*Nuestro mundo actual conduce a la reflexión sobre el problema del crecimiento exponencial de la información, al igual que el crecimiento de los resúmenes de las revistas, los dispositivos electrónicos y los servidores de Internet, entre otros aspectos.

*Por ello, es necesario desarrollar estrategias e instrumentos colaborativos entre bibliotecas y otros sectores de la sociedad que nos permitan su correcta y oportuna identificación, pero también incorporar temas de ciberseguridad para poder alertar a los usuarios sobre el uso correcto de la información.

Los videos de esta actividad se encuentran disponibles en:

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A casi nada de cumplir dos décadas de su surgimiento, fue organizada la XIX Conferencia Internacional sobre Bibliotecas Universitarias: “El universo complejo y diverso de información: retos y oportunidades en la innovación de recursos y servicios en el entorno híbrido”, por la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI). Y de acuerdo al discurso inaugural dictado por su titular, la doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, se advirtió que desde hace varios años el denominado ecosistema híbrido empezó a figurar en algunos ámbitos de las actividades de las personas, pero durante la pandemia se aceleró el traslado de estas al espacio virtual, poniendo por delante nuevos y variados retos que involucran el aprovechamiento de las innovaciones tecnológicas, que a su vez han empezado a incorporarse en diversos espacios y procesos, entre los que destacan: la enseñanza, el aprendizaje, la investigación, la cultura y la difusión.

“La tecnología es un instrumento que requiere de nuestras capacidades, saberes, experiencias, creatividad, responsabilidad y dirección para una aplicación correcta, innovar, resolver problemas presentes y los que estén por venir”.

De esta forma, la titular dijo que se emprendieron estrategias que llevaron a utilizar dispositivos y aplicaciones de una forma más constante, y para ello se recurrió a la creatividad y así poder aprovechar todo el potencial de la tecnología digital. De igual manera, fueron desarrolladas nuevas capacidades bajo el acompañamiento y la orientación del profesional bibliotecario a través de aplicaciones y redes sociales, lo cual permitió estrechar lazos con las comunidades usuarias y al mismo tiempo, consolidar el papel del bibliotecario como un bibliotutor que les ayudó a superar las circunstancias.

Asimismo, la doctora Ramírez Leyva señaló que ante el panorama del constante crecimiento y diversificación de la información –tradicional y digital- es necesario incorporar implementos tecnológicos, entre ellos los derivados de la inteligencia artificial, como los llamados laboratorios digitales y otros recursos simuladores interactivos que conforman un universo que requiere de procesos más especializados de curaduría, enlaces semánticos, interoperabilidad, con el fin de que los integrantes de la comunidad localicen, accedan y usen información exacta, confiable, de manera rápida desde cualquier lugar y hora.

“Por ello, es necesario desarrollar estrategias e instrumentos colaborativos entre bibliotecas y otros sectores de la sociedad que nos permitan su correcta y oportuna identificación, pero también incorporar temas de ciberseguridad para poder alertar a los usuarios sobre el uso correcto de la información”.

Por su parte, la secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM, doctora Patricia Dávila Aranda, antes de inaugurar la conferencia, se sumó a lo anteriormente señalado por la doctora Elsa Margarita Ramírez, e indicó que el complejo escenario por que transita la humanidad y los retos del sector educativo ante la tarea de ofrecer alternativas educativas pertinentes y asertivas, tanto en el modelo de enseñanza-aprendizaje como el proyecto de desarrollo científico y tecnológico, nos demanda hacer un alto en el camino y reflexionar sobre el futuro de los servicios y requerimientos del sector universitario, en lo general, y del sector bibliotecario en lo particular.

Remarcó que las bibliotecas de la UNAM se sumaron a las iniciativas de apoyar a la comunidad con varias acciones, como la continuación de las actividades académicas a través de los servicios digitales, por ejemplo: el préstamo a domicilio de tabletas al alumnado y los profesores; el incremento de las colecciones digitales y el acceso abierto de la información para todo el público para que puedan consultar en línea diferentes fuentes de información.

