*Se trata de un tema relevante que conforma uno de los ejes transversales que se están integrando en el actual rectorado, en todos los niveles educativos en los cuales las bibliotecas universitarias tienen mucho que aportar.

*La cultura basada en el patriarcado se ha transmitido desde tiempos ancestrales de generación en generación, y en muchas de las veces de manera inconsciente.

*Se destacó que al hablar de género se habla de lucha, historia y narrativas para llevar a cabo la construcción de una sociedad más justa.

*Fue realizada en el marco del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

Los videos de esta actividad se encuentran disponibles en:
 https://www.youtube.com/playlist?list=PLy9K8tWooM6UugCYLSihWCo-X0PSxLnx3

En concordancia con las iniciativas que han llevado a cabo algunas dependencias universitarias relativas al tema relacionado con la igualdad de género, el cual implica hablar de la erradicación de la violencia y la construcción de masculinidades antipatriarcales, entre otros más, la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información de la UNAM (DGBSDI), en coordinación con otras instituciones universitarias y bibliotecarias, se dieron a la tarea de organizar la “Quinta Jornada Internacional de Fomento a la Lectura en las Bibliotecas Universitarias: Las bibliotecas y la lectura como medio para la igualdad de género”, con el claro propósito de crear un espacio de diálogo interdisciplinario para el intercambio de conocimientos, experiencias y propuestas innovadoras e inclusivas.

Al respecto, y en su papel de directora general de la DGBSDI, la doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva expresó durante la ceremonia inaugural que dicho tema es relevante para la presente administración del doctor Leonardo Lomelí Vanegas, en el sentido de que conforma uno de los ejes transversales que se están integrando en todos los niveles de la educación, la investigación y la cultura, en los cuales las bibliotecas universitarias tienen mucho que aportar.

“Como sabemos, la palabra oral, la escrita y también la imagen son herramientas muy poderosas; por ejemplo, aquí, en el caso del género representan y transmiten una cultura basada en el patriarcado que ha dado lugar a ciertas actitudes que se han arraigado en las personas, lo cual determina sus relaciones, y además se transmiten muchas de las veces de manera inconsciente desde tiempos ancestrales, de generación en generación, a través de diferentes narrativas”.

Añadió que dichos aspectos se convierten en costumbres, normas, y en muchos de los casos en silencios que han dado lugar a las desigualdades entre el género femenino y masculino. Y es por ello que hablar de género, es hablar de memoria, historia, lucha y narrativas para poder construir una sociedad más justa para todas las personas.

“Se tienen evidencias de los alcances de la lectura, pues mediante ella se accede al derecho a la educación, la información y la cultura. En este sentido, muchas mujeres han logrado emanciparse y han hecho escuchar su voz. Quizás se ha avanzado lentamente y con diversas dificultades, pero ahí están los testimonios narrativos como el de Sor Juana Inés de la Cruz, nacida en el siglo XVII, quien a una corta edad aprendió a leer y posteriormente desarrolló un insaciable hábito de la lectura, así como el deseo de asistir a la universidad, sin lograrlo porque en aquella época era imposible, lo cual la llevó a recluirse en un convento para poder leer, escribir y expresar críticas en contra el patriarcado”.

Para finalizar, la doctora Ramírez Leyva indicó que las bibliotecas son espacios que facilitan el acceso a la información para todas las personas independientemente de su edad, género, raza, religión, nacionalidad o condición social. Porque todos en su conjunto pueden encontrar el material adecuado a sus necesidades. “Hoy más que nunca necesitamos lecturas que interpelen, incomoden y despierten el pensamiento crítico, y, sobre todo, que nos ayuden a imaginar y crear otros futuros posibles”.

En este mismo tono, y en representación del doctor Eloy Martos Núñez, de la Red Internacional de Universidades Lectoras (RIUL), también entidad coordinadora de la Jornada, la doctora Elsa Ramírez leyó el mensaje que envió desde la Universidad de Extremadura, en el cual señaló que la Red -entre otras cuestiones- se dedica a promover la lectura a través de diversos eventos académicos y culturales con la intención de promover entre la comunidad universitaria un debate y un diálogo más efectivo. Y al mismo tiempo, pretende enfatizar la importancia de la lectura y la escritura como competencias básicas y transversales; aunado a la formación no solamente de profesionales, sino también de individuos capaces de pensar de forma más crítica e imaginativa.

“Al asumir los desafíos planteados por el mundo digital, existe la necesidad de equilibrar las nuevas formas de lectura y escritura con la cultura letrada tradicional. En este sentido, RIUL propone la integración de diferentes enfoques y el uso estratégico del tiempo y los recursos inspirándose en modelos clásicos como la conversación socrática y el fomento del trabajo colaborativo en la red”.

Por último, en torno a dicha red se mencionó que también se han desarrollado diversas iniciativas para promover la lectura y la escritura, incluida la creación de un diccionario conteniendo nuevas narrativas de lectura y escritura. De igual forma, se busca integrar diferentes lenguajes y contextos utilizando tanto actividades presenciales como recursos en línea para poder enriquecer la experiencia del aprendizaje.

Asimismo, dicha entidad se ha destacado por ser una de las grandes promotoras de la lectura ecológica al abordar temas relacionados con la cultura del agua, la llamada ecolectura, la cultura de la paz y el fomento a la lectura, debido a que su papel es clave en la creación de un futuro sostenible.

Enseguida, le fue cedida la palabra a la directora de otra de las entidades coordinadoras del evento, doctora Perla Olivia Rodríguez Reséndiz, directora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, quien se refirió a una actividad inscrita en el programa académico denominada “Ateneo de la Escucha”, que en su primera sesión, realizada en la Biblioteca Central, fue dedicada a “Rosario Castellanos en Voz Viva”, pues coincide con los cien años de su nacimiento.

“Con esta actividad vamos a poder escuchar de manera colectiva una selección de cuatro poemas en voz de la propia autora, cuya importancia radica entre otras cuestiones, en que fueron grabados en 1961 en los estudios de Radio UNAM, y porque fueron comentados por especialistas en el tema. Este evento no sólo permitirá escuchar la voz de las y los escritores, sino también apreciar la importancia de preservar estos registros sonoros como parte del patrimonio cultural, ya que tienen un valor documental histórico y simbólico”.

Para finalizar, la doctora Perla Rodríguez señaló que en la primera sesión del Ateneo de la Escucha también se está convocando a los jóvenes del bachillerato, licenciatura y posgrado para que se acerquen a disfrutar de la escucha, y a reconocer el valor de los grandes escritores latinoamericanos que forman parte de la colección Voz Viva de México que tiene a su resguardo la UNAM.

Por último, y para dar paso a la inauguración del evento, se contó con la presencia de la secretaria académica de la Coordinación de Humanidades de la Máxima Casa de Estudios, doctora Fiorella Mancini, que a nombre de su titular, doctor Miguel Armando López Leyva sostuvo que cada año hay una necesidad social que toca las puertas de la Jornada para repensar la importancia de las bibliotecas universitarias, y enfatizó que la escritura por mucho tiempo estuvo limitada a los hombres, al igual que también lo estuvo la lectura.

“Inclusive, pensamos en los múltiples periódicos diseñados especialmente para las mujeres en el siglo pasado, en los que se podían encontrar cuestiones fragmentadas como consejos para las “amas de casa” y los modales que debían contar las mujeres, y demás temas que se consideraban como femeninos”.

Añadió que, aunado a esto, es importante recordar que el acceso a la educación universitaria también estuvo por mucho tiempo centrada en los varones y el acceso a esta no le era permitido a las mujeres.

Concluyó al decir que, por tales motivos, le parecía fundamental unir estos tres temas en un diálogo interdisciplinario: educación, lectura y género, temas sobre los cuales resulta necesario reflexionar, pensar y repensar.

“Por ello, quien se acerca a las bibliotecas universitarias tiene toda una experiencia de inmersión y de profundidad; en tal sentido, las bibliotecas sirven como medio de igualdad de género y se puede generar un diálogo entre las comunidades universitarias”.

Posteriormente, se dio paso a la conferencia inaugural dictada por la investigadora de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, Sandra Ivette González Ruiz, denominada “Anónimo sí era mujer. De brujas, escritoras, editoras y lectoras, el papel de las mujeres en la promoción de la lectura”, quien compartió sus reflexiones recabadas a lo largo de muchos años relativas al papel que ha tenido la mujer en el campo editorial pero particularmente en la edición, en la escritura y en el fomento editorial.

Y para poner en contexto el tema se refirió al ensayo titulado “Un cuarto propio” de Virginia Woolf, en el cual la escritora decía: “Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio”. En este sentido, Ivette González puntualizó que los derroteros de este primer enunciado ya son bastante conocidos, pues señalan que para poder escribir, leer y publicar se necesitan condiciones económicas dignas, y sobre todo erradicar las desigualdades de género.

“En ese mismo texto Woolf también cuenta su decepción al querer acceder a una biblioteca famosa y que se le negara la entrada porque las mujeres sólo podían entrar al recinto si iban acompañadas de un profesor de algún colegio, o si llevaban una carta de presentación, pues las bibliotecas, como la escritura, no eran espacios para las mujeres”.

Del mismo modo, señaló que la poeta y escritora Alejandra Pizarnik en la época de los años sesenta criticaba en sus diarios las condiciones desiguales de ella y de sus compañeros, y mediante un lenguaje ácido se quejaba de lo que hoy conocemos como el concepto de privilegios que ostentaban los hombres escritores, quienes podían expresar sus ideas políticas, además de disfrutar de vidas más cómodas, mientras ella luchaba por encontrar un lugar en la literatura.

La doctora Sandra González, también señaló que, desde un punto de vista más optimista, se puede considerar como una herramienta el hecho de firmar un trabajo de forma anónima, o el usar seudónimos masculinos para publicar textos. Además de haber sido también prácticas más creativas por parte de las mujeres para reafirmar sus escrituras y fisurar las prohibiciones de las cuales eran objeto.

“En este contexto, muchos años de disputas y luchas tuvieron que pasar para que hoy se saque del anonimato a varias de esas mujeres y escritoras, y para que se reconozca su legado. Y más aún, para que en la actualidad se puedan organizar diversos eventos académicos dedicados a pensar en el gran aporte de las escritoras, editoras y lectoras para lograr la construcción de condiciones para la igualdad”.

En el caso de la escritora Gabriela Jáuregui, la investigadora nos explica que ella renuncia a la imagen de que una mujer escribiendo es igual a una mujer tomando dictado, o a una mujer silenciada, o peor aún, a una mujer muerta, y luego se pregunta: ¿cómo le hacemos para hablar de nuestra insubordinación?

Y como una forma de respuesta, hace un recuento de los diferentes métodos que han utilizado las mujeres para cuidar y defender su lengua, por ejemplo, una mujer que cosía cobijas con mensajes encriptados en sus diseños para comunicar mensajes en el ferrocarril subterráneo de esclavos.

“Hay diversas historias de mujeres que han emprendido luchas por recuperar, rearmar, rearticular sus voces, su palabra y su lenguaje. Pero también, ha habido muchas mujeres que han sido silenciadas, y otras más que no tuvieron y no pueden construirse las herramientas necesarias para nombrar y escribir. Somos parte de la historia del silenciamiento, como también lo somos de las múltiples formas de romperlo y de poner y reapropiarse del cuerpo-palabra”.

Y remata su participación al señalar que es importante reconstruir los contextos de la escritura, la lectura, la publicación y la edición. Y que se deben seguir cuestionando las disputas y problemáticas atravesadas por el género, la raza, la clase social, la etnia y la orientación sexual, “así como, la dinámica del campo literario y de la edición para poder reconocer las voces de quienes escribieron desde los márgenes”.

Por otro lado, y para continuar en este tenor, la escritora independiente Zaida Cristina Reynoso, al dictar la conferencia magistral titulada “Mujer que sabe latín”, señaló que su trabajo se centró en la escritora y poeta Sor Juana Inés de la Cruz, nacida en el siglo XVII en Nepantla, lugar donde pasó los primeros años de su infancia, pero debido a su gran inteligencia aprendió a leer a una corta edad y eso le brindó la oportunidad de poder leer los libros que tenía su abuelo en su biblioteca personal, ubicada en una hacienda vecina del lugar donde ella nació, también situada a las faldas de los volcanes.

“Esa biblioteca fue para ella un verdadero paraíso, porque ahí podía leer a su antojo, a pesar de las recriminaciones por no realizar sus actividades domésticas. Pero al final de cuentas la obligan a alejarse de la biblioteca, muy a su pesar, porque para ella era el lugar perfecto para aprender todo lo que decían los libros, al grado de que a los siete años de edad logró escribir su primer poema”.

Zaida Reynoso enfatizó que era tanta la ansia de aprender de esta virtuosa pequeña que sus familiares ya no sabían qué hacer con ella, y, al darse cuenta que en una zona rural no tenía mucho futuro la pequeña, su madre decide enviarla a la Ciudad de México a la casa de unos tíos, que a su vez, la presentan en la corte virreinal pero con la condición de que escribiera poemas en alabanza para los virreyes, a cambio de contar con una vida llena de lujos y bailes pero también llena de intrigas y envidias.

En dicho lugar Sor Juana conoce al virrey marqués de Mancera, quien posteriormente se convierte en su protector y la hace examinar por una veintena de catedráticos de la Universidad de la Nueva España, resultando que la pequeña de escasos catorce años demuestra saber más que ellos.

“Más tarde, hubo alguien que le despertó el sentimiento del amor, pero como era criolla, no tenía un padre que la respaldara, no contaba con una dote y era una mujer sabia y para su época le era muy difícil que algún hombre la tomara por esposa. Entonces, su confesor le aconseja que entre al convento de San Gerónimo, donde pudo dedicarse al estudio mientras llevaba la contabilidad del convento, además de tener la posibilidad de escribir sus libros y poemas. De igual forma, pudo desarrollar una vocación científica”.

La especialista especificó que cuando todo parecía ir en ascenso en la vida de la llamada Séptima Musa, el virrey conde Paredes de la Laguna, quien era su protector cuando ella estaba muy tranquila en el convento, resulta que Paredes de la Laguna y su esposa se regresan a España, y prácticamente la dejan desprotegida, y enseguida salen a la luz los personajes que la envidiaban y la perseguían, entre ellos el Obispo de Puebla, Fernández de Santa Cruz, quien le tiende una trampa al solicitarle su opinión sobre un escrito del predicador jesuita Antonio Vieyra, quien había escrito el “Sermón del Mandato”, donde explicaba las bondades de Cristo, del cual Sor Juana hace una crítica mediante una carta poniendo en ridículo al padre Vieyra, la cual es publicada por el obispo de Puebla bajo un seudónimo.

“Ante lo cual Sor Juana responde con otra carta en donde escribe sobre su autobiografía, y en ella confiesa que estuvo en el convento, no por amor a Dios sino porque fue una especie de refugio para poder leer y escribir. Sin saber que el Obispo de Puebla la había utilizado para desprestigiar a Vieyra, quien a su vez era amigo de Aguilar y Seijas, que al igual que el Obispo de Puebla buscaba ser Obispo de la Ciudad de México”.

Finalmente, Zaida Reynosa señaló que la traición de que fue objeto Sor Juana provocó que la iglesia se fuera contra ella, y la amenazan con denunciarla ante la Santa Inquisición y con esto la obligan a retractarse y firmar su arrepentimiento. Además de que saquean su biblioteca, lo cual le provoca gran tristeza, y como respuesta la joven poeta y escritora toma la decisión de realizar ayunos intermitentes, precipitando así, su muerte. “Como respuesta a dicho hecho, la sociedad machista de aquella época y la iglesia ávida de poder tratan de borrar por completo su figura, pero a pesar de ello muchos años después le dan su real dimensión y su real valía como una mujer poseedora de una mente brillante.

Enseguida, al continuar con el programa académico, le fue cedida la palabra a la doctora Amneris Chaparro Martínez, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, de la UNAM, quien señaló en su conferencia magistral titulada “Las mujeres que leen son peligrosas: género y conocimiento”, que al hablar de feminismos y género se da seguimiento a lo anteriormente expuesto, relativo a los obstáculos que han tenido las mujeres para acceder al conocimiento. En este sentido, su exposición se centró en aspectos como los feminismos y el género, pues considera que son elementos que cruzan la experiencia de la lectura de muchas mujeres y muchas personas feminizadas.

“En particular, creo que también es a través de los feminismos -considerado como movimiento intelectual y político, y de creaciones como la categoría de género- que podemos dar cuenta de la contribución que han tenido estas áreas, no sólo en la creación del campo de conocimiento en los estudios de género, sino de señalar críticamente de qué están conformadas esas injusticias que impiden que ciertos sujetos por su condición de género, de clase social, de edad, o de orientación sexual, entre otras cuestiones, para que no puedan acceder a los espacios de conocimiento o a las universidades, o que incluso cuando acceden se enfrentan con toda suerte de obstáculos”.

Aclaró que, al mencionar feminismos -en plural-, se tiene la intención de rescatar la enorme diversidad política y teórica que hay cuando se habla de estos. Luego indicó que el feminismo -con mayúscula- es un movimiento político-intelectual, cuyos orígenes no ocurren en el siglo XX o el XXI, sino que se remontan al siglo XVIII como la primera gran crítica al proyecto de libertad de la Ilustración. “Donde se afirmaba que era bueno que se pidiera la igualdad, la fraternidad y los derechos para los hombres, pero ¿qué pasa con las mujeres, por qué no son parte de ese grito de libertad e igualdad?”.

“Ahí se dan cuenta que hay una serie de inconsecuencias con respecto a las posturas éticas, políticas y científicas que siguen justificando no sólo como natural, sino como inmejorable que exista desigualdad entre hombres y mujeres. Es decir, cuando los grandes sabios del periodo ilustrado hablaban de que la humanidad saliera de la minoría de edad, estaban utilizando los principios de la razón y los fundamentos básicos de la ciencia, pero curiosamente ignoraban a la mitad de la población, y no sólo a las mujeres, también a personas racializadas o personas que se encontraban en espacios geopolíticos que se consideran inferiores, como las colonias.

Prosiguió al decir que, son las feministas ilustradas, -que obviamente no se llamaban a sí mismas feministas, pero que ahora en retrospectiva así se les puede llamar-, quienes dan cuenta de estas inconsecuencias. Y surge esta gran crítica al pensamiento ilustrado moderno que sigue teniendo un legado importante en nuestras instituciones y en nuestras formas de pensar, aún hoy en día.

Añadió que este movimiento tenía un brazo político muy fuerte, que a lo largo de los siglos XIX, XX y todavía el XXI se encuentra que las mujeres salen a las calles o a las redes sociales para demandar derechos políticos y sociales, porque las mujeres siguen sin tenerlos.

En lo concerniente al género, indicó que es un concepto que se acuñó a mediados del siglo XX por los médicos John Money y Robert Stoller que trabajan en una clínica que atendía a personas llamadas intersexuadas, y que se utilizó para hacer una distinción entre el sexo biológico y los roles que juegan en la vida; sin embargo, dichos médicos decían que era una distinción más bien pragmática de lo cual hicieron un trabajo teórico.

“Fue más tarde, con las feministas de los años setenta, que comenzaron de manera más puntual a desarrollar al género como categoría analítica, inspiradas mucho en la obra de Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo, que, aunque ella no tenía ese concepto en mente, pero al leer su obra, se da uno cuenta que no se refiere al sexo como una categoría biológica, sino cultural, que realmente nos está hablando de género”.

De igual modo, la doctora Amneris Chaparro señaló que esta categoría tiene un amplio poder explicativo sobre las dinámicas que producen y reproducen un orden cultural de desigualdades y que jerarquizan las relaciones entre hombres y mujeres, así como su impacto en todas las áreas de la vida social; porque enfatizó que no hay un espacio de la vida social que no esté marcado por las relaciones de género y la psique de las personas.

En este sentido, y para concluir, dijo que los estudios de género son un campo de conocimiento que hace una crítica a la forma en que históricamente la ciencia ha justificado la exclusión de las mujeres del humano, y que, por otro lado, hay teorías y metodologías no sólo para explicar la realidad sino para transformarla.

Por último, en el programa de la Jornada se llevaron a cabo mesas redondas, cine debates, talleres y cápsulas que ampliaron la temática y contribuyeron al enriquecimiento del tema.

Reseña informativa: María del Rosario Rodríguez León