*La Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía fue coorganizadora y la sede del evento

Fomentar la colaboración con entidades educativas afines a la preservación del libro constituye una parte relevante dentro las políticas de la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM (DGB), encaminadas a asegurar un buen fin para los fondos antiguos, resguardados en las diversas bibliotecas universitarias, constituyó una parte fundamental de la agenda del Primer Coloquio de Difusión y Preservación de Fondos Antiguos “El arte de inmortalizar la memoria histórica”, realizado por la DGB en conjunto con la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” (ENCRyM), según indicó la directora de Bibliotecas, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, durante su inauguración.

Asimismo, el director de la ENCRyM, maestro Andrés Triana Moreno, durante dicha inauguración reiteró el objetivo del coloquio y añadió que es muy importante para la escuela la realización de este tipo de eventos colaborativos, justo en el marco de sus 50 años de conservar el patrimonio cultural y agradeció a la doctora Elsa Ramírez, al comité organizador, reconocidos ponentes y asistentes, por su presencia en espera de organizar muchos coloquios más.

De acuerdo al programa, la doctora Rosa María Fernández de Zamora abrió la sesión con una conferencia magistral enfocada al aspecto histórico relativo a los manuscritos y la aparición de la imprenta de tipos móviles para ubicar al libro antiguo y referirse a algunas obras consideradas verdaderos tesoros, como es el caso de la primera edición de El Quijote del impresor Juan de la Cuesta.

Luego se refirió al extraordinario trabajo que se realiza en el Programa Memoria del Mundo, creado en el año 1992 y destinado a preservar el patrimonio documental mundial albergado en bibliotecas, archivos y museos, en el cual la doctora Rosa María Fernández forma parte del comité nacional de México.

Esto por un lado, porque la doctora Fernández de Zamora advirtió que con las obras de creación totalmente digital hay que tener sus reservas debido a que no se tiene la seguridad total de su preservación futura, por los constantes cambios tecnológicos, por lo tanto se debe conservar la memoria impresa debidamente registrada y catalogada.

En este punto las bibliotecas mexicanas tienen la misión de conservar, dar acceso y difundir este tipo de acervo, entre el que destacan los valiosos textos novohispanos, o que decir de las tesis que se conservan del siglo XVI para optar por un grado.

Posteriormente, se presentaron cuatro mesas de trabajo en las que se señaló que hay que seguir abonando en el campo de la difusión de los fondos antiguos, así como del arte de inmortalizar la memoria histórica a través de su preservación, es decir sin este tipo de acciones se tendrían grandes vacíos históricos. Y sin ir tan lejos, si no se hubieran conservado los llamados libros de coro se desconocería la naturaleza de este tipo de artefactos litúrgicos. Además, su adecuada clasificación permite a los estudiosos en la materia seguir abonando en el campo de la investigación. Por su parte, el bibliotecario realiza la descripción de su autoría, su ubicación, el tipo de tintas utilizadas, el número de imágenes o la función que cumplían, en este caso la de la veneración a Dios, por citar sólo algunos aspectos de los fondos corales.

Otro aspecto de gran importancia a considerar, es que este material resguarda la memoria escrita que nos permite conocer el pasado histórico y el contexto social. En algunos de los casos se cuentan con obras únicas o raras, de ahí la importancia de contar con un equipo multidisciplinario que ayude a realizar la descripción de su autoría, la ubicación del texto, el tipo de tintas utilizadas, el número de imágenes, etcétera.

En el momento de la restauración de los fondos antiguos se debe ser muy cuidadoso porque se debe contar un gran conocimiento o, como ya se mencionó en muchas ocasiones, porque se trata de obras únicas. Dicho conocimiento no se enfoca solamente a los aspectos técnicos, la parte histórica es fundamental porque hay que tener mucho cuidado con los datos, las ilustraciones y las anotaciones, entre otros aspectos.

Los daños del material pueden ser tan severos que casi se podría decir que se requiere de una cirugía de reconstrucción mayor. Otros aspectos tienen que ver con el idioma, muchas obras están escritas en latín, o podría tratarse de poesía barroca, o algunas obras prohibidas que fueron mutiladas, rayadas o arrancadas por hojas enteras. Las obras también contenían imágenes insertas en el texto que fueron borradas por el paso de tiempo, en el mejor de los casos porque si llegaban a las manos de alguien que las consideraba sugerentes eran eliminadas o corregidas con otro tipo de figuras utilizando telas y otros materiales.

El personal experto en la materia también debe tener un conocimiento profundo de las marcas de fuego, los ex libris, grabados, sellos y otro tipo de marcas de propiedad, porque en su conjunto si no se realiza un registro exhaustivo y riguroso de las obras se podría incurrir en graves errores y dificultar su clasificación, resguardo y búsqueda; es como si no existiera el texto.

Por otro lado, en lo relativo a las políticas de conservación del libro antiguo, muchos han considerado realizar la migración de los datos a un formato digital, pero esto también implica riesgos porque el material puede caer en manos inexpertas que no conocen el ángulo exacto de cómo se debe abrir un libro, o la exposición al calor puede ser excesiva y se termina por arruinar un material de gran valor histórico. En esta última parte se puede conocer las características de su encuadernación; por ejemplo, se puede saber si se trata de una copia de una misma encuadernación, o si hubo varias encuadernaciones, esto lo determina el tipo de material utilizado por su calidad. En casos extremos los libros no están encuadernados y aunque a simple vista eso no podría tener importancia este aspecto material del libro es una gran fuente de información, porque en los empastados se incluían datos de autor, origen, el año del libro y el nombre del encuadernador.

