*La inclusión de la discapacidad es condición esencial del respeto y los derechos humanos.

*Un pilar fundamental en la misión de la Universidad es coadyuvar a la formación integral de la comunidad universitaria y en este sentido se trabaja para tener un sistema bibliotecario moderno e inclusivo.

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“La entidad bibliotecaria universitaria no se centra solamente en la parte del acceso a la información, su alcance también tiene que ver con la modernización de sus espacios, sus colecciones y los servicios que presta, entre otras cuestiones que están relacionadas con una mejor accesibilidad a las unidades de información”, indicó la titular de la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, durante la presentación del II Foro Virtual Bibliotecas Accesibles e Inclusivas para Personas con Discapacidad: “Espacios de encuentro e interacción de la diversidad cultural de comunidades académicas”.

Añadió que esta segunda emisión se orientó a conocer nuevas experiencias y tendencias relativas a los temas acordes a las características de la comunidad de las personas con discapacidad, y recordó el valor que le confirió la UNESCO a las bibliotecas públicas mediante un manifiesto publicado en 1949, en donde se destaca el apoyo que brindan a la escuela, aunado a su función como promotoras del gusto por la lectura entre la población infantil.

De esta forma, indicó la funcionaria, recientemente la IFLA y la misma UNESCO emitieron una nueva declaración en torno a la biblioteca, donde se señala que se debe prestar el servicio sobre la base de igualdad del acceso para todas las personas y los usuarios que por alguna razón no puedan hacer uso de los materiales tradicionales.

“Por eso, es importante difundir todos los tratados que tengan relación con este tema, como el Tratado de Marrakech, el cual tiene el objetivo de facilitar el acceso a las obras publicadas para las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso, y buscar alternativas que ayuden al acceso a la información para que tengan las mismas oportunidades. Porque dichas acciones forman parte del programa de trabajo de la administración central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)”.

En este sentido, al declarar inaugurados los trabajos del foro, la secretaria de Desarrollo Institucional, doctora Patricia Dávila Aranda especificó que uno de los principales compromisos de la UNAM es formar individuos íntegros, capaces de ejercer su libertad con respeto a las diferencias ideológicas, la capacidad, la diversidad y con libertad de preferencia sexual.

También, dijo que se aspira a que la comunidad universitaria sea reflexiva y propositiva, y que en su desempeño profesional demuestre su compromiso social hacia sus semejantes.

“En concordancia con esto, el foro es un ejemplo de las acciones que realiza la Universidad para contribuir a la educación inclusiva en la que cabemos todos, al fomentar y promover la igualdad de oportunidades para el ejercicio de nuestros derechos, en particular el derecho fundamental del acceso a la información, el cual está establecido en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Naciones Unidas, y otros tratados suscritos por nuestro país en materia de derechos humanos.

Especificó que un pilar fundamental en la misión de la Universidad es coadyuvar a la formación integral de la comunidad universitaria, y en este sentido se trabaja para tener un sistema bibliotecario moderno, actualizado y vanguardista, al cual tengan acceso todos los miembros de su colectividad.

Para concluir, indicó que los integrantes de las diversas áreas universitarias, las instituciones educativas, las entidades gubernamentales, las organizaciones de la sociedad civil y las personas con discapacidad, en su conjunto comparten sus conocimientos y sin duda contribuirán a cumplir con el objetivo de consolidar un espacio de encuentro, discusión e interacción entre la comunidad usuaria de los servicios bibliotecarios accesibles e inclusivos.

Por su parte, el maestro Luis Raúl González Pérez, coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos, señaló que en las bibliotecas confluye la vigencia de múltiples derechos humanos sustentados en los derechos de igualdad y no discriminación, los cuales son principio universal del derecho de acceso a la información, la educación y de la libertad de expresión, entre otros campos.

“La inclusión tiene muchas facetas y alcances. En este caso nos referimos a los usuarios de los servicios bibliotecarios y a una población en la que se ha centrado el seminario que hoy nos convoca, que son personas con discapacidad. También hay otros grupos poblacionales que requieren atención prioritaria debido a la falta de oportunidades para acceder a la educación y a los recursos digitales, cuyas necesidades y condiciones específicas deben ser consideradas en el diseño y operación de las bibliotecas, para que puedan aspirar a ser espacios accesibles e inclusivos”.

En este sentido, afirmó que la accesibilidad y la inclusión no sólo deben contemplar las cuestiones físicas o la salud de las personas, porque probablemente la mayor exclusión se da por condiciones económicas, sociales, educativas, ideológicas, étnicas y de nacionalidad o de género.

Consideró que los espacios bibliotecarios deben contar con condiciones que permitan a las personas que tienen problemas de movilidad acceder a sus instalaciones. También es necesario que los contenidos que integran en su interior las bibliotecas busquen la pluralidad, la tolerancia, la inclusión y la diversidad, partiendo de un respeto elemental y básico a los derechos humanos, concluyó.

