*El concepto de la biblioteca híbrida se enfoca en un tipo de biblioteca que tenga un acceso más humano, que se acerque a su comunidad y que se adapte, tanto a las circunstancias físicas como a las digitales.

Los trabajos de la IV Jornada Internacional de Bibliotecarios, que abordó el tema “Retos y oportunidades para la biblioteca universitaria en el entorno híbrido”, arrancaron con gran entusiasmo, como en las emisiones anteriores, pero en esta ocasión se percibió un ambiente de alegría por el reencuentro tras dos años de pandemia sanitaria. El evento se realizó en el marco de la “IV Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios”, cuyos trabajos en modalidad presencial también fueron interrumpidos por la pandemia pero ahora abrió sus puertas de esta forma en un ambiente festivo.

Fue así como la directora general de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, presentó al conferencista magistral Antonio Moreno Cañizares, director de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), para que dictara su ponencia titulada “El patrimonio bibliográfico y documental de la Universidad Complutense de Madrid: más de 25 años de historia”, no sin antes, agradecer a los titulares de las entidades que hicieron posible la realización de esta actividad colaborativa, entre las que se encuentran la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, el Consejo Nacional para Asuntos Bibliotecarios de las Instituciones de Educación Superior y el Colegio Nacional de Bibliotecarios.

Al entrar en materia, el conferencista habló de los proyectos realizados por su institución desde hace un poco más de 25 años, y de las diversas etapas del proceso de digitalización de sus colecciones contenidas en el patrimonio bibliográfico y documental de su biblioteca, el cual contiene varios millones de libros, más de 400 bases de datos y unos 130000 libros electrónicos. También habló del nuevo portal del Patrimonio Digital Complutense y del reciente proyecto de preservación a largo plazo.

 “Tenemos una gran variedad de tipología: manuscritos, incunables, códices, impresos, mapas, fotografías, publicaciones periódicas y archivos personales de científicos, artistas y literatos, entre otros documentos. De hecho, la colección de manuscritos es una de las más notables de España, alberga 11000 documentos, de ellos la biblioteca histórica contiene 6000 ejemplares”.

En lo relativo al primer proyecto denominado Dioscórides, dijo que este fue realizado mediante un convenio colaborativo con Glaxo-Wellcome, con la finalidad de digitalizar 3000 libros de la colección biomédica del fondo antiguo de la Biblioteca de la UCM, ubicado entre los siglos XV al XVIII, en acceso libre. Todo el saber médico de dichos siglos se encuentra en esta colección, que es una de las más representativas de esta especialidad.

El siguiente proyecto de cooperación fue firmado en 2006 con la empresa Google, para que se llevara a cabo la digitalización de toda la colección que se tiene en dominio público. Debido a la magnitud del proyecto fue realizado en tres etapas, con una duración aproximada de diez años, bajo la condicionante de que la institución educativa fuera propietaria de una copia y Google de otra.

Dijo que otro proyecto más fue firmado con la empresa ProQuest, relativo a la digitalización de unas 3000 tesis doctorales anteriores a 1990, puestas en la base de datos de la empresa y en el repositorio institucional de la biblioteca. También se han firmado otros proyectos menores con el banco Santander y con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, entre otras entidades.

En lo referente a la actualidad, señaló que se está trabajando en mejorar la difusión de sus colecciones; también, en un proyecto de unificación de las colecciones en una única plataforma, a través del nuevo portal “Patrimonio Digital Complutense”, encaminado a terminar con la dispersión que se tenía con el material bibliográfico, lo cual provocaba confusión entre los usuarios, pero que ahora facilita la recuperación de la información. Por último, señaló que en este 2022 se está trabajando en un plan de preservación a largo plazo.

“Lo que estamos haciendo ahora con la digitalización es crear un nuevo patrimonio digital, que también es necesario preservar, al cual tenemos que aplicar procedimientos tecnológicos de vanguardia para garantizar que lo que hoy es legible, y perfectamente reutilizable, lo será también en un futuro al garantizar su estabilidad a largo plazo”.

Posteriormente, los participantes de la primera mesa de trabajo titulada, “La función de la biblioteca universitaria en el entorno híbrido”, realizaron una revisión del desempeño y la capacidad de satisfacción de necesidades y requerimientos de información de los servicios bibliotecarios y documentales en el entorno híbrido.

Al respecto, el director de Servicios de Información y Bibliotecas de la Universidad de Chile, Rodrigo Donoso Vegas, señaló que su institución cuenta con un portal de repositorios latinoamericanos y otro de revistas chilenas, todo ello administrado desde la dirección, en el cual no sólo se trabaja con revistas. También se han centrado en su sitio web y en los sistemas de información.

