Víctor Manuel Aguilar Fernández
Wilma Mireya Gamboa
Facultad de Educación
Universidad Autónoma de Yucatán
Resumen
En la época actual, en función de los vertiginosos cambios que se suceden en el ámbito socioeconómico, político, cultural y educativo, la identidad ha pasado a ser preocupación de primera magnitud para todos, sin excepción. Cada individuo necesita replantearse quién es realmente. Ese mismo cuestionarse es ya una parte del proceso de adquisición del sentimiento de identidad.
Sin embargo, se observa que uno de los que están al tanto de tales cambios el bibliotecario se olvida él mismo de quién es él.
El artículo pretende rescatar del plano de la inconsciencia, los diversos roles o papeles que efectúa a diario. Asimismo se intenta reubicar la dignidad de su labor y se enlistan una serie de actitudes que debería evitar.
En sí, es un llamado de auxilio al mismo bibliotecario y a los usuarios en una urgente revaloración de la actividad bibliotecaria.
Yo soy yo y mis circunstancias.
José Ortega y Gasset
Se cuenta que un viajero procedente de un remoto país llevó a la capital del reino un extraño y casi increíble animal. El viajero permitió que el elefante, como lo llamaba él mismo, fuera contemplado mediante pago de un precio de entrada, y la vieja ciudad se llenó de rumores sobre la naturaleza del animal. A oídos del rey llegaron informes fantásticos y a veces contradictorios.
El monarca sintió curiosidad por conocer la verdadera índole de la extraña bestia, de modo que envió a seis de los más sabios de los sabios ciegos de su corte, para que investigasen personalmente al raro monstruo y le informaran de sus hallazgos. Cada uno de ellos tenía que decir al rey a que se parecía más el extraño animal.
Fueron al lugar donde se guardaba al elefante y cada uno, por turno empezando por el más anciano, realizó su investigación.
El primero que se acercó al elefante tentó su cola y llegó a la conclusión de que el animal era como una cuerda; el segundo tomó un colmillo y pensó que era como una lanza; el tercero fue a dar con una temblorosa y moviente oreja y dedujo que aquel animal era como la hoja de un árbol; el cuarto tocó el amplio y rugoso costado, de lo que concluyó sin lugar a dudas que a lo que más se parecía la bestia era a una pared; el quinto se acercó de una manera algo diferente y se asió a una firme pata delantera y enseguida creyó que el elefante era como un árbol; el último tocó la ondulante trompa, y decidió que el animal era como una serpiente.
Cada hombre tomó mentalmente notas de sus observaciones y el grupo regresó confiado y presuroso al palacio, a informar al rey, que los estaba esperando.
Empezando por el más viejo, cada uno fue requerido a que dijera a qué se parecía el elefante. El más anciano dijo: "¡oh rey! el elefante es como una cuerda". Y dio detalles para justificar su afirmación. Y los demás continuaron: "como una lanza", "como una hoja", "como una pared", "como un árbol", "como una serpiente".
Los seis sabios empezaron a discutir acaloradamente entre ellos; el curioso rey se quedó sumido en una gran confusión y murmuró: "¿Cuál es, en verdad la índole de esta extraña bestia?".
En la época actual, en función de los vertiginosos cambios que se suceden en el ámbito socioeconómico, político y cultural; la identidad ha pasado a ser preocupación de primera magnitud para todos sin excepción. Cada individuo necesita replantearse quién es realmente. Ese mismo cuestionarse es ya una parte del proceso de adquisición del sentimiento de identidad.
Sin embargo, se observa con frecuencia que uno de los que está al tanto de tales cambios el bibliotecario se olvida quién es él mismo.
Dado que el bibliotecario es una persona antes que un profesional, resulta de primordial interés conocer el proceso de desarrollo encaminado a la adquisición de una identidad profesional, que se da en el individuo a lo largo de su formación.
Ser bibliotecario tiene consecuencias sociales de tal trascendencia que no se puede visualizar sólo como un individuo que se especializa en el conocimiento del saber humano, sino con plena conciencia de que su ejercicio profesional debe ser contemplado en el contexto de la realidad social que le circunda. Tomar conciencia significa para el bibliotecario la obtención de una identidad profesional.
Dada la naturaleza de los problemas a los que se enfrentan los bibliotecarios, se concibe una realización profesional íntegra, respaldada por un alto nivel de compromiso, conciencia y responsabilidad social.
