*La DGB organizó una serie de conferencias que muestran la desigualdad de género, en el marco del Día Internacional de la Mujer y del 50 aniversario de la DGB y del 60 de la BC.

En la actualidad podría pensarse que la marginación hacia el género femenino ha disminuido de forma considerable, pero en realidad la desigualdad y la falta de oportunidades siguen siendo un mal que se ve reflejado en la vida cotidiana de las mujeres, por lo cual se ha comprobado en los datos estadísticos contenidos en el trabajo que presentaron la doctora Judith Licea de Arenas y la maestra Hortensia Labra, denominado “Nosotras respaldamos la igualdad de género”, en una conferencia llevada a cabo dentro del marco del Día Internacional de la Mujer, organizada por la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM

En esta primera intervención, de una serie de tres eventos denominados de forma general La participación de la mujer universitaria, las cifras dejan ver con claridad la disparidad entre hombres y mujeres, en este caso en lo relativo a los premios nacionales, las distinciones de investigador nacional, los doctorados honoris causa y los estímulos a la productividad.

Para mostrar esta inequidad entre hombres y mujeres se dijo que el Premio Nacional de Ciencias y Artes fue instaurado en 1945, pero fue hasta el año de 1979 cuando lo recibió por primera vez una mujer. De esta forma el número total de premios otorgados es de 346, de los cuales 309 han sido para hombres y 37 para mujeres.

Otro ejemplo que indica que hay desigualdad en el trato hacia los hombres y las mujeres es el relativo al Sistema Nacional de Investigadores, pues del número total de 234 designaciones para el emeritazgo de investigador nacional 193 han sido para investigadores y 41 para investigadoras. Otro caso más, que ha sido documentado desde el año de 1941, es el referente al premio de profesor emérito de la UNAM, y con sorpresa se vio que la decisión de otorgarlo a una profesora sucedió hasta el año de 1981. Es decir, tuvieron que pasar cuarenta años para considerar que las mujeres eran candidatas merecedoras. A la fecha se han otorgado un total de 348 pero solamente lo han recibido 44 profesoras.

Se indicaron más cifras, pero lo anterior es sólo un reflejo de la situación general porque en el fondo se traduce en una falta de respeto por esta otra mitad de los seres humanos, pues se les considera menos capaces para posicionarse en el campo laboral, educativo, científico y cultural. Pero por fortuna se ha demostrado lo contrario, porque en nuestros días hay más mujeres que hombres trabajando en las dependencias universitarias y en muchas de las profesiones se ha rebasado la matrícula escolar, y más aún, se espera que la cifra siga aumentando.

Posteriormente, en la segunda intervención la maestra Guadalupe Venteño presentó un trabajo titulado “La participación de las mujeres en los procesos de innovación tecnológica y los objetivos del milenio”. Al respecto señaló que la agenda 2030 para el desarrollo sustentable contiene varios objetivos dentro de los cuales se contempla la equidad de género, el temario también contiene más de cien metas pero concretamente en el objetivo cinco y sus metas a lograr tienen que ver con el fortalecimiento de la mujer en lo relativo al proceso productivo y su empoderamiento.

Dicho de otra forma, al incorporarse la mujer en los diversos procesos productivos entre otras cuestiones les brindan independencia económica, que a su vez les permiten la toma de decisiones propias en grupo o de forma individual.

A propósito de este gran avance y posicionamiento de las mujeres, se han creado organismos que las impulsan, les otorgan financiamiento y las respaldan para que se conviertan en mujeres emprendedoras. Algunas han aprovechado esta oportunidad, pero tristemente son muy pocas las que solicitan fondos para iniciar su propia empresa.

Ahora bien, muchos son los factores que intervienen en esta falta de emprendimiento, pero quizá el más determinante sea la falta de instrucción escolar. Para poder revertir dicha situación, entre otras cuestiones es necesario desarrollar un número mayor de estudios de género para poder lograr impulsar a las mujeres de forma más determinante, y que se atrevan a tomar el control de sus propias decisiones.

En tercer lugar se realizó la presentación del libro Feministas mexicanas del siglo XX, a cargo de su coordinador maestro Joel Estudillo y del licenciado Edgar Nieto. Como se ve, se trata de un texto escrito por hombres que decidieron aventurarse a realizar un trabajo que muestre el desempeño de muchas mujeres feministas que han permanecido a la sombra, o que se sabe poco del valor de sus aportaciones, entre ellas se encuentra Hermila Galindo, Elvira Carrillo y Amalia Castillo, de entre muchas figuras femeninas que han luchado por la emancipación de la mujer.