Añadió que en lo relativo a la función de la biblioteca universitaria, enmarcada en el contexto híbrido, durante la pandemia trasladó sus actividades a un entorno virtual; no obstante, que no todos los agentes estaban preparados para ello, se tuvo que hacer porque de lo contrario se corría el riesgo de pasar desapercibidos.

“Para que se pueda interactuar entre el espacio físico y virtual el personal bibliotecario debía ser capaz de gestionar servicios en el entorno remoto y, para ello, es necesario invertir en aplicaciones tecnológicas, en colecciones, bases de datos y acceso a contenidos, entre otros aspectos. Además, no sólo se debe pensar en las colecciones de la biblioteca desde el punto de vista híbrido, también se debe trabajar en los aspectos dedicados a la inclusión”.

En su oportunidad, la directora del Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información de la Universidad de Costa Rica, Mónica Córdoba Guzmán, dijo que en su institución se ha priorizado la adquisición de material electrónico en un 97%, contra un 3% por ciento en formato impreso, con la finalidad de apoyar los programas sustantivos de la universidad y fomentar la creatividad y el fortalecimiento del quehacer científico.

Para el logro de estas tareas se ha desarrollado una serie de repositorios como el Repositorio del Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información (SIBDI-UCR), el cual incluye más de 15000 registros de informes de trabajos finales de grado y posgrado. De igual forma, se cuenta con el Repositorio Nacional Kímuk, que es una herramienta de acceso abierto que alberga aproximadamente 87000 documentos relativos a la producción académica y científica nacional, entre otras iniciativas como, el Repositorio Centroamericano de Patrimonio Cultural.

Por último, la funcionaria indicó que el trabajo desarrollado durante la pandemia intensificó el uso de las tecnologías de la información para el logro de la promoción de los productos y servicios bibliotecarios en las diversas redes sociales. En este sentido, se refirió a las campañas que fueron lanzadas en dicho período, entre las que se encuentra “Te damos la mano”, dirigida principalmente a los estudiantes de primer ingreso; las sesiones en vivo contenidas en Facebook; un servicio de chat en vivo con el personal bibliotecario; un curso de citación en APA online y un club de lectura, entre otras actividades educativas y culturales.

Para finalizar esta primera ronda, se presentó el director general de Bibliotecas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, doctor Alfredo Avendaño Arenaza, quien mencionó que durante el periodo de la pandemia las bibliotecas se tuvieron que reinventar porque el CONRICyT les cortó el presupuesto, pero por fortuna, su institución dio su apoyo total al duplicar el presupuesto, para que se pudieran cumplir las metas propuestas para el buen funcionamiento del Sistema Bibliotecario.

Aclaró, que a pesar de tener que trasladar las actividades bibliotecarias al entorno virtual durante el periodo de pandemia, se continuó con el desarrollo de sus proyectos, planes de trabajo y compromisos, por ejemplo, el mantenimiento de 131 bases de datos alojadas en una plataforma de acceso abierto; la coordinación de las 70 bibliotecas; el cuidado y mantenimiento del acervo bibliográfico y documental, entre otras acciones. Para ello, fue necesario poner todos los servidores en la nube, todos los protocolos de la administración central y la plataforma administrativa.

El maestro Alfredo Avendaño indicó que se ha trabajado en la biblioteca en tres estrategias: la creación de ALFIN, apoyado con videos; una estrategia integradora con 19 puntos de lectura al exterior de la BUAP -apoyada con implementos robóticos y microscopios-, y la tercera estrategia se centra en trabajar en pro de la cultura de datos, ayudados por un tablero inteligente que monitorea la actividad desarrollada por las personas.

Para concluir, habló de la creación de un sistema de bibliotecas públicas anclado al propio sistema de bibliotecas universitarias, en cumplimiento de la responsabilidad social de la BUAP.

Para la segunda mesa de trabajo, titulada “El bibliotecólogo como puente entre el universo de la información y las comunidades usuarias en el entorno híbrido”, se contó con la presencia de la directora del Centro de Recursos para el Aprendizaje de la Universidad de Puerto Rico, maestra Myrna Lee Torres Pérez, para hablar de una experiencia que puede servir de ejemplo para muchas bibliotecas, porque estuvo dotada de una actitud de resiliencia, pues explicó que después de haber vivido tres acontecimientos naturales que dejaron devastada a la biblioteca –un huracán, un terremoto y la pandemia sanitaria-, el personal bibliotecario reunió las fuerzas suficientes para levantar de nuevo su institución, con la ayuda de la población.