En su oportunidad, el maestro Alfredo Avendaño Arenaza, director general de Bibliotecas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, indicó que hoy en día las bibliotecas tienen un reto importante al brindar espacios para que la gente pueda acceder a la información, pues es necesario trazar estrategias que tengan la finalidad de incluir una mejora continua en los servicios bibliotecarios.

“Ahora se tiene la oportunidad histórica de convertir a las bibliotecas en recintos de igualdad y equidad, porque el conocimiento debe estar al alcance de cualquier usuario, sin importar el hecho de que no vea, no escuche, o que no pueda manipular textos. En este sentido, existen tres protagonistas en el espacio bibliotecario democrático: el libro, el lector y el bibliotecario, lo cual implica que estos tres elementos deben de estar en plena armonía para lograr el cometido de nuestros servicios”.

Por último, la doctora Verónica Soria Ramírez, subdirectora de Servicios Bibliotecarios de la Biblioteca Central, mencionó que cada 3 de diciembre, en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, se busca concientizar y promover el desarrollo y el bienestar de todas las personas con discapacidad, así como visibilizar la vulnerabilidad de estas comunidades en todos los aspectos de la vida.

“La inclusión de la discapacidad es condición esencial del respeto y los derechos humanos. Es por ello que en este foro virtual se escucharán soluciones transformadoras e innovadoras desde la biblioteca, la arquitectura y la edición, para cumplir con la promesa de no dejar a nadie atrás, establecida en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible”.

Posterior a la inauguración del foro, se presentó el doctor Máximo Román Domínguez, de la Biblioteca Nacional de México, con la conferencia inaugural titulada “El Tratado de Marrakech y las bibliotecas como entidades autorizadas para generar versiones accesibles para personas con discapacidad”, en la cual señaló que el Tratado de Marrakech (TM) es una herramienta para hacer valer los derechos que están contenidos en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), enmarcado en el contexto del derecho autoral internacional y con la misión humanista centrada en las limitaciones y excepciones para personas con discapacidad.

Aclaró que dichas limitaciones tienen la finalidad de mantener un equilibrio apropiado entre los intereses de los titulares del derecho y los usuarios de contenidos protegidos, es decir, en los casos en los que las obras protegidas puedan ser utilizadas sin autorización del titular de los derechos de autor.

En este sentido, el conferencista habló de los aportes del TM, consistentes en: visibilizar los derechos humanos establecidos en la Convención; que las bibliotecas, como las principales entidades, están autorizadas y facultadas para coleccionar y compartir sin ánimo de lucro ejemplares en formato accesible; que el Tratado no sólo atiende a las personas con discapacidades visuales, pues ha ampliado su red de beneficiarios a las personas con discapacidad motriz e intelectual, entre otras discapacidades; que las bibliotecas cuenten con diversos formatos accesibles, con la posibilidad de adecuarlos a las diversas categorías de usuarios, y el último punto se refiere al intercambio transfronterizo, considerado el eje principal, porque se trata de crear un catálogo nacional que permita intercambiar obras con otros países y dentro del contexto nacional para que se puedan reutilizar los formatos accesibles.

“Por otro lado, entre los desafíos que se tiene para la implementación de dichas acciones se encuentra la baja participación de las bibliotecas y los bibliotecarios, y que se puedan ampliar las entidades autorizadas y los beneficiarios para poder construir una red de colaboración entre las bibliotecas”.

El conferencista también se refirió al caso concreto de la Biblioteca Nacional (BN), porque dijo que es la entidad responsable del depósito legal, debido a que de todas las obras que se editan en el país, se le hace entrega de una copia a la biblioteca, porque es la encargada de su recopilación, integración, almacenamiento, custodia y conservación de toda obra cuyo contenido sea educativo, cultural, científico, técnico o de esparcimiento, en formato impreso y analógico, tanto del sector público como del privado.

“Una de nuestras tareas fundamentales consiste en integrar en nuestros catálogos las colecciones de material accesible, indicando qué tipo obras son de dominio público, de licencias Creative Commons o las llamadas obras huérfanas. Y se recomienda que las universidades y centros educativos universitarios revisen sus procesos editoriales para que, en el momento en que se hace la entrega de las obras a la BN, se tenga la posibilidad de transformarlas a una gran variedad de formatos más accesibles para las personas con discapacidad”.

Posteriormente se presentaron destacados ponentes de la mesa redonda denominada “La lectura desde las miradas y sentidos de personas con discapacidad”, en la cual se tuvo la oportunidad de conocer las experiencias de lectoras con discapacidad visual, dotadas con unas historias de vida admirables porque han superado muchas limitaciones para acceder a la información, y han enfocado su potencial humano en favor de muchas personas con este tipo de problemas, mediante el uso de la tecnología para poder hacerles llegar lecturas a través del oído y diversas cuestiones sensoriales, como es el caso de la escritora española Paqui Ayllón García.

