Felipe Meneses Tello  Biblioteca del Instituto de Matemáticas Universidad Nacional Autónoma de México

 

La anotación de la clasificación Library of Congress en los lomos de los libros de las bibliotecas mexicanas


Introducción

El presente escrito trata sobre el sistema de clasificación de la Biblioteca del Congreso (Library of Congress) de Washington que se utiliza en los principales sistemas bibliotecarios especializados y universitarios del país. Específicamente se hace una crítica acerca de tres aspectos técnicos de cómo se anota dicha clasificación en los lomos de los libros: 1) la forma incorrecta de distribuir los diferentes elementos de la signatura topográfica, 2) las diversas técnicas de escribir la clasificación y 3) la manera arbitraria de elegir la altura para pegar la etiqueta con la signatura topográfica o de grabarla. 

En efecto, el estudio muestra que a una distancia de 50 años de haberse implantado el sistema Library of Congress en México, aun no se pone el cuidado suficiente para superar técnicas sencillas, pero importantes en virtud de que reflejan la calidad de trabajo del proceso técnico y el control y supervisión de las actividades de los responsables de las bibliotecas. 

Asimismo, con el propósito de enmarcar el presente trabajo en un panorama teórico referencial breve, se incluye el origen y desarrollo de la clasificación Library of Congress y la adopción de este esquema de ordenamiento bibliográfico en México.

 

Origen y desarrollo de la clasificación Library of Congress

Hasta 1890 la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica utilizaba el sistema de clasificación ideado por Thomas Jefferson1. En virtud del crecimiento considerable del acervo bibliográfico, aquel sistema paulatinamente dejó de funcionar. Por tal motivo, John Russell Young, director de la biblioteca en ese tiempo, dio instrucciones a James C. M. Hanson y a Charles Martel, jefes de catalogación y clasificación respectivamente, para que estudiaran las posibilidades de adoptar un nuevo sistema de ordenamiento bibliográfico.

 Para tal efecto, Hanson y Martel se dedicaron a estudiar con detalle los tres esquemas de clasificación más representativos que hasta esos días se habían dado a conocer: el Decimal de Melvin Dewey (1876), el expansivo de Charles Ammi Cutter (1891) y el de Halle, ideado este último por el alemán Otto Hartwin y para ser utilizado en la Koniglichen Universitats Bibliothek Zu Halle y publicado en Leipzig en 18882. Ambos bibliotecarios calificaron al de Dewey y el de Halle como inadecuados para las necesidades del arreglo de la colección de la biblioteca del Congreso, por ende concluyeron que el de Cutter podría servir de base al nuevo sistema. Así, en 1898, Martel trabajó la primera versión de la clase Z: Bibliography and Library Science, basándose en una revisión de la séptima expansión de la clase Z de cutter: Book Arts. Mientras tanto Hanson se consagró a revisar y adaptar el resto de la clasificación de Cutter. Esta tarea se circunscribió en agregar números a las letras, es decir, aumentó la posibilidad de expandir las clases principales (letras) con la combinación de números para formar la estructura del que sería el nuevo sistema de la Library of Congress, lo que resultó una notación mixta.3

 La publicación de los esquemas individuales se inició en 1901 con las clases E-F. En junio de 1904, las clases D, E-F, M, Q, R, S, T, U, y Z habían sido terminadas. Se continuó trabajando con las clases A, C, G, H y V. Para 1948 todos los esquemas excepto la clase K, se habían publicado. El esquema de la subclase KF, correspondiente a leyes de los Estados Unidos, fue el primero de la clase K que se diseñó y se editó en 1969. Desde entonces algunas de las subclases K han aparecido paulatinamente.4 Al respecto Abell, basándose en el artículo "Class K work continues" (publicado en Law Library Journal. Vol. 69, no. 3, agosto 1976, p. 373) escribió en 1983: "La Biblioteca del Congreso aún está elaborando esquemas para el derecho latinoamericano, el derecho europeo general y el derecho francés. Debido a la lentitud con que se están desarrollando y publicando estos esquemas, pueden pasar muchos años para que las subclases de mayor importancia para las bibliotecas mexicanas sean publicadas."5 Afortunadamente no fue así, pues en 1984 salieron a la luz las subclases correspondientes al Derecho de América, América Latina y de las Indias Occidentales (KDZ, KG-KH); en 1985 se editó el Derecho de Francia (KJV-KJW); y en 1989 el Derecho de Europa (KJ-KKZ).

