*El Movimiento de 1968, que justo en este año 2018 se cumplen 50 años de los desafortunados acontecimientos que tuvieron que enfrentar los jóvenes de aquella época, fue tratado en la Mesa redonda “M68: Distintas miradas”

Uno de los acontecimientos que marcan la historia