*Se plantea el desarrollo de protocolos para la reapertura de las bibliotecas.

Los videos de esta actividad se encuentran disponibles en:

Sesión 1. https://www.facebook.com/bibliotecasUNAM/videos/2944942152299161

Sesión 2. https://www.facebook.com/bibliotecasUNAM/videos/396657487936464

Sesión 3. https://www.facebook.com/bibliotecasUNAM/videos/3120587238002093

Sesión 4. https://www.facebook.com/bibliotecasUNAM/videos/3204309986461365

“Una parte relativa a la ampliación de las funciones bibliotecarias tiene que ver con la posibilidad de contar con servicios y espacios adecuados para que los usuarios lectores encuentren en las bibliotecas oportunidades de aprendizaje, creación, investigación, innovación y cultura”, dijo a manera de introducción la doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, directora general de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información (DGBSDI) de la UNAM, durante la inauguración del II Foro virtual que abordó el tema Nuevos desafíos de las bibliotecas universitarias ante la COVID-19.

La doctora Ramírez Leyva también recordó que las entidades bibliotecarias siempre han procurado el bienestar de sus comunidades de usuarios, y ahora, que se habla de su próxima reapertura, se deben aplicar todas las medidas sanitarias para contar con espacios libres del coronavirus. Es por ello que se invitó a participar en este Foro a especialistas en el tema provenientes de México, Estados Unidos, España, Latinoamérica y Portugal, con la finalidad de compartir y discutir las acciones que se han venido emprendiendo para que las bibliotecas no se detengan, puntualizó.

En este sentido, la funcionaria agradeció la participación de los ponentes y enseguida le cedió la palabra al doctor Miguel Gama Ramírez, moderador de la primera mesa de trabajo titulada Los retos y las soluciones de las bibliotecas universitarias durante el confinamiento por la pandemia, para que hiciera la presentación de los participantes en el orden indicado en el programa.

De este modo, el primer ponente fue el doctor Sergio López Ruelas, de la Universidad de Guadalajara, quien inició su intervención con un dato que dio cuenta de la delicada situación provocada por la pandemia, la cual mantiene alejados de sus centros escolares por lo menos a mil quinientos millones de estudiantes de diversos niveles educativos, pertenecientes a los países afectados por el contagio de la COVID-19.

Añadió, que ante esta inesperada situación las bibliotecas se enfocaron a fortalecer sus servicios digitales para apoyar a sus universidades con el fin de que no se paralizara la actividad educativa, y para que las personas dispusieran de información oportuna y de calidad. También, se proporcionó una serie de productos, servicios y herramientas digitales.

Calificó a dichas acciones como muy oportunas, pero advirtió que ante el escenario incierto de la pandemia las bibliotecas tendrán que redefinir sus acciones y formas de trabajo: por ejemplo, en el caso de su institución universitaria se ha preparado un protocolo para que sea aplicado antes de la apertura de las bibliotecas y posterior a ella.

López Ruelas hizo una pausa para recordar que las bibliotecas son espacios con altas concentraciones de personas y con mucha interacción entre las mismas, por lo tanto, se tendrá que priorizar el uso de los servicios electrónicos durante el tiempo que dure la pandemia.

Finalizó su participación diciendo que se deben aplicar medidas adecuadas para cumplir con el protocolo propuesto para la reapertura de las unidades de información, las cuales consisten en llevar a cabo: un monitoreo de vigilancia para que durante los procesos de sanitización no se dañen los recursos de información; la instalación de barreras, mediante el uso de protectores acrílicos para la atención de los usuarios; la desinfección de espacios comunes; la reducción de actividades colectivas; el fomento del servicio virtual, y el escalonamiento de la incorporación laboral del personal bibliotecario.

Enseguida, hizo su presentación la directora del Sistema de Bibliotecas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, doctora Evelyn Didier, la cual coincidió con las medidas protocolarias mencionadas anteriormente y señaló que una manera de solventar la crisis sanitaria de la Covid-19 en sus bibliotecas fue el establecimiento de los llamados “turnos éticos” y de colaboración cruzada para poder apoyar el trabajo a distancia, complementados con un programa de capacitación enfocado en las competencias digitales.

En el caso de la colaboración cruzada, indicó que el personal asignado a una determina área de la biblioteca también apoya a otras áreas, logrando establecer un círculo virtuoso, que incluye acciones específicas como la contribución, el aprendizaje y la vinculación con los compañeros de trabajo, para que todos en conjunto puedan ayudar a salir adelante en esta situación, nunca antes vista en los espacios bibliotecarios.

Añadió que para estar preparados para hacer frente a la nueva normalidad se tiene que pensar en: la implementación e innovación tecnológica; las estrategias para la transformación digital; la gestión de colecciones en un entorno digital; el procesamiento y la gestión de la información digital y en la prestación de nuevos servicios para el apoyo a la educación y la investigación.

La doctora Evelyn Didier también habló de la implementación del modelo Joint Information Systems Committee, encaminado a la evaluación de las competencias digitales de distintos perfiles dentro la comunidad universitaria.