 El escrito que sobre la clasificación de la Library of Congress diera a conocer, en 1990, Mary Prietis,6 colaboradora destacada de aquella biblioteca y miembro activo de la American Library Association, nos permite obtener un panorama general en torno a los datos relativos al orden de aparición de los diversos esquemas; es decir, desde el primero publicado en 1901 y destinado a la Historia de América, Hemisferio Occidental (E-F), hasta el que se editó, en 1989, en torno al Derecho de Europa (KJ-KKZ). El documento incluye también, cronológicamente, las más recientes ediciones de los esquemas que han aparecido desde 1962 a 1989.

 La adopción de la clasificación Library of Congress en México

En el territorio nacional le sistema de ordenación bibliográfica Library of Congress se implantó por primera vez, según noticias de Pedro Zamora,7 hace cincuenta años, esto es, en 1942. La biblioteca que inició sus actividades de clasificación con dicho sistema fue la perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia.

 Tuvieron que pasar 13 años para que otra biblioteca mexicana, especializada también, pero del sector salud, aplicara ese sistema de clasificación de libros para organizar sus colecciones selectas. En efecto, en 1955, la Biblioteca médica del Instituto de Cardiología adoptó el sistema. En ese año igualmente la Universidad Nacional Autónoma de México inició la introducción de aquella misma clasificación. Los primeros centros bibliotecarios de la máxima casa de estudios en aplicarla fueron la Biblioteca Central8 y la Biblioteca del Instituto de Física.

 En los años de las décadas de los sesenta y setenta más bibliotecarios mexicanos decidieron utilizar la clasificación Library of Congress. Zamora en 1975 señaló: "el número existente de bibliotecas que usan la clasificación del Congreso llega a la cantidad de 100 bibliotecas aproximadamente. Entre estas 100 bibliotecas se encuentran las más valiosas y más importantes del país en ciencias puras y aplicadas, así como las de las instituciones de enseñanza superior de mayor prestigio como son la UNAM, el IPN, la Universidad Iberoamericana y ahora las tres unidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, etc."9

 Licea al respecto escribió en 1985: "Desde hace aproximadamente veinte años, el sistema de clasificación Library of Congress se ha venido implantando en un buen número de bibliotecas mexicanas, principalmente en aquéllas que esperan llegar a contar con grandes y variadas colecciones. De ahí la enorme importancia de su conocimiento." 10

 Con relación a las bibliotecas mexicanas creadas en los últimos siete años, principalmente las originadas en los ámbitos de la investigación científica y humanística y de educación superior, han estado adoptando también la clasificación Library of Congress. Así, la aplicación de este sistema ha tendido a incrementarse en nuestro país de manera notoria, de esto se deriva la importancia de dominar todos los aspectos de su utilización y de aplicar, con relación a la distribución de la signatura topográfica en el lomo del libro, las recomendaciones que la literatura especializada sobre el tópico ha publicado a la fecha.

 La distribución de la signatura topográfica

Como se sabe, la clasificación Library of Congress utiliza notación mixta, es decir, está compuesta por letras y números. Como la clasificación Decimal de Dewey, la signatura topográfica del sistema de ordenación de la Biblioteca del Congreso de Washington está integrada por dos partes principales, a saber: el número de clase y el número de autor11. Con el propósito de especificar y diferenciar títulos similares, es factible distinguirlos agregándoles el año de edición y el número de volumen o ejemplar que tiene la biblioteca, entre otros elementos.12

 Los casos más comunes que se presentan en la clasificación Library of Congress son los siguientes:13.