“Considero que esta importante actividad académica representa un espacio ideal para discutir sobre el uso adecuado de las TIC y el servicio que prestan las bibliotecas. Pero también, se propone revisar el propio universo de la información en el que los bibliotecarios manejan, distribuyen y evalúan la proliferación y variedad de fuentes y formatos”.

De igual modo, dijo que también se pretende compartir las problemáticas que se enfrentan en relación con la confiabilidad, la disgregación, la falsedad, la integridad ética en el uso y comunicación de contenidos y datos personales. Además, porque es necesario incorporar estos temas en el desarrollo de las capacidades informáticas y digitales como parte de la formación de las comunidades usuarias de las bibliotecas, ya que no es suficiente con el dominio de los medios digitales sino también es indispensable reconocer la información verdadera y hacer uso correcto y ético de la misma.

Para finalizar, la doctora Patricia Dávila indicó que este evento da pie a que todas y todos puedan identificar los desafíos, los avances y las tendencias tecnológicas en este nuevo universo de la información, a partir de los cuales se podrán innovar los servicios bibliotecarios y los recursos de información de acuerdo con las demandas de las comunidades universitaria en su entorno mixto. También se debe escuchar a los usuarios, que es algo que incluye la propia capacitación del personal involucrado.

“Para enfrentar este nuevo paradigma son necesarias las alianzas y la colaboración entre instituciones educativas, incluyendo sus bibliotecas, sus comunidades y otros sectores, con el fin de unir el potencial de la información, los acervos, los servicios, el conocimiento y las experiencias acumuladas en beneficio de una sociedad en desarrollo, que sepa y pueda enfrentar la complejidad actual y la que se vislumbra”.

Luego, le fue cedida la palabra al conferencista magistral inaugural, el maestro Eduardo Pablo Giordanino, magíster de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, quien en su exposición, titulada “¡Bibliotecarios, a los datos! Las bibliotecas universitarias y la información desmaterializada”, habló sobre algunos aspectos del mundo que han marcado el desarrollo de la sociedad y en este caso particular, el sector bibliotecario; elementos que han marcado la evolución de la sociedad, en este caso a partir del surgimiento del teléfono, pasando por las computadoras personales hasta el uso de los celulares.

“En el caso del momento actual, se debe tener cuidado con algunos términos como el de desmaterialización, el cual nos remite a toda esa información en forma de bytes que corre por de una red de cableado a través de los océanos, para finalmente llegar a un data center, el cual es atendido por un equipo desconocido de personas”.

Advirtió que tal aspecto de nuestro mundo actual conduce a la reflexión sobre el problema del crecimiento exponencial de la información, al igual que el crecimiento de los resúmenes de las revistas, los dispositivos electrónicos y los servidores de Internet, entre otros aspectos. Y este crecimiento exponencial impide que el aprendizaje crezca al mismo ritmo y que se pueda procesar la información al mismo ritmo que su crecimiento. Lo cual representa un reto para las bibliotecas universitarias y especializadas, las cuales están ligadas a la investigación, la docencia y la extensión.

En este sentido, el especialista se remitió al término de control bibliográfico, surgido después del conflicto bélico de 1945, término equivalente a lo que los europeos llaman documentación, el cual representó un reto para los bibliotecarios, y en un momento dado un problema debido a la acumulación de textos y la falta de personal y herramientas necesarias. Añadió que otro problema más para este sector fue que los bibliotecarios de aquella época no catalogaban ni analizaban el material, lo cual redundó en la dificultad para consultar las investigaciones.

Y en este recuento de acontecimientos históricos, el maestro Eduardo Pablo Giordanino se centró en el siglo XXI, concretamente en la cuestión de los datos, las revistas, el lenguaje del etiquetado, las normas del XML, JATS y JSON; la inequidad que existe entre la visibilidad de las publicaciones del norte global y la poca visibilidad de las revistas producidas por los países en desarrollo.

“Desde hace décadas la OCDE dijo que vivíamos en las economías basadas en el conocimiento, aunque algunos las pueden ver como sociedades desarrolladas; sin embargo, el Banco Mundial ha propuesto estrategias para los países en desarrollo”.

Y mostró un gráfico relativo al sistema de innovación, el cual considera la cantidad de investigadores por millón de habitantes, las solicitudes de patentes y la cantidad de artículos de revistas científicas publicadas, y otro más, donde se puede ver que China está a la cabeza, por encima de la potencia de América del Norte, desde hace un poco más de 5 años, al contabilizar un aproximado de 528263 artículos. Dijo que China también muestra cantidades superiores en el ámbito de las patentes en temas estratégicos como: la ciberseguridad, la realidad virtual y la inteligencia artificial, entre otros temas. También, hizo un señalamiento para advertir de las consecuencias para los países en los cuales China invierte en proyectos, como: Venezuela, Trinidad y Tobago, Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina, porque, como es natural, luego cosechan las ganancias que dejan el transporte y la construcción de vías férreas, que prácticamente cruzan los territorios de dichos países.

Para concluir, dijo que dicho contexto, como es sabido, la investigación requiere de recursos económicos y no todos están en posibilidades de competir con Scopus y con el Web of Science, es por ello que en 2004 en la región de América Latina surgieron iniciativas como Latindex, SciELO, Redalyc y AmeliCA, entre otras, con la intención de crear sus plataformas e indicadores propios.

“A pesar de que la comunicación científica está atravesada por grandes problemas, se tiene por delante a los datos de investigación, que son los que le van a permitir al profesional bibliotecario seguir transitando por el camino que lo transforme en un bibliotecario del siglo XX mediante una sencilla fórmula: las revistas son igual a los metadatos más los datos. También se puede recurrir a una pequeña receta para que una revista triunfe: se debe contratar a un bibliotecario, un editor, un diseñador gráfico, un informático, un licenciado en Letras, un licenciado en Marketing, así como cumplir con todos los requisitos de Latindex, y además asignar un DOI”.

En este contexto introductorio, enseguida se presentaron los integrantes de la mesa redonda titulada “Curaduría de la información, datos y tecnologías”. En primer lugar se presentó la maestra Mariela Viñas de la Universidad Nacional de La Plata, quien señaló que la curaduría de contenidos digitales se presenta como una de las nuevas competencias para los bibliotecarios del siglo XXI, la cual surge a partir de la web a la cual se puede acceder desde diferentes dispositivos, y está definida como el proceso de selección de la información más relevante para poder satisfacer las necesidades de los usuarios sobre algún tema específico.

Añadió que se requiere algo más que la selección de la información, como la categorización y la presentación de un mejor contenido disponible. Además, dijo que dicha competencia ofrece la ventaja de poder incorporar una amplia variedad de contenidos y recursos, y la posibilidad de compartir información a través de múltiples canales, porque tiene a su disposición una amplia variedad de herramientas en Internet.

En su oportunidad, el doctor Javier Guallar, de la Facultad de Información y Medios Audiovisuales de la Universidad de Barcelona, habló del proceso de curación de contenidos llevado a cabo por un profesional o content curator, el cual trabaja para una organización o a título individual, ofreciendo un valor añadido y estableciendo con ello una vinculación con la audiencia. En el caso de la curaduría de contenidos, dijo que es un sistema que se basa en cuatro acciones: la búsqueda, la selección, la caracterización y la difusión del contenido más relevante de las diversas fuentes de información en la web. Y que estas cuatro acciones están siempre presentes en el proceso de curación de contenidos; todo depende de la práctica de curación que se lleve a cabo, pueden ser más acciones, pero todas ellas cuentan con la ayuda de diversas herramientas tecnológicas.

Añadió que en su experiencia profesional ha desarrollado una metodología que sirve como una especie de guía para poder aplicar todos los pasos necesarios para llevar a cabo el proceso de curación y el análisis de la curación en las redes sociales de las bibliotecas universitarias, a través de cuatro técnicas de curación: extractar, resumir, comentar, citar y paralelizar, además de la realización de un guion gráfico y el uso de las plataformas de publicación como: Twitter, Instagram. Facebook y Spotify, entre otras más.

Para ejemplificar su trabajo, Javier Guallar mostró en pantalla varios casos para que se pudiera apreciar lo que se ha realizado en cuestión de curaduría en diferentes formatos en los que se puede aplicar las cuatro acciones: para la curación de las listas musicales de las bibliotecas se utiliza Spotify; para la curación de una revista digital se utiliza Flipboard; para las fotografías se utiliza Pinterest y para los videos se acude a You Tube, entre otras herramientas, indicó el especialista.

En su momento, el maestro José Vladimir Burgos Aguilar y la maestra Yolanda Maya Ortega, del Tecnológico de Monterrey, Campus México y Campus Monterrey, respectivamente, se refirieron a un modelo que han denominado TEC21 surgido de la preocupación de la biblioteca universitaria, para poder acercar a la comunidad los mejores contenidos académicos con la finalidad de apoyarla en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y ofrecer la mejor información para el buen desempeño de los alumnos e investigadores.

“La biblioteca busca una experiencia educativa integral del alumnado y su modelo educativo está basado en retos; en este sentido, los alumnos acuden a la biblioteca porque les ayuda a desarrollar competencias transversales y a incrementar sus habilidades en el manejo de la información”.

También, mencionaron que se busca la transformación de los roles clásicos del bibliotecario mediante la implementación de un plan de desarrollo, enfocado a fortalecer las competencias que exige una nueva experiencia integral del estudiante. De igual forma se pretende integrar un rol más activo, al que se le podría denominar inteligencia de contenidos, y en lo referente al campo de la curación de contenidos se busca medir y optimizar la experiencia del usuario.

En este sentido, se espera que los bibliotecarios asuman un rol más proactivo al generar la inteligencia de los datos, pues con ello se pueden identificar patrones de consumo de la información aplicados a las escuelas, con la intención de lograr obtener una analítica de datos. Para ello se habilitó un portal por cada escuela, concluyeron los ponentes.

Por lo que corresponde, a la mesa redonda titulada “Innovaciones Tecnológicas Inteligentes”, el doctor Andrew M. Cox, de la Universidad de Sheffield en Reino Unido, dijo que en nuestro días hay que poner atención en la forma en la que nos habla la información, en el actual contexto en que la sociedad interactúa con la inteligencia artificial, y de cómo se tiene que lidiar con los datos de la información. En este caso concreto en el ámbito académico en el que se tiene que trabajar de forma constante con los datos, a los cuales se les ha dado mucho valor, pues constituyen una fuente de organización muy poderosa para las comunidades, enfatizó.

En este sentido, mencionó que el bibliotecólogo debe utilizar un lenguaje específico porque tiene un papel central en la gestión del conocimiento, concretamente con el lenguaje de los datos de la información, porque muchas de las veces se utilizan metáforas; por ejemplo, se dice que la información es líquida, o que se navega en un océano de información. En otros casos, se les ve como datos crudos o como un subproducto de la información. También, dijo que se debe tener cuidado cuando los datos de la información son utilizados como una especie de autoevidencia, mayormente utilizados en las áreas de la salud, en donde la información habla por sí misma y no es necesario depurarla e interpretarla.

Asimismo, el ponente señaló que cuando se habla de la calidad en la información desde el contexto de un enfoque institucional o de procedimientos, normalmente se mencionan los servicios de la investigación, los cuales se enfocan en algunos modelos de gobernanza de datos, lo cual permite identificar los datos en lugar de tomar ciertas presunciones, por ejemplo, el modelaje de la información, los metadatos, la seguridad y la calidad, entre otros aspectos.

Puntualizó que en otras ocasiones se tiende a enfocarse en la planeación y en la gestión de los datos, pero también es necesario comunicarlos. Luego se refirió al ciclo de la información –nacimiento, muerte y renacimiento-, en el cual existe un poco de ambigüedad, porque esta se relaciona en el momento en que está feneciendo, y se vuelve a reutilizar en algún registro de autor o para la creación de un bien público, entre otras cuestiones.

Por su parte, la doctora Amanda Wheatley, de la Universidad de McGill, en Canadá, dijo que se debe incrementar el uso de la inteligencia artificial, pues va de la mano con los datos de la información, la automatización, la clasificación, la digitalización y otros procesos realizados por las bibliotecas; además, porque uno de sus objetivos principales es ayudar a los usuarios en la refinación de la información y en sus estrategias de búsqueda, y, justo, la inteligencia artificial está cambiando la manera en que se realizan estas tareas; por lo tanto, es necesario trabajar en ello.

La experta añadió que para empezar a adentrarse en el tema en su universidad se dieron a la tarea de implementar un programa de referencia, con el apoyo de herramientas que les permitieron a los estudiantes conectarse de manera directa a la plataforma para obtener respuestas, y en las referencias que anteriormente habían solicitado a la biblioteca. También, dijo que incursionaron en la utilización de la asistencia virtual a través de Google y Siri, porque se percataron de que daban respuestas muy certeras sobre los servicios de la biblioteca.

Amanda Wheatley dijo que se interesó tanto en la asistencia virtual que decidió profundizar en el tema, y en 2019 desarrolló un plan de trabajo consistente en seis acciones a seguir, de las cuales destacó la relacionada a un escaneo ambiental llevado a cabo en 25 escuelas para saber si habían implementado inteligencia artificial en las bibliotecas, y se vio que solamente tres de ellas lo habían hecho. Pero, en 2020 hubo un incremento considerable con 17 bibliotecas que se integraron, algunas con proyectos interesantes como el desarrollo de un robot terapeuta con forma de gato; otras más, establecieron laboratorios de inteligencia artificial, entre otros proyectos.

Por último, dijo que también se aplicaron escaneos ambientales entre los bibliotecólogos para saber qué opinaban de la inteligencia artificial, y el resultado mostró que las opiniones estaban divididas, unas a favor y otras en contra, porque consideraban que los robots los iban a desplazar en su trabajo.

“Pero, lo cierto es que las instituciones universitarias que trabajan con empresas como Amazon y Alexa han logrado conectar la asistencia vocal directamente con los catálogos de las bibliotecas, para realizar sus peticiones de consulta relativas a los servicios y los recursos de información, arrojando respuestas muy certeras y confiables”.

En su momento, el doctor Marco Brandão, de la Universidad Federal Fluminense, Brasil, señaló que no se pueden predecir cuáles serán los empleos del futuro, pero lo que sí es posible imaginar es cuáles serán las competencias del futuro, con base en las transformaciones de la industria que ha vivido la humanidad desde 1784 hasta nuestros días, denominada hoy en día Industria 4.0, la cual involucra la interconectividad y las grandes cantidades de información que se manejan actualmente.

“Para poder enfrentar esta era fue necesario llevar a cabo la transformación digital, que a su vez ha implicado la aceleración de muchas cosas como, por ejemplo, la información en la nube, definida no sólo como la digitalización, más bien como la integración de las nuevas tecnologías en todas las áreas de una empresa para cambiar su forma de funcionar, y ello implica un cambio de mentalidad de los directivos, los empleados y de las organizaciones”.

El conferencista dijo que lo anterior se está imponiendo en el campo de la bibliotecología, pues ya no puede considerarse como una opción, es una necesidad para poder renovarse y para seguir siendo competitiva, con la finalidad de ir considerando a las vinculaciones comerciales, al manejo de datos, a la vinculación de la información -entre diversas bases de datos-, y a los procesos administrativos como factores necesarios para un buen funcionamiento de las bibliotecas.

De igual forma, dijo que hay que tomar en cuenta algunas tendencias tecnológicas como: el impacto en los sistemas de gestión bibliotecario, los Metadatos, el progreso hacia la web semántica, la computación en la nube, el software de código abierto y el servicio de descubrimiento o de localización. Así como, las tendencias comportamentales, entre las cuales se les exige a los bibliotecarios trabajar en sus espacios físicos en términos de innovación, adaptación, el acceso abierto, y la utilización de las redes sociales, porque de esta forma se incrementa la participación de las personas.

Por lo que se refiere a la conferencia magistral denominada “Desinformación y bibliotecas en la sociedad plataformizada”, dictada por el doctor Jonathan Hernández Pérez, investigador del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información, de la UNAM, indicó que la llamada plataformización de la sociedad es un tema que durante los últimos años se ha venido desarrollando desde diversas perspectivas, y es importante que se hable desde una perspectiva bibliotecológica y de cómo va a impactar esto a las bibliotecas.

Al entrar en contexto, el ponente señaló que la última década estuvo marcada por una creciente interacción entre seres humanos y plataformas digitales, y con el arribo de la pandemia se potenció toda esta interacción al grado de impulsar una dependencia. De tal modo que este intensificado uso de plataformas ha sido señalado como un motor del progreso económico en la sociedad, gracias al Internet y a las últimas transformaciones también de Internet.

“Es por esta razón que los usuarios alrededor del mundo son capaces de establecer negocios, de expresarse, de intercambiar productos, bienes y servicios, sin acudir a ninguna intervención directa de intermediarios corporativos o estatales, por ejemplo, Facebook y Whatsapp, entre otras aplicaciones, lo cual ha dado forma a una sociedad de plataformas o de la plataformización de la sociedad, término que subraya el hecho de que las plataformas impulsadas por algoritmos y alimentadas por datos representan una parte integral de la sociedad”.

Apuntó que dentro de este contexto es necesario indicar que dicha interacción da como resultado una cadena de suministros de información que conecta digitalmente a las personas, pero que también las hace dependientes debido a que las conexiones mediadas por las plataformas fue lo que, de alguna manera, hizo soportable el confinamiento durante la pandemia.

“Pues en gran medida las plataformas digitales intermedian los flujos de información y comunicación en Internet y moldean la forma en la que viven y se organizan las personas como sociedad; además, tienen un rol importante en las dinámicas políticas y la propia democracia.

Jonathan Hernández dijo que otro aspecto a destacar es que una de las grandes características que nos ha traído la era digital es el fácil acceso a ofertas de servicios personalizados a través de plataformas en línea, las cuales alimentan y entrenan a los sistemas de inteligencia artificial.

“En este sentido, hay que preguntarse cual sería una perspectiva bibliotecológica del uso de las plataformas que está directamente relacionado con el uso de la información, la cual circula dentro de las plataformas, así como los contenidos y su moderación”.

Luego, mostró más aspectos descriptivos de las plataformas, para finalmente abordar el tema de la desinformación en las plataformas, la cual es un fenómeno de reciente conceptualización y cargada con una intencionalidad, es decir, el grado de intención es deliberadamente falsa, creada para confundir porque ese es su objetivo, apuntó.

Ante ello, la UNESCO hizo un análisis sobre las respuestas que les han dado los estados, gobiernos, universidades y otros actores de la sociedad civil sobre la desinformación, agrupado en cuatro categorías: respuestas de identificación; respuestas para los productores y los que distribuyen; respuestas de producción, y las respuestas orientadas a los destinatarios. En estos cuatro puntos se tiene que identificar, atacar a los actores, a los mecanismos, y también en cómo se va a recuperar o crear confianza con los destinatarios. Por ello, dijo que un tipo de respuesta en donde también han estado las bibliotecas es en el de identificación, en donde como soluciones se han ofrecido un monitoreo y verificación de los hechos, y también investigación para atacar a la desinformación.

Una más tiene que ver con las respuestas educativas en donde las bibliotecas están insertas en el desarrollo del pensamiento crítico, en las múltiples alfabetizaciones y en la comprensión de algoritmos y datos, concluyó el ponente.

También se desarrollaron otras mesas de trabajo, las cuales abundaron sobre el universo complejo y diverso de la información, que cada vez se expande más, poniendo sobre la mesa grandes retos informativos y tecnológicos para el sector bibliotecario y de la información.

Reseña informativa: Ma. del Rosario Rodríguez León