Visiblemente emocionada, Myrna Torres dijo que lograron transformar la desgracia en oportunidades, porque de este modo iniciaron los servicios de información virtual, y a pesar de las limitantes económicas y tecnológicas, se aprovecharon las ventajas que ofrecen las redes sociales para seguir ofreciendo los servicios bibliotecarios. En este sentido, se dieron a la tarea de reorganizar su programa de trabajo para poder ofrecer actividades educativas, sociales y culturales.

Finalmente, indicó que también se aprovechó la gratuidad de Google Meet, y a través de un programa llamado Biblioviernes se pudieron abordar temas de toda índole, con la finalidad de apoyar a la población que se encontraba en lugares muy distantes y de seguir posicionando a la biblioteca como el centro del aprendizaje.

En su momento, la jefa de la Biblioteca Digital y del Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, maestra Brenda Georgina Estupiñán Cuevas, dijo que en el modelo híbrido bibliotecario el espacio juega un papel relevante, porque se puede trabajar dentro y fuera de la biblioteca, y en caso de dañarse el edificio destinado a este recinto se puede trabajar de forma itinerante, incluso los sistemas digitales toman un papel preponderante en el tema de las bibliotecas híbridas.

“El concepto de la biblioteca híbrida se enfoca en un tipo de biblioteca que tenga un acceso más humano, que se acerque a su comunidad, que se adapte tanto a las circunstancias físicas como a las digitales, que proporcione acceso a la información enfocado en la calidad de los servicios y que estos sean adaptables a los usuarios”.

Esto por un lado, porque añadió que en la actualidad nos vemos rebasados por la enorme cantidad de información que nos ofrecen; por lo tanto, hay que enfocarse en el proceso de almacenarla, procesarla y preservarla. Lo cual representa un reto, porque mucha de esta información es efímera.

En este sentido, dijo que se creó el Repositorio Institucional de Información Académica de la Universidad de Guadalajara, el cual facilita el acceso virtual, libre y abierto al conocimiento académico y científico producido en la universidad, mediante libros, revistas y tesis, entre otros documentos, alimentado por la red de bibliotecas. Además, la información ingresada se verifica y corrige -de ser necesario- bajo la idea de trabajar de forma híbrida, con la idea de crear un espacio de inclusión social, para poder llegar a un modelo de biblioteca híbrida. Esto contribuye a que se pueda tener un acceso más universal a la información y el software posibilita la interacción, así como la interconectividad automática entre los sistemas, concluyó.

Enseguida, se presentó el director del Sistema Nacional de Bibliotecas de la Universidad Nacional de Colombia, ingeniero Andrés Pavas, quien indicó que para su universidad el año pasado dio inicio a una nueva gestión, que a su vez implicó un nuevo plan estratégico y un proyecto a futuro estructurado en cuatro ejes principales: construcción de nación y paz sostenible desde los territorios; liderazgo académico nacional; armonización de las funciones misionales en la formación integral, y el de una universidad autónoma y sostenible.

“Desde el ejercicio que hacen en las bibliotecas, tanto en el nivel nacional como en cada una de las sedes de la universidad -que es donde se pone mayor énfasis-, se trabaja a partir de la formación integral porque las bibliotecas están adscritas a las distintas direcciones y la vicerrectoría; por lo tanto, dirigen más su actividad a la parte de la investigación que a la academia, debido a que el enlace que se mantiene está más centrado o enlazado con la gestión del conocimiento que con el aspecto formativo”.

En tal sentido, dijo que se han definido áreas estratégicas que en un principio pudieran tener como eje fundamental la orientación al trabajo y en un futuro próximo un impacto social más cercano a las necesidades de la comunidad, vinculadas con las áreas OCDE. De igual forma, aprovechando la experiencia que se tiene desde las bibliotecas, se plantearon aspectos relativos a las condiciones laborales que podrían impactar a la salud mental y el bienestar de la comunidad, para luego aplicar ajustes en los espacios para dejar de considerarlos como áreas silentes para lectura, y en su lugar convertirlos en espacios de interacción para atraer a un número mayor de personas.

Por último, dijo que se hicieron cambios en el mobiliario, sobre todo para plantearse el regreso después de una larga pandemia sanitaria, para llevar una sana convivencia, en consideración de los requerimientos de la modalidad híbrida. En este sentido la institución ha reforzado sus servicios de chat del bibliotecario, el servicio de referencia para los estudiantes a través del teléfono y la conformación de un grupo en Facebook denominado Asignaturas Fáciles de la Universidad Nacional de Colombia, que ha sido de mucha utilidad.