En el trabajo se pudo notar que las feministas más preparadas tenìan muy claro los altos valores de libertad y progreso, pero también hubo casos que en pleno desarrollo de los diversos congreso que se han realizado sobre esta temática las propias congresistas se atacaban entre ellas mismas, entre otros factores debido a sus diferencias ideológicas, tipo de creencias, barreras familiares, o fijaciones ancestrales de que los hombres siguen siendo superiores a ellas.

Pero al final del camino, el deseo de todas las mujeres es la construcción de alianzas más sólidas para que sean reconocidos y respetados sus derechos y no sean vulnerados sus espacios laborales, sociales y económicos por la otra mitad de la población que ni siquiera voltea a mirar su desempeño.

Los ponentes de esta importante obra señalaron en que un principio tuvieron dudas sobre la realización de la misma, pero quedaron sorprendidos por el gran apoyo que obtuvieron de sus compañeras de trabajo, quienes los alentaron a desarrollar un trabajo masculino pensado en lo femenino.

En el segundo día de festejos se presentó una mesa redonda con un particular título: “Mujeres de Fuego, mujeres de letras”. Esta dualidad fue desarrollada por la doctora Margarita Palacios Sierra, la maestra Patricia Montoya Rivero y la lectura en voz alta de algunos fragmentos de textos a cargo de la licenciada María Elisa Mass Zúñiga. La mecánica de la mesa consistió en dar lectura a algunas obras que hablan de pasión, amor y desamor. Posteriormente la doctora Margarita Palacios realizo un breve análisis de la lectura.

Por ejemplo, sobre un personaje femenino llamado Pamela indicó que es un ser creado en un entorno literario, que se mueve entre la realidad y la ficción. Pero cuando nos adentramos en él, nuestra imaginación nos lleva a disfrutarlo de tal forma que hasta podríamos llegar a perder la noción del tiempo y el espacio. En muchas de las ocasiones sufrimos o disfrutamos como si se apoderara de nuestra mente.

Para completar la idea, la doctora Palacios Sierra señaló que si se pudiera equiparar lo anterior en la vida real, se podría observar un ramo de flores artificiales elaboradas de tal forma que parecieran ser reales, pero aquí la diferencia es que nunca se pierde de vista su condición artificial. Probablemente eso no importe, porque sabemos que fueron creadas para deleitar a nuestra vista y recrear uno de los aspectos más bellos de la naturaleza viva.

En su oportunidad, la maestra Patricia Montoya Rivero se refirió a Concepción Lombardo de Miramón, mejor conocida como Concha Lombardo, una mujer muy avanzada para su época no solamente por haber sido la esposa del general de división Miguel Miramón y presidente de México hacia el año de 1859. A pesar de que le tocó vivir su niñez en una época de revueltas sociales, su familia le proporcionó una estricta educación en un colegio de monjas, que no le impidió mostrar un carácter rebelde que más tarde la ayudaría a soportar la pérdida de sus padres y buscar su propio camino.

En este andar por la vida conoció al general de división y futuro esposo Miguel Miramón, sin imaginar que se convertiría en la Primera Dama y consejera de un hombre de tal relevancia. Sí, una mujer educada en un colegio de monjas, pero preocupada por la situación política y militar que atravesaba el país en ese momento, es decir con una visión más allá del común denominador.

Claro está, no por ser una mujer vinculada al poder, se le permitía sentarse junto a su señor esposo en el palco oficial, pero debía ejercer sus funciones de buena esposa y bailar con él en las fiestas. Cabe recordar que esta particular mujer condicionó al general para dar su consentimiento de casorio: primero la banda presidencial y luego la boda. Así, o más claro, su férreo carácter. La maestra Montoya Rivero hizo énfasis en su condición de mujer hacia las demás mujeres, exigía demasiado, no soportaba a las mujeres de poca plática; de hecho, en sus memorias se refiere a otras mujeres que como ella vivieron de cerca en los ambientes del poder. Como se podrá ver, no pensaba demasiado en la equidad de género y en la igualdad de condiciones, pensó y se comportó a la altura de su condición privilegiada.

En el marco del programa cultural se montò una exposición de libros y carteles alusivos a diversos temas sobre la mujer, su contexto y desempeño social.

Finalmente, por la tarde se dio continuidad al programa con la presentación de una narración oral escénica nombrada como dice una bella canción: “Qué manera de quererte… ¡Qué manera!”, a cargo de tres bellas mujeres, poseedoras de bellas voces y un gran talento musical instrumental: Alba Salas, Blanca Luz Martínez y Miriam Morales. Sus narraciones de cuentos e historias dieron vida a diferentes personajes que aman, son amados y viven de manera poderosa las diferentes expresiones del amor, y que al ser narradas al compás de la música lograron que el público asistente sumara sus voces en la melodía que cerró su participación con “Qué manera de quererte…¡Qué manera!”.

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Nota: María del Rosario Rodríguez León
Fotos: Julio Zetter Leal