 1) Obra:- Scientific objetives of the total eclipse of 16 february 1980. 1980

QB Q corresponde a Ciencia; B a Astronomía
544 Subdivisión principal de los eclipses solares de 1900 a 1999
.80 Número decimal que indica el año del eclipse
.S85 Número de autor o de Cutter
1980 Fecha de publicación

En general, las clasificaciones similares a la anterior comprenden los elementos siguientes: 

Número de clase:

                  Una, dos o tres letras mayúsculas

                  Números enteros del 1 al 9999

                  Posibles extensiones decimales

Número de autor (número de Cutter)

Año de publicación o edición

 2) Obra: Alper, Svetiana Rembrandt’s enterpriese: the studio and market. 1988

N Arte visual
6953 Artista holandés
.R4 Rembrandt
.A88 Alpers
1988 Año de edición

Acorde al modelo anterior, los elementos que componen clasificaciones similares son:

 Número de clase:

                  Una, dos o tres letras mayúsculas

                  Números enteros del 1 al 9999

                  Posibles extensiones decimales

                  Primer número de Cutter

Segundo número de Cutter

Año de publicación o edición

 En virtud que ciertos estudiosos ya han escrito con detalle las características generales y específicas de la clasificación de la Biblioteca del Congreso, algunos de los cuales se citan a lo largo del presente escrito, me limitaré a mostrar, tomando como modelo las clasificaciones anteriores, la forma en que hasta ahora se han venido distribuyendo los elementos de la signatura topográfica en los lomos de los libros en la mayoría de las bibliotecas mexicanas que aplican dicho sistema:

QB544 N6953
.80 .R4.A88
.S85 1988
1980  

Como se observa, la notación se ha venido aplicando de igual forma como se anota en la tarjeta catalográfica, lo que según algunos expertos no es correcto. Chapman, Chan y Licea coinciden al señalar que este tipo de clasificación debe ser distribuida en el lomo del libro de la manera siguiente:

QB N
544 6953
.80 .R4.A88
.S85 1988
1980  

Chapman14 presenta los elementos siguientes:

QA QC Q QC
76 73 7 73
.4 F22 H32 .8
L52C29 1973   B29
  v.2    

Para organizarlos en la estantería Chapman anota las clasificaciones que siguen:

Q Q QC QC QC
7 77 7 73 73
H32 B71 H32 .4 .4
      B62 B75

 

QC QC QC QC QC
73 73 73 73 73
.6 .8 .8 .8 .8
B62 B62 B62 F22 F22
  V.1 V.2 1967 1973

Chan15 escribe los modelos siguientes:

B BJ BJ BJ
162 455 455 466
.6 .B3S6 .B3S6 .57
.S5 v.3 1986 1986
1985 Ej. 2 Suppl. Ej.6
    Ej. 3  

Licea16 distingue y compara claramente la distribución correcta de la signatura topográfica en la tarjeta catalográfica y en el lomo del libro:

 

Tarjetas catalográficas Lomos de los libros
BXl566 BX
.2 1566
.I5 .2
  .I5

 

Tarjetas catalográficas Lomos de los libros
BV3625 BV
.N5C6 3625
  .N5C6

 

Tarjetas catalográficas Lomos de los libros
BX4700 BX
.C5A3 4700
  .C5A3

 

Tarjetas catalográficas Lomos de los libros
AZ692 AZ
.B3 692
  .B3

 

Tarjetas catalográficas Lomos de los libros
F1234 F
.G6 1234
  .G6

 

La abundante literatura publicada al respecto es muestra teórica suficiente para afirmar que es inadecuada e irregular la manera de cómo se continúa anotando la signatura topográfica en los lomos de los libros en las bibliotecas mexicanas más representativas que aplican el sistema Library of Congress.Esta irregularidad quizá se deba a la escasa atención que han prestado algunos bibliotecólogos, involucrados en la tarea del proceso técnico del libro, a los escritos que han publicado principalmente algunos estudiosos del país en donde se originó el sistema.