Para cerrar el programa de trabajo, se presentaron los panelistas de la sesión especial “Marcas de Fuego en fondos antiguos y reservados”, encabezando la sesión la especialista en libro antiguo Elvia Carreño Velázquez, quien indicó que las marcas en los libros tienen una historia que se remonta a los sellos de los volúmenes de papiros de los faraones egipcios y los documentos de los emperadores romanos, colocados con los anillos que portaban y que servían de firma y signo de identificación para las cosas que les pertenecían. Más adelante fue así como, poco a poco, con figuras, letras y moldes crearon la marca que simbolizaba el apellido de una familia y su posesión.

Añadió que en lo que corresponde a los libros varias son las marcas de posesión que se han encontrado, entre ellas están: los sellos, exlibris y marcas de fuego. Pero más tarde, con el desarrollo de la educación y la aparición de las universidades, diversas bibliotecas anotaban en cada ejemplar a quien pertenecía la obra, lo cual además de servir como identificador lo emplearon para evitar el hurto.

“Esta acción trató de ser detenida por diversos pontífices a través de bulas, donde se determina la excomunión para quien incurriera en el saqueo o mutilación de libros de las bibliotecas. Y dicha sentencia, resumida, se anotaba en las guardas o portada de los libros".

Anotó que esta acción, de señalar la pertenencia, también fue una práctica común en las bibliotecas antiguas y monasterios de México; sin embargo, eran víctimas del saqueo. Luego se escribieron reglamentos para el uso, manejo y preservación de los libros. En posteriores siglos, las bulas papales fueron utilizadas en varios acervos novohispanos para evitar el hurto, pero esto no detuvo el robo, razón por la cual para protección de los libros se crearon las marcas de fuego, que junto con los sellos hicieron todo un sistema distintivo de posesión y propiedad en los libros antiguos de México.

“De este modo, el uso constante de la marca de fuego trajo como consecuencia que se volviera un elemento más en el libro para garantizar su integridad y presencia en el acervo. Y a manera de ejemplo, mostró una serie de imágenes donde se pudo apreciar la clasificación en las marcas de fuego en los libros, como son: las cartelas simples y compuestas, las marcas de fuego figuradas, las cifras, los monogramas o letras iniciales y los escudos”.

Posteriormente, el director de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” de la UCM, Juan Manuel Lizárraga Echaide, dijo que su biblioteca es una de las más importantes de España, debido a que resguarda una importante colección de fondos antiguos integrado por 6000 manuscritos y otros importantes materiales como impresos antiguos, mapas, grabados, fotografías y archivos personales.

Señaló que entre sus colecciones destacan sus Fondos Americanos, que contienen algunas piezas relevantes, y que debido a la historia de sus orígenes se han realizado estudios sobre su procedencia, características y el trazado geográfico que han seguido las obras. Por ejemplo, la incorporación de las obras contenidas en la biblioteca histórica, como el archivo personal de Rubén Darío y otros importantes libros donde pudieron descubrir las marcas de fuego. En este sentido, una gran tarea consistió en la asociación de las marcas de fuego de los textos con la procedencia de los propietarios originales, contenidos en un catálogo que tiene como política su actualización constante.

También, dijo que para dar a conocer este importante material se han realizado exposiciones presentando las obras más representativas. De igual forma, han participado en proyectos cooperativos internacionales relacionados con el patrimonio bibliográfico.

En su momento, Christian Sánchez Pozos, responsable del Departamento de Catalogación de la Biblioteca Histórica José María Lafragua, de la BUAP, indicó que en su institución se trabajó en la elaboración del Catálogo Colectivo de Marcas de Fuego como un proyecto interno, con la finalidad de identificar y sistematizar este tipo de marcas. Aclaró que en un principio se hizo de forma interna, pero después de tres años se hizo extensivo a otras bibliotecas de Puebla, logrando así, su conformación regional, con la intención de normalizar las procedencias de las marcas de fuego contenidas en los diversos conventos, bibliotecas y museos de esta ciudad.

Luego se incorporaron otras instituciones tanto nacionales como internacionales que han decidido colaborar con libros relativos a la temática de su procedencia, logrando con ello el enriquecimiento de los registros, finalizó el ponente.

Por último, para la clausura del evento se contó con la presencia de las y los titulares de las dependencias organizadoras, el cual a la fecha suma cuatro emisiones.

Reseña informativa: Ma. del Rosario Rodríguez León

Fotografías: Julio Zetter Leal