Los científicos sociales consideran el término identidad como referido al rol social, a rasgos de personalidad o a autoimágenes conscientes. "Yo soy yo" es la expresión corrientemente utilizada para referirse al sentimiento de identidad que traduce una experiencia de auto conocimiento. La noción de identidad es una de las más controvertidas en el terreno de la filosofía y la psicología.
En el bibliotecario se promueve un proceso de identidad al entrar en contacto con los colegas, maestros y compañeros de quienes percibe cómo es juzgado, y se compara con los demás bibliotecarios, sobre todo en relación con aquellos más significativos para él.
Este proceso es, necesariamente, en su mayor parte inconsciente, excepto donde se combinan condiciones interiores y circunstancias exteriores para formar una "consciencia de identidad" (Erikson, 1977).
Enseguida se describirá, en función de identidades intrínsecas o extrínsecas, las facetas que el bibliotecario manifiesta como persona o como profesional.
En primer término se enfatizará qué es un bibliotecario y de inmediato se intentará rescatar un poco de la dignidad que el bibliotecario se merece en el desempeño de sus funciones, con la descripción de lo que no es él.
Como punto final se enlistarán una serie de roles negativos que el sujeto de este análisis debería esforzarse por evitar al máximo.
El bibliotecario es...
...un ser humano,
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.
La mente es todo. Lo que pensamos seremos.
Buda
con cualidades y defectos, con limitaciones y problemas, susceptible al error.
Es deber del bibliotecario estar alerta y analizarse siempre: vivir su vocación y disfrutar de ella.
Un bibliotecario nunca deja de serlo. Sus mejores momentos deben ser aquellos que pasa compartiendo lo que él sabe con los usuarios.
Tener iniciativa es característico del bibliotecario. El bibliotecario sabe que es necesario moverse, empezar algo nuevo cada día. Inicia una relación bibliotecario-usuario que es siempre una relación franca, abierta y respetuosa por ambas partes.
Inicia proyectos interesantes y está pendiente de que se lleven a cabo. Inicia concursos para estimular la superación personal, motiva, entusiasma y sugiere, para que todos participen en el proyecto del cual es un colaborador más.
...un amigo
Un amigo fiel es una fuerte defensa y el que lo encuentra tiene un tesoro.
Eclesiastés, 6:14
Es el amigo que nos alienta cuando nos sentimos titubeantes o fatigados, es el que nos estimula con su alabanza parca, es el que nos marca el error sin intención de ofender o de humillar. El bibliotecario amigo nos consuela en las tristezas y comparte nuestros triunfos, grandes o pequeños. El bibliotecario es el amigo que desvanece dudas, el que está en su lugar, donde a ciencia cierta sabemos que lo podremos encontrar.
...un guía
Tu arte, mi maestro y mi guía, tu solo arte es aquello de lo
que yo aprendí el buen estilo que me ha proporcionado honor.
Dante a Virgilio
El bibliotecario es un guía en la jornada de la enseñanza y por tanto acepta los privilegios y responsabilidades que le corresponden como tal.
El bibliotecario experimentado está consciente de las dificultades que implica el ser guía para los que aprenden, cuando los usuarios son de diferente nivel de conocimientos y experiencias educativas. El bibliotecario planea los objetivos del esfuerzo educativo, es decir, decide cuál es la información que necesita consultar a la vista de los objetivos que persigue, el bibliotecario-guía está comprometido debido a que sabe cómo la jornada de consulta puede resultar mejor.
El objetivo de cada día es una máxima experiencia educativa; el guía debería estar adiestrado para planear con tal fin.
Lo que el bibliotecario hace es importante, incluso decisivo en cierto sentido, pero sólo como un medio, y su importancia es ser juzgado principalmente por el efecto que produzca sobre el usuario. Tal vez lo más difícil e importante del bibliotecario como guía es el de dar vida y significado a la jornada educativa, proporcionar la experiencia directa necesaria que le da significado.
...un comunicador
Debemos conquistar dudas y temores,
Debemos cultivar la ciencia y las relaciones humanas...