Por último, mencionó un proyecto de carácter social estructurado como una red de centros y diseñado para proveer libros complementarios y actividades culturales para niños, denominado Biblioteca Escolar Futuro. Hasta el momento el programa ha beneficiado a 90 mil niños, en promedio.

Más tarde, el maestro Néstor L. Osorio, de la Northern Illinois University, de Estados Unidos, dijo que ante la emergencia sanitaria las bibliotecas universitarias, los consorcios bibliotecarios y algunos grupos académicos universitarios establecieron acciones emergentes, encaminadas a proporcionar los servicios bibliotecarios a sus comunidades de usuarios.

Y a partir del momento en que las autoridades estales indicaron el cierre de las actividades para evitar la propagación del Covid-19, las entidades bibliotecarias establecieron mecanismos de acción para dar soluciones viables a los miles de usuarios que dejaron de acudir a las bibliotecas.

En el caso del Consortium of Academic and Research Libraries (CARLI), considerado como uno de los mayores consorcios de bibliotecas en Estados Unidos, ante la emergencia sanitaria solicitó la desactivación del programa de préstamos presenciales, porque ya no había acceso de usuarios a las bibliotecas, indicó.

El académico puntualizó que ante la gravedad de la situación se ordenó la activación de un servicio de préstamo conocido como Voyager, el cual genera listas de privilegios de materiales vencidos, para que pudiera ser utilizado por los bibliotecarios desde casa, y así continuar con las operaciones de las bibliotecas.

Agregó, que en la Northern Illinois University, gracias a que mantiene una conexión con CARLI y que cuenta con una colección de recursos online muy grande, se continuó ofreciendo los servicios de préstamo, devolución y renovación de material, así como, la obtención de documentos y el servicio de referencia.

Por último, dijo que como consecuencia de la pandemia fue necesario realizar un acelerado cambio de esquema bibliotecario, del presencial al virtual. De igual forma, se llevó a cabo la creación de páginas especiales para los usuarios y para los instructores de los cursos, con el objetivo de brindarles el acceso a los materiales de trabajo.

Por otro lado, se presentó a los integrantes de la mesa de trabajo titulada Acciones estratégicas para el retorno de las bibliotecas universitarias a las nuevas realidades, moderada por el maestro Saúl Armendáriz Sánchez, quien leyó las cartas curriculares de los ponentes y acto seguido, otorgó la palabra a la directora del Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información de la Universidad de Costa Rica, maestra María Eugenia Briceño Meza.

Después de agradecer la invitación, la maestra Briceño Meza indicó que en el contexto presencial las bibliotecas universitarias se han convertido en espacios de mucha interacción entre los usuarios, porque gozan de una gran variedad de actividades académicas y culturales.

Y por lo que toca a su universidad hay un rasgo que caracteriza al servicio bibliotecario, consistente en el apoyo especial que se les brinda a las personas con discapacidad: en esta medida, se han adquirido diversos recursos digitales y electrónicos.

Especificó que no se ha dejado de prestar el servicio al resto de la comunidad, es por ello, que se configuró una modalidad mixta, dando mayor peso al servicio remoto para cumplir con los requerimientos de digitalización de la información. También, se han realizado videos y tutoriales enfocados a la capacitación y a, el servicio de referencia virtual.

En este paso, del entorno presencial al virtual se estableció un programa especial de préstamo de tabletas, integradas con un chip de datos, entregadas en los propios domicilios de los usuarios, pues en la mayoría de los casos se trata de personas de bajos recursos económicos. Esto les brinda la posibilidad de continuar con sus clases de manera virtual,

Por último, María Eugenia Briceño se refirió al protocolo que publicó su universidad para prepararse en la reapertura de las bibliotecas en esta nueva realidad. En éste se específica que el regreso a la biblioteca será de forma escalonada; que se deberá guardar el distanciamiento social, y que se dará cumplimiento puntual a las medidas sanitarias.

En este mismo sentido, posteriormente, la directora general de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana, doctora Ana María Salazar Vázquez, habló de los mecanismos que acordaron los integrantes de su equipo de trabajo para la puesta en marcha del protocolo de servicios bibliotecarios para regresar a laborar en la nueva normalidad.

Enfatizó que por fortuna en esta inesperada situación de la pandemia se cuenta con un catálogo colectivo en línea, gestionado con software de código de fuente abierto, a través del Sistema Integrado de Gestión de Bibliotecas Koha, el cual ha posibilitado la continuidad laboral vía virtual.

De igual forma, dijo que se trabajó en línea con los coordinadores de las bibliotecas regionales para poner en operación la biblioteca virtual, la cual alberga recursos de código abierto y herramientas educativas para los alumnos. También se contó con el valioso apoyo de destacados bibliotecólogos de otros estados de la República Mexicana en la búsqueda de soluciones.

Para terminar su presentación, Ana María Salazar mencionó que -después de un arduo trabajo- se logró conformar un decálogo titulado Recomendaciones post COVID 19, donde se establecen las recomendaciones más importantes que se deben aplicar para entornos bibliotecarios. “Se trata de un documento que puede ser modificado y ampliado. En su redacción se proponen diez puntos clave y básicos para aquellas bibliotecas que no cuentan con un buen desarrollo bibliotecario, o con poca infraestructura tecnológica”.

Por lo que tocó a la tercera y última mesa de trabajo titulada Las bibliotecas universitarias ante un presente y un futuro inéditos, su moderación fue llevada a cabo por la doctora Elsa M. Ramírez Leyva. En ella participó el doctor Julio Alonso Arévalo, destacado académico de la Biblioteca de la Facultad de Traducción y Documentación, de la Universidad de Salamanca, quien posteriormente dijo que la llamada biblioteca del siglo XXI se había establecido como la base fundamental de un lugar inclusivo, y de una intensa participación social. “Un lugar, donde los grandes espacios eran uno de los puntos estratégicos, pero con la llegada de la pandemia estos factores serán limitados, pues lo que antes se consideraba como los espacios más democráticos y seguros, ahora se han visto en la necesidad de cerrar sus instalaciones”, mientras no haya las condiciones adecuadas para su reapertura.

Acotó que debido a la emergencia sanitaria, ahora los servicios son: de forma extendida mediante la red WiFi; mediante el apoyo de actividades en línea y mediante un novedoso servicio que consiste en realizar el préstamo de material de consulta en los autos de los usuarios que se encuentran estacionados en la acera frontal de la biblioteca.

Destacó que el tráfico de Internet en su país se incrementó hasta llegar a un punto de saturación. De igual modo, han crecido las descargas de las apps enfocadas al uso de las videoconferencias, pues de momento, es la única forma de conseguir que los bibliotecarios, profesores y usuarios puedan continuar con sus actividades diarias.

En lo referente a las colecciones de la biblioteca, dijo que ahora se deben considerar tres tipos: las que son albergadas de forma física por las bibliotecas, las facilitadas, es decir, las que son provistas por otras empresas editoras y la colección “de adentro de la biblioteca, hacia afuera”, esta última, adecuada a los nuevos tiempos y tomando en consideración que las bibliotecas son espacios que generan contenido y datos de investigación.

Para finalizar, dijo que las nuevas tendencias como es el caso de los llamados preprints los cuales permiten la comunicación científica de forma más rápida, han sido un factor primordial encaminado hacia la ciencia abierta. “En este punto, la biblioteca juega un papel muy importante, sobre todo en la toma de conciencia del valor que tiene la ciencia frente a los desafíos, como el que se vive actualmente”. También mencionó que, al igual que las demás bibliotecas participantes en este foro, su entidad académica redactó un protocolo, el cual fue realizado por etapas, en sintonía con la evolución de la pandemia.

En lo que respecta al último participante de la ronda de intervenciones, el doctor Carlos A. Lopes, profesor del Instituto Universitario de Ciencias Psicológicas, Sociales y de la Vida, de Portugal, indicó que en su universidad se debatió a profundidad sobre las medidas que debían aplicarse durante la pandemia, las cuales coinciden con las que plantearon anteriormente los ponentes del Foro.

Añadió que también se trabajó en una serie de recomendaciones que incluyen el reforzamiento de competencias de alfabetización informacional; el combate de las fake news y el fomento del estudio y la investigación entre la comunidad universitaria.

Para cerrar su participación, el especialista dijo que hay  un tema que encaja perfectamente en la emergencia sanitaria que nos tocó vivir en nuestros días: “se trata de una habilidad correspondiente a la alfabetización informacional, pero en el área de la salud, porque ahora, es indispensable contar con la información que ayude en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades.”

Por último, en el marco del Foro, la doctora Verónica Soria Ramírez y el licenciado Ricardo Paquini Vega, subdirectora de Servicios Bibliotecarios y técnico académico del Laboratorio de Restauración y Conservación de la DGBSDI, respectivamente, presentaron el Protocolo de bioseguridad para la reapertura de las bibliotecas del Sistema Bibliotecario y de Información de la UNAM.

Durante su presentación, señalaron que el protocolo fue estructurado en cuatro fases, distinguidas por colores como sigue: el color rojo fue utilizado para la fase de la desinfección del inmueble; el color azul, para la adaptación de los espacios; el color azul claro para la reapertura del edificio, sólo para el personal, y el color gris corresponde a la reapertura del edificio para los usuarios.

Posteriormente, describieron cada una de las fases y los procesos que se implementarán para cuando las autoridades correspondientes indiquen el momento de retornar a la nueva realidad. También, se dijo que el protocolo está diseñado para ser modificado o ampliado y que cuando sea liberado para su consulta, estará disponible en el sitio web de la dependencia, así como una guía complementaria de Práctica de seguridad y comportamiento en bibliotecas.

Reseña Informativa: Ma. del Rosario Rodríguez León