En el caso de la licenciada Ena Aguilar Serra, después de realizar una lectura en braille, enfocó su presentación en la Ley de Personas con Discapacidad, la cual hace referencia a: la visualización de los textos, el Sistema de Escritura Braille, la comunicación táctil, los dispositivos multimedia escritos o auditivos de fácil acceso, los formatos aumentativos o alternativos de comunicación, y los entornos gráficos virtuales considerados como vehículos y soporte del pensamiento, que están modificando las prácticas lectoras y haciendo posible la accesibilidad de la información mediante lectores de pantalla como el NVDA, el JAWS y WINDOWS para las computadoras y el TalkBack y el VoiceOver para los teléfonos celulares, entre otros dispositivos.

“Esta ley también señala que el Sistema Nacional de Bibliotecas y las salas de lectura contarán con equipos de cómputo, con tecnología adaptada, e impresión en braille, con ampliadores y lectores de texto, y demás innovaciones tecnológicas que permitan su uso a las personas con discapacidad”.

Finalmente dijo que, de acuerdo a su experiencia personal, leer en braille le abrió las puertas a la información y a la cultura.

Por lo que corresponde a la doctora Itzel Moreno Vite, el maestro César Ernesto Escobedo Delgado y el doctor Roger Lineire Prestes, hablaron de un proyecto colaborativo dirigido a la profesionalización de las personas sordas titulado “Formación académica del profesorado e intérpretes en la enseñanza de la lengua de señas en educación superior: caso de estudio de política lingüística para personas sordas Brasil-México”.

Cabe señalar que en esta presentación se contó con apoyo de personas que utilizaron simultáneamente la lengua de señas, la interpretación a voz y la descripción física, esta última a cargo del doctor Roger Lineire, quien se describió físicamente para que las personas con discapacidad visual pudieran conocerlo de alguna forma.

En este sentido, Roger Lineire se refirió a la importancia que tienen los programas de formación de intérpretes dentro del ámbito académico, porque dichos programas están respaldados por muchos años de estudio e investigación por parte de las instituciones universitarias, las cuales invitan a las personas a seguirse formando continuamente a lo largo de sus vidas; por ejemplo, en Brasil se hacen cursos de formación académica de aproximadamente dos años y medio de duración, bajo la estructura de una temática variada de estudios lingüísticos, políticos y sociales.

El especialista, también indicó que los cursos de interpretación para personas sordas se han ido trabajando poco a poco para que los interesados puedan adquirir experiencia gradualmente, como en el caso de México, donde se tienen el objetivo de apoyar a la enseñanza de la lengua de señas, la capacitación de los profesores sordos para la docencia en el área lingüística, y para que puedan conocer la política lingüística relativa a la legislación de la Declaración de los Derechos Lingüísticos.

“Se pretende promover el talento sordo mediante el impulso de proyectos de acceso a la educación superior, a través de la colaboración nacional e internacional”.

En lo concerniente a la conferencia magistral titulada “Trinomio de accesibilidad, elemento clave para la inclusión” el licenciado Omar Martínez Morales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, habló sobre la conceptualización de productos y servicios en torno a la discapacidad, la cual contiene términos como: la accesibilidad, entendida como el grado en el que cualquier ser humano, más allá de su condición física, pueda acceder a alguna cosa; la usabilidad, que está vinculada a la posibilidad de aprovechar el potencial de un objeto, y la franqueabilidad, término que hace referencia a la apertura de una senda, o el acceso de un producto, -que en el caso bibliotecario es un elemento fundamental que se refiere al acceso a sus instalaciones-, entre otros términos más, que sirvieron como introducción para poder explicar los conceptos de integración y exclusión.

“Es un tema muy debatido en diversos estratos porque a veces confundimos los términos y pensamos que somos inclusivos cuando en realidad somos integradores, pues la integración se refiere al acto de unir o entrelazar partes para que formen parte de un todo. Y en el caso de la inclusión, está relacionada con la tendencia o política de incluir a todas las personas en la sociedad, con el objetivo de que estas puedan participar en ella y beneficiarse de este proceso”.

Advirtió que la palabra participar resulta clave, ya que se tiene que lograr que las personas con discapacidad no sólo pueda ingresar a los espacios bibliotecarios, es necesario que también puedan participar en todas las actividades que se realicen en ellas.

Por último, el licenciado Omar Martínez se refirió al trinomio de accesibilidad, el cual definió como un conjunto de tres elementos, que ligados entre sí componen un resultado que deriva en un cúmulo de procesos que son necesarios para considerar que un desarrollo es accesible, con la intención de que la experiencia del usuario final sea satisfactoria.

“Dicho trinomio está compuesto por el usuario, quien es la persona para la cual se ha desarrollado el producto o servicio; el desarrollador, quien es la entidad pública o privada que genera algún servicio, producto o desarrollo tecnológico, y por el desarrollo, el cual está concebido o adaptado con criterios de accesibilidad para que cualquier tipo de persona pueda acceder o pueda hacer uso de este, generando así un proceso de inclusión bajo ciertas condiciones”.

Por otro lado, en lo concerniente a la mesa redonda denominada “Accesibilidad y diseño universal en la planeación e intervención de bibliotecas y otros espacios culturales”, se contó con la participación de la arquitecta Sara Villanueva Struck, para hablar sobre algunas consideraciones que hay que tomar en cuenta para brindar accesibilidad a las personas discapacitadas en los espacios físicos dentro y fuera de una biblioteca, como es el caso de la forma en que se desplaza alguien desde que sale de su casa, que puede ser mediante la ayuda de un bastón o una silla de ruedas, para lo cual es necesario contar con un trasporte accesible y adaptado con rampas.

“Después, cuando la persona logra llegar a las instalaciones de la biblioteca, si realmente se trata de una biblioteca inclusiva, esta debe contar con accesos adecuados, baños adaptados, pasillos amplios para que se pueda desplazar correctamente en la silla de ruedas, estantería con una altura más baja para que no se impida la consulta del material”.

Agregó que el mismo caso se aplicaría en el área de la recepción, porque por lo general hay que permanecer de pie frente al escritorio para poder hablar con algún bibliotecario, lo cual es difícil para alguien en silla de ruedas o de talla muy baja; por lo tanto, también se requiere contar con mobiliario adecuado, porque de lo contrario se crea una gran desigualdad.

En el caso de las personas ciegas, dijo que es necesario tomar en cuenta que se deben tener las condiciones adecuadas para que puedan acceder a la biblioteca en compañía de su perro guía, sin que nadie intente tocar o distraer al perro pues está entrenado para conducir a su dueño de forma segura; y en caso de requerir equipo de cómputo, que cuente con los implementos adecuados para su consulta.

“Pero si se trata de un individuo con problemas de sordera, lo mejor sería contar con personal que pudiera atenderlos mediante la lengua de señas, y así poderlos ayudar a encontrar el material que pudieran requerir”.

En su momento, la arquitecta Josefina Ocampo, de la Universidad San Pablo Tucumán, Argentina, se refirió a las bibliotecas que han incorporado algunos lineamientos de accesibilidad desde diferentes abordajes, como puede ser la adecuación de las instalaciones, la incorporación de nuevas tecnologías, libros en braille, audiolibros o la incorporación del mobiliario accesible. Otras bibliotecas más han incorporado la lengua de señas o brindado apoyo a personas con discapacidad motriz y la formación del recurso humano, entre otros aspectos, que si fueran enlistados se podría ver que las bibliotecas han abordado el tema de la accesibilidad de manera transversal para que todos los alumnos puedan acceder a la información.

Especificó que se ha diseñado un circuito mínimo accesible consistente en cuatro fases: acceder, circular, usar y comunicar, con la intención de que en las bibliotecas universitarias esté presente este circuito, no sólo en lo físico, sino también en el servicio que presta la biblioteca, para lo cual se han establecido todas las medidas necesarias mediante la construcción de rampas adecuadas, la adquisición de mobiliario tomando en cuenta las medidas antropométricas de una persona, con y sin discapacidad, para hacer posible que el diseño del mueble tenga incorporada la accesibilidad al considerar las diversas tallas de las personas.

“También debe pensarse en otros aspectos relacionados con el diseño del edificio de la biblioteca, como en el caso de contar con una gran cantidad de columnas que en algún momento podrían obstaculizar el acceso en silla de ruedas; así como la angostura de las puertas de acceso al inmueble, salas de lectura o sanitarios, la falta de señalética, una iluminación deficiente y la falta de bucles magnéticos para facilitar la accesibilidad para las personas sordas, entre otros factores necesarios en la cadena de accesibilidad”.

Por último, cabe señalar que en este espacio de encuentro e interacción entre la diversidad de comunidades académicas usuarias se tuvo la oportunidad de escuchar otras experiencias más, encaminadas a establecer servicios de información accesibles e inclusivos para personas con discapacidad. De igual manera, el evento académico fue enriquecido con un cine-debate, la presentación de cápsulas por parte de los patrocinadores del evento y algunos talleres que trataron temas de la adaptación y readaptación de la lectura fácil como una herramienta de inclusión social.

Reseña informativa: María del Rosario Rodríguez León