán, al francés, al inglés y al español, y que al contener una justificación filológica pone en alto el conocimiento de las letras clásicas, incluyendo en ellas el hebreo, el griego y el latín.

Otra cuestión a destacar, es que el doctor Jesús de León era muy aficionado a la imprenta y esto le brindó la oportunidad de poder publicar sus ensayos etimológicos y sus obras, primero en su periódico “El Instructor” y luego como libros, porque era una manera de poder llegar a todo el público. No sin mencionar que fue miembro de varias academias y sociedades científicas y literarias de México y otros países, porque era un hombre con una gran preparación -llevada a la práctica, en los ambientes universitarios-, y dotado con una gran capacidad pedagógica, que lo llevó a producir textos para la instrucción pública.

Un aspecto más que resaltaron los conferencistas fue el calificativo que ha merecido el libro en sí mismo, porque es considerado como uno de los más grandes y hermosos poemas, procedente de una cultura milenaria, y en este sentido la Biblioteca Central es muy afortunada de contar con dos ejemplares.

“En algún momento, Díaz de León tuvo que salir en defensa de esta obra porque la habían calificado como impúdica, porque habla de la relación en el matrimonio; y como contrapeso él señaló que no podía ser que esta joya de la literatura hebrea -en su original- fuera censurada, pues es una de las más bellas flores de la poesía oriental y un himno conyugal, estructurada en ocho cantos”.

En este sentido, comentaron ambos ponentes que “El Cantar de los Cantares de Salomón” es una obra poética y un estudio filológico en la cual Díaz de León hace una comparación en siete idiomas de dicho himno conyugal y explica el significado de las palabras y su evolución a nuestro idioma español. Y cuyo eje central son las comparaciones poéticas donde una pareja de pastores se habla el uno al otro, expresando su amor con las frases más simples.

De ahí que, el Comité Mexicano de Memoria del Mundo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incluyó la obra de Jesús Díaz de León en su registro.

Por último, se procedió a la inauguración de la exposición fotográfica “67 años: Biblioteca Central UNAM, retrospectiva”, donde se muestran imágenes con diversos aspectos laborales de la Biblioteca Central y actividades culturales que se realizaron en los alrededores de este recinto bibliotecario.

Reseña informativa: María del Rosario Rodríguez León

Fotos: Julio Zetter Leal