Por experiencia propia, aplicando la signatura topográfica en el lomo del libro de manera como indican los autores citados, resulta más fácil para el personal de servicios al público intercalar los materiales prestados o nuevos; y el usuario, cuando se trata de servicio de estantería abierta, encuentra más rápidamente los títulos. Acorde con esto último, la accesibilidad a la colección se mejora de manera considerable.

Estilos para anotar la clasificación

En efecto, en la mayor parte de las bibliotecas que utilizan el esquema Library of Congress se observa una gran diversidad de formas que usa el personal consagrado a elaborar y colocar la signatura topográfica en el lomo del libro. Si centramos nuestra atención en este detalle, es factible observar que en varios centros bibliotecarios se han estado empleando a través de los años toda una gama de estilos. Esquematizándolos, acorde a la técnica para realizar esta labor, se pueden agrupar como sigue:

                                                                   pirógrafo

Anotación directa                                         pincel

                                                                  máquina de dorar

                                                                  (encuadernador)        

 

  

Anotación                   mediante etiquetas           pluma

indirecta                      de diverso material           máquina de escribir

                                  y tamaño, dymo              computadora

                                   letraset                                                                      

Sin duda que todas las maneras son aceptables, lo que no es, desde un punto de vista particular, que en una misma colección se utilicen indiscriminadamente toda la serie señalada de estilos. La ausencia de uniformidad refleja un trabajo heterogéneo, poco sistemático; y, sobre todo, puede ocasionar confusión a los usuarios para localizar los materiales. Asimismo, desde una perspectiva estética, la carencia de homogeneidad en esta tarea técnica resulta un panorama inadecuado, pues muestra el descuido del personal de procesos técnicos y la falta de coordinación de esta labor por parte de los responsables de las bibliotecas.

Dicho problema se encuentra principalmente en los centros bibliotecarios con acervos grandes y que se crearon hace 4 ó 5 décadas. Es natural encontrar ahí precisamente todos los estilos mencionados, pues es en aquéllos donde han trabajado dos o tres generaciones de bibliotecarios - o más cuando el cambio de personal ha sido constante- y cada una de ellas ha utilizado el medio o estilo de signaturación que en su momento consideró más apropiado para agilizar y facilitar su quehacer. Sin embargo, hoy día todavía se continua usando las diversas técnicas de signaturar en una misma biblioteca. Esto último se deriva sin duda a la falta de criterio, políticas y métodos, tanto por parte del responsable de la unidad documental como del personal que directamente está involucrado en la tarea de hacer el proceso técnico del libro.

Colocación de la signatura topográfica

Otra de las inconsistencias que se observa en los lomos de los libros es la arbitrariedad con que elige el personal técnico la altura para colocar la signatura topográfica, ya sea por aplicación directa o indirecta. Este problema, como el anterior, se presenta en casi todas las colecciones bibliográficas, no importando el sistema de clasificación aplicado.

En este sentido hay quienes cometen el error de colocar la signatura a una altura que en muchas ocasiones oculta parte considerable del título u otro elemento clave de la obra. En este caso, tratándose de servicio de estantería abierta, hay que recordar que cuando los usuarios andan explorando la colección no les interesa una notación topográfica específica, sino más bien el título propiamente dicho, el nombre del autor o editor, la editorial, las siglas de la colección, datos que se hallan distribuidos a lo largo de los lomos de libros.

Cuando no existe una política en torno a qué altura, en milímetros o centímetros, debe quedar pegada la etiqueta o grabada la clasificación, el personal la adhiere de manera arbitraria, ocasionando el problema antes descrito. Asimismo la ausencia de una normatividad al respecto, resta calidad al trabajo que desempeña el personal de procesos técnicos, pues una colección bibliográfica con la signatura topográfica dispersa a diferentes alturas da la impresión de desorden dentro del orden.

En otras ocasiones, aún cuando el lomo del libro tiene el suficiente espacio para adherirle la clasificación, el personal de procesos técnicos la coloca en el extremo izquierdo de la pasta o cubierta. En este caso da la impresión que el material no tiene signatura topográfica y ocasiona, cuando la búsqueda de un determinado titulo es por el número de clasificación, pérdida de tiempo.

Por otra parte, en ciertas bibliotecas, cuando se imprime directamente la signatura topográfico, mezclan la manera horizontal y vertical; es decir, anotan la signatura a lo ancho o largo del lomo, aún y cuando éste es lo suficientemente amplio para seguir el modelo horizontal, como es lo común. Esto incremento el nivel de inconsistencia. Es verdaderamente cansado e incómodo para los usuarios buscar una obra por su clasificación en una colección bibliográfica que se encuentra ordenada con tantos estilos de colocar la notación.

El caso de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas

La inquietud de realizar el presente escrito nació a raíz de las observaciones durante las visitas que he realizado como usuario de varias bibliotecas de la UNAM, entre otras. Sin embargo, el motivo principal que propició el desarrollo de este estudio fue cuando recibí la dirección de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de la UNAM y encontré ahí una colección bibliográfica selecta de más de 13,000 volúmenes con la problemática descrita. A partir de entonces propuse cambiar la distribución de los elementos de la signatura topográfico en los lomos de los libros, tal y como se recomienda en la literatura especializada, y de paso la desuniformidad de estilo para anotar la clasificación y la colocación de la misma. 

Para tal efecto, se solicitó personal de servicio social en el área de bibliotecología para el desempeño de reetiquetar el acervo. Después de una breve asesoría teórico-práctica, se espera que en un lapso de seis a ocho meses dos personas terminen la labor. Mientras tanto, las adquisiciones del presente año, que se estima oscilen entre los 2,000 y 2,500 volúmenes, ya están procesándose acorde a los nuevos lineamientos. 

A la fecha, después de cuatro meses de trabajo, se ha terminado de reetiquetar alrededor del 60% de la colección. Así, paulatinamente, en la Biblioteca del Instituto de Matemáticas se está adoptando los lineamientos que los expertos en la materia consideran más adecuado; es decir, se está borrando lo que por tradición en México se continua considerando "práctico". De esta manera se espera que el acceso a la colección sea mayor para los investigadores y becarios del Instituto.

Conclusión

A los bibliotecólogos, además de preocuparnos el diseño de bases de datos, la adquisición y aplicación de las denominadas nuevas tecnologías para mejorar nuestra gama de servicios bibliográficos, entre otros aspectos de actualidad, nos debe preocupar también la solución de problemas que desde hace muchos años debimos haber ya superado por la vía del análisis critico y del trabajo estrictamente sistemático. 

Invito a los responsables de las bibliotecas y al personal de procesos técnicos para que recorran y observen las colecciones bibliográficas de sus centros de trabajo y analicen los aspectos que en esta ocasión se tratan. En sus manos está sistematizar en mayor grado esta labor técnica y de dar una mejor presentación a sus acervos, con el fin de que al usuario y al personal de la biblioteca se les facilite encontrar una determinada obra, es decir, para que el nivel de accesibilidad a la colección se incremente. 

Los actuales titulares de bibliotecas quizá presenten varios argumentos para refutar y no llevar a la práctica lo dicho en este escrito, sin embargo, no podrán negar que se trata de un problema real que es necesario resolver si queremos tener colecciones rigurosamente ordenadas, acorde a las necesidades del usuario y del personal encargado de intercalar los libros. 

Asimismo es conveniente recomendar, en especial al personal técnico y docente involucrado en el proceso técnico del libro, la consulta de la literatura que sobre el uso y la aplicación del sistema Library of Congress se ha publicado en los últimos años, con el fin de mantener un conocimiento mayor sobre los diferentes aspectos que pueden ser de utilidad para el desarrollo de su quehacer. 

El cargo de una biblioteca, en este caso especializada o universitaria, central o departamental, implica atender tanto aspectos simples como complejos. Empero, estos últimos, desde una perspectiva administrativa, se deben contemplar cuando se han atendido óptimamente los primeros. 0 bien, cuando las circunstancias lo exigen, considerar paralelamente ambos, sin descuidar alguno de ellos. El equilibrio de atención para la solución de problemas debe prevalecer en la actividad profesional del actual bibliotecólogo mexicano.


 Referencias

1. Cabe mencionar que el 24 de agosto de 1814 la Biblioteca del Congreso de Washington fue quemada por soldados británicos. Ante este acontecimiento funesto Thomas Jefferson, quien llegara a ser el tercer presidente de los E.U.A., ofreció al Congreso su biblioteca particular, la cual se hallaba clasificada acorde a un sistema que el diseñó, basándose en los sistemas de Bacon y de D'Alembert. En 1815 el Congreso aprobó la compra de aquella biblioteca, la cual en ese entonces tenía 6,487 libros.

2. Chan, Lois Mai. Inmmoroth’s guide to the Library of Congress Classification. Englewood, Colorado: Libraries Unlimited, 1990. pp. 5-7

3. Licea de Arenas, Judith. "Sistema de clasificación Library of Congress. Texto programado". Cuadernos de Filosofía y Letras. No. 9, 1985. pp. 53-98

4. Para mayor detalle véase: Chan, Lois Mai. Op cit., pp. 5-17

5. Abell, Roberto. "La clasificación de los libros de derecho de la UAM-Azcapotzalco". Coloquio de Investigación Bibliotecológica : problemática de la investigación por campos específicos. México : Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, UNAM, 1985. pp.9-22

6. Prietis, Mary K. "Library of Congress classification". Classification of Library Materials: current and future potential for providing access. New York : Neal-Schuman Publisher, 1990. pp 60-80

7. Zamora, Pedro. "Sistemas de clasificación de bibliotecas académicas, bibliotecas especializadas y bibliotecas públicas grandes" Jornadas Mexicanas de Biblioteconomía (6ª .: 1974 Guanajuato). México: AMBAC, 1975. pp. 306-316

8. En la IV Reunión Nacional sobre la Normalización del Uso en México del Sistema de Clasificación de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos efectuada en el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas (CUIB), el 18 de abril de 1986, se mencionó que dicho sistema fue adoptado desde 1954 por la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM. Para tal efecto véase la Memoria de las Reuniones Nacionales que al respecto publicó el CUIB en 1989, p. 48

9. Zamora, Pedro. Op. cit., p. 307

10. Licea de Arenas. Op. cit., p. 53

11. Wymiar, Bohadan S. "Library of Congress classification". Introduction to cataloging and classification. Litletown, Colorado: Libraries Unlimited, 1976. pp. 281-302

12. Con el propósito de distinguir títulos similares, véase el capítulo 3 del libro de Chan, Lois Mai. Op. cit, pp.52-73, que trata las diversas técnicas de la notación para especificar clasificaciones de obras idénticas, entre otros detalles especiales

13. Los ejemplos fueron tomados de: Chan, Lois Mai. Op. Cit., pp.66 y 53 respectivamente

14. Chapman, Liz. How to catalogue : a practical handbook using AACR2 and Library of Congress. London: Clive Bingley, 1984. pp. 43-45, 63

15. Chan, Lois Mai. Op. cit., p. 73

16. Licea de Arenas, Judith. Op. cit., p. 72