La habilidad de comunicar, es la clave del éxito, no sólo para el bibliotecario sino también para cualquiera que desee triunfar en la vida. El bibliotecario necesita por fuerza ser un buen comunicador. Para que la comunicación sea eficaz, es necesario que el que la origina lo haga de una manera clara, objetiva y real. Al orientar cualquier tema o idea, el bibliotecario debe comunicar con atención, es decir, debe tener el propósito firme de que sus palabras lleguen a su interlocutor; sin tratar de impresionar con su erudición usando palabras complicadas, el bibliotecario trata de ser comprendido, no se limita a hablar, sabe escuchar con atención. Crea una comunicación de dos vías.
Al comunicar, toma en cuenta varios factores, tales como edad, intereses, educación, etc., así podrá hablar con un sentido de realidad, es decir, entiende que es necesario estar de acuerdo en lo que se expresa.
Acepta de buen grado compartir su tiempo con personas diferentes a él, pero por las cuales manifiesta un gran interés.
...un maestro (un adjunto)
Porque es bueno para encontrar un camino donde no existe ninguno.
Esquilo
Estimula al usuario a que aprenda cosas que no conoce, a que aprenda lo que aprende.
He aquí algunas de las actividades que el bibliotecario realiza cuando enseña:
Ilustra: relaciona lo que ha de aprenderse con algo que ya se conoce.
Define: pone en términos claros lo que se ha de aprender.
Analiza: desarticula el problema.
Pregunta: plantea interrogantes significativas y penetrantes.
Responde: reacciona ante las preguntas planteadas por el usuario.
Escucha: clarifica las dificultades de los usuarios.
Proporciona diferentes puntos de vista: examina desde distintos ángulos, desde múltiples aspectos.
...un disciplinador
La vida no es un día de fiesta, ni un día de luto; es un día de trabajo.
Vinet
Disciplina es la actitud mental y física de alguien que quiere aprender algo y que por tanto tiene una conducta adecuada para lograr lo que se ha propuesto aprender. Disciplina es sólo una actitud adecuada que nos ayudará a lograr la meta que nos hayamos propuesto para conseguir la superación, ya sea de un individuo o de un grupo. (Hernández, 1985, p.81)
Muchos bibliotecarios confunden la firmeza con el enojo: son enojones, malhumorados, groseros. El bibliotecario debe pedir lo que es lógico esperar.
Implica decirle al usuario claramente que ese no es ni el lugar ni el tiempo adecuado para lo que está haciendo. Si prosigue, lo detenemos y hablamos calmada, pero firmemente, sobre los derechos y responsabilidades de ambos.
A continuación se enlistan las formas más prácticas y positivas para lograr orden y respeto mutuo:
...un estudiante
...y en el cambio vi tan claramente las olvidadas mañana de un niño,
cuando se paseaba con su madre, a través de las parábolas de los rayos
del sol... sus lágrimas quemaron mis mejillas y su corazón conmovió el mío.
Dylan Thomas
Se vuelve más agudamente consciente de la necesidad de encontrar caminos a través de los cuales pueda comunicarse con los demás, y aprende que los caminos son distintos para cada individuo.
El bibliotecario aprende mucho a medida que los usuarios le plantean preguntas y explorando lo que él ha aprendido. Cuando observa el entusiasmo y el placer de sus usuarios por aprender, se ve estimulado a avanzar con mayor fuerza y cuidado por las áreas del conocimiento en busca de información, verdad y belleza.
Nunca está seguro de lo que realmente sabe hasta que no comprueba ese conocimiento y examina las partes del mismo a la luz de otras respuestas. El efecto que un bibliotecario ejerce sobre un usuario puede también estar en peligro cuando hay alejamiento debido a la imagen que el usuario tiene de lo que un bibliotecario debería ser. El bibliotecario es un estudiante con otros estudiantes. Se da cuenta de que lo que sabemos toma diferentes dimensiones en relación con otras partes del conocimiento. Si deja de desarrollarse como bibliotecario está en peligro de convertirse en un bibliotecario obsoleto, detenido en su propio desarrollo.
El bibliotecario aprende sobre él mismo y sus propias insuficiencias y desarrolla humildad ante una mayor conciencia de los lejanos alcances del conocimiento.
Reflexiona sobre el significado del conocimiento y aprende a aprender con un propósito.
...un investigador
La curiosidad es una de las permanentes y manifiestas características
de un intelecto vigoroso. Cada avance en el conocimiento ofrece nuevas
perspectivas y provoca nuevos estímulos para un progreso mayor.
Samuel Johnson
El bibliotecario es un investigador, un buscador; el papel que desarrolla es el de ser un individuo que está buscando siempre la verdad y la comprensión. La necesidad de saber parece ser universal en el hombre, afortunadamente, el campo del conocimiento es tan grande que no existe posibilidad real de que las fronteras sean alcanzadas, ni por un maestro, un bibliotecario, ni por nadie.
El bibliotecario como investigador proporciona el espíritu de investigación a todos los aspectos del esfuerzo educativo. Bajo este tutelaje el usuario llega a encarnar el enfoque investigador y lo aplica a todos sus problemas.
...un usuario
Lo que no es útil para lo colmena no es útil para la abeja.
Marco Aurelio
Con el fin de cumplir con su papel de investigador, de buscador de la verdad, el bibliotecario depende de información que, desde luego, no necesariamente se halla en su propia biblioteca; por lo tanto requiere conocer el potencial de otros centros de información y adecuarse a los requerimientos que de él se esperan como usuario, para ver satisfechas sus necesidades de conocimientos prácticos, profesionales o intelectuales.
...un bibliotecario
Los conocimientos son un ornamento en la prosperidad,
un refugio en la adversidad y una provisión en la vejez.
Aristóteles
Además de ser considerado el organizador del saber clásico, el conservador y estudioso de la riqueza cultural que atesora, es el facilitador del aprendizaje de los usuarios. Será un bibliotecario en tanto sea más universalmente hombre y esté dispuesto a otorgar un servicio cada vez profesional, más humano. Un bibliotecario es un servidor, servus servorum scientae, el servidor de los servidores de la ciencia. Es, en esencia, un terapeuta de los espíritus y un cura de las almas abatidas por la desinformación.
El bibliotecario no es...
...un adivino
Nuestro imperfecto dominio de lo que sucedió nos priva de los
elementos necesarios para deducir con exactitud lo que debe suceder.
Anatole France
Como simple mortal, el bibliotecario no puede, por la simple descripción física de una obra, por el rostro del usuario o por la explicación de las circunstancias ambientales en que se proporcionó un servicio, subsanar deficiencias de los procedimientos de búsquedas de información de un usuario.
...un sabelotodo que resuelve tareas
Por exceso de sabiduría el sabio se vuelve tonto.
Ralph W. Emerson
Aún cuando uno de sus papeles es el de ser maestro, la educación moderna exige que el alumno-usuario sea el responsable de ejecutar sus funciones de aprendizaje, el bibliotecario sencillamente es un facilitador más en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
...un esclavo
Nadie debe ser reducido a esclavitud, ni aún por guerra,
rebelión u otra razón, ni debe ser obligado a trabajar como
sirviente o cualquier otra capacidad contra su voluntad.
Carlos V
Debido al uso frecuente de cada vez más usuarios, a la escasez de personal cualificado y a sus múltiples y variadas actividades, el bibliotecario es un servidor que se esfuerza continuamente por complacer los requerimientos razonables de los usuarios, según sus propias limitaciones o las circunstancias le permitan.
...un cargador de libros
Los mayores males vienen muchas veces de los mayores bienes.
Thomas Fuller
El bibliotecario se esfuerza por organizar y mantener el acervo que resguarda, es por ello que se necesita que el usuario haga uso racional de las obras que la componen.
Roles o papeles negativos del bibliotecario
(Adaptado de Moncayo, 1986)
Es el bibliotecario que siempre está dispuesto a exhibir sus conocimientos, considerándose a sí mismo "el mejor" y no perdiendo oportunidad para afirmar y reafirmar lo que cree saber... Los usuarios, para "matar el tiempo", le preguntan muchas veces cualquier cosa, dándole oportunidad de que hable sólo para mofarse de él.
Es el que no tiene coraje de mirar a sus usuarios de frente. Parece estar huyendo de todos, principalmente del sexo opuesto. Habla con los usuarios mirando hacia el techo, hacia el piso o por la ventana, hacia afuera.
No supervisa a los usuarios, lo que da lugar al desorden en la sala de lectura o de consulta. Es el tipo de bibliotecario que se resiente por todo, y es susceptible a las conductas y comentarios de los usuarios.
Es el bibliotecario que gusta confiar sus preocupaciones; el que relata al usuario todas sus cuitas, desventuras y problemas particulares. Todo es tremendo y difícil para este tipo de servidor.
Es el que "hace un caballo de batalla" de cualquier cosa, promoviendo un verdadero espectáculo y distribuyendo amenazas a diestra y siniestra. Los usuarios le temen; nadie lo estima. Su presencia transmite inseguridad e intranquilidad. En la biblioteca impera el temor.
Es el bibliotecario que no cree en el conocimiento ni tampoco en la educación. Para él, todo está destinado al fracaso; nada sirve y ningún esfuerzo encuentra en él justificación. Sus aires de fatalismo constituyen un constante desconsuelo para el entusiasmo del usuario. Nunca se entusiasma, y todas las novedades son recibidas por él con las reservas de un frustrado.
Es el que vive ridiculizando continuamente a los usuarios. Acaso esta actitud derive en dos posibles convicciones: o bien él es un sabio y no admite que alguien (en este caso el usuario) pueda saber alguna cosa que él no sabe; o bien que no sepa nada y, a la vez, no se resigne a admitir que alguien sepa algo. La verdad es que su ironía es constante y corrosiva para el ánimo y los más sanos impulsos del usuario.
Es de los que un día están de buen humor, afables y camaradas, para mostrarse irascibles, intratables y groseros al día siguiente. A veces atraviesa por momentos de calma y en otros manifiesta un nerviosismo extremo, lo que transmite inseguridad a los usuarios, quienes, cuando él se acerca, preguntan: "¿cómo estará hoy?". Este tipo jamás llega a crear una atmósfera favorable para el trabajo concentrado y continuo.
Es el que hace inventario de los resentimientos que producen los pequeños incidentes que suelen darse. El concepto que él se forma de un usuario es inmovible. Tiene por costumbre, además, el cultivo de amistades especiales, dando margen a que se formen grupitos de usuarios, abiertos y simpatizantes suyos, a quienes, en cierto modo, favorece. Lo más grave, consiste en que este tipo de bibliotecario es de los que consideran los actos de los usuarios como si se tratase de personas adultas.
Es el que desarrolla pensamientos y presenta los hechos de una manera un tanto nebulosa. Dice una cosa y de inmediato se desdice, tanto en la biblioteca como fuera de ella. Esto revela, a veces poca dedicación. Los usuarios no le tienen confianza, prefieren regresar en otro momento para consultar a otro que no sea él.
Es el que se cristaliza fácilmente; el que tiene siempre las mismas palabras y la misma información acerca del mismo tema. Equivale a decir que conserva los mismos conceptos, no tanto por convicción, sino por comodidad, indiferente a la evolución que haya sufrido el asunto tratado.
Este tipo es el que se muestra casi siempre preocupado y perturbado por el horario de entrada y salida. Fuera del cumplimiento de sus funciones, nada tiene valor para él. El resto es pura pérdida de tiempo.
Antes de proporcionar un servicio da un sermón sobre moral.
Es el que brinda asesoría para él mismo. El que no ve al usuario bajo ningún aspecto, a no ser para que mantenga silencio. Está situado siempre frente a un auditorio ficticio, para el cual va desplegando sus ideas. En esa actitud, llega hasta no oír las preguntas que le son dirigidas, tan concentrado está en sus propias ideas.
Trabaja amando el dinero más que a la profesión.
Les da plena libertad a los usuarios.
Vive sólo de la ciencia; es frío con los usuarios; hace disponible muchos conocimientos pero se olvida de orientar su aplicación a la vida real.
Le importa más el aspecto práctico que el científico o sea, se olvida de auxiliar al usuario sobre el por qué de las cosas.
Para cumplir sus propósitos sediciosos según el caso, adopta posturas de bibliotecario simpático, héroe o mártir.
Es un soñador que cree y vive sus fantasías, alejándose de la realidad y de asesorar conforme a la realidad de sus usuarios.
Bibliografía
HARRSCH, Catalina. El psicólogo ¿qué hace?. México : Alhambra mexicana, 1983.
HERNÁNDEZ PALACIOS, Helen. S.O.S. maestro. 3ª ed. México : Editores asociados, 1985.
MONCAYO GUILLERMO, Luis. No sólo con gis y buenos deseos. 4ª ed. México : Hexágono, 1986.
PULLIAS, Earl V., James Douglas Young. El maestro ideal. 2ª ed. México : Pax-México, 1974.