Otra medida para la preservación radica en la creación de colecciones alternas para su consulta, como los facsimilares de las obras de los fondos antiguos, que a pesar de su gran costo bien vale la pena pagar por ellos porque también son obras de gran belleza y fidelidad sobre el original.

Otro tema que formó parte de la agenda del coloquio fue el relativo a la tasación del material, tarea compleja porque se deben rastrear los criterios de valor para ser aplicados en objetos antiguos patrimoniales. Para ello, se acude a métodos como: el referencial, el de valor de compensación, el de coste y el comparativo. Todos están enmarcados legalmente y reglamentados, porque no solamente está en juego el valor económico, también el valor patrimonial de los mismos. En términos generales esto tiene que ver con la antigüedad de la obra, sus cualidades, características físicas y el análisis de valor histórico. Todos elementos complejos que deben ser tratados por el profesional experto en la materia.

Asimismo, se habló del acervo de la Biblioteca Histórica “José María Lafragua” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y de su proyecto de rescate de su fondo antiguo, pues cabe señalar que en el sismo registrado en el año de 1999 la biblioteca sufrió severos daños en su estructura. Aunado a esta desgracia la institución no contaba con el equipo adecuado para la restauración y conservación de su fondo antiguo, ni con el personal suficientemente capacitado.

Una solución para enfrentar este doble reto fue acudir a algunos benefactores para que los apoyaran económicamente y a las mismas autoridades, no sin antes concientizarlas del gran valor patrimonial documental que resguardaba la biblioteca. Pues bien, resuelta la problemática se avanzó en el ambicioso proyecto de digitalización que más adelante rindió grandes frutos.

A la par, en esta biblioteca se trabajó en un proyecto cultural que incluía cursos, conferencias y exposiciones de corte museográfico que alcanzó renombre internacional. Este tipo de obras y proyectos debería ser fuente de inspiración para otras instituciones poseedoras de fondos antiguos con la finalidad de contribuir a acrecentar el patrimonio documental bibliotecario y su preservación por muchos años más.

Por otro lado, se habló del complejo trabajo que desarrolló la DGB de la UNAM a partir del año 2008 relativo a la organización bibliográfica del Fondo Antiguo y Colecciones especiales de su Biblioteca Central y la conformación de su catálogo, En este contexto, a finales de ese año se concretó un proyecto destinado a digitalizar la Colección de Reserva de dicho fondo relativo a los siglos XV al XVIII.

Conforme avanzó el proyecto se decidió que los registros también deberían formar parte del catálogo colectivo de LIBRUNAM. Como es de entenderse, se tuvieron que aplicar normas especializadas para la descripción porque este tipo de material cuenta con características especiales. Y en cuanto la codificación de los registros se empleó el formato MARC21.

En lo relativo al proceso de digitalización se puede decir que ya quedó estabilizado este importante fondo con la aplicación de las mejores técnicas y prácticas, el siguiente reto consistirá en su difusión. Cabe señalar que en todas las etapas la Biblioteca Central ha fungido como entidad rectora en todos los procesos que se han realizado, y lo ha hecho extensivo a las demás bibliotecas universitarias pero con las diferencias de cada caso, pues hay que tomar en cuenta que los fondos antiguos muestran diversas situaciones porque responden a varios campos del conocimiento.

Ya enmarcados en este contexto de la preservación del libro, también se habló sobre la preservación de las obras artísticas y se cuestionó la razón de porqué las piezas únicas son tan especiales, pensando en las que están contenidas en un soporte tradicional físico como el papel y la madera, bajo la consigna que se trata de un bien cultural y además tomando en cuenta algunas de sus cualidades como la certificación de su originalidad y las técnicas a las que se someten cuando se sospecha sobre alguna posible falsificación.

Pero, ¿qué pasa con los objetos digitales y su preservación?. Pues lo que sucede en este caso es que se disocia el soporte y el contenido. Aquí la problemática con el soporte digital radica en la manera de cómo conservar de forma intacta algo que se puede reproducir tantas veces como se quiera y se sigue viendo de igual forma, porque los modernos sistemas te permiten hacerlo, o bien puedes hacer pequeños cambios de color o matices y sigue siendo la misma obra pero con diversas tonalidades; entonces, ya fue modificado, y cabría cuestionarse si aún se trata de la obra original.

Y regresando al primer ejemplo, si se reproduce un objeto digital sin alterar ninguno de sus componentes y todas las réplicas se ven iguales, ¿cuál sería el original? ¿en qué radica su integridad si ésta es la naturaleza de los nuevos medios tecnológicos?. Y bien, como ejemplo de una obra digital se tiene “Legibily City” o la obra del Nam June Paik.

El coloquio fue realizado los días 6 y 7 de abril del presente año.

Nota: María del Rosario Rodríguez León
Fotos: Julio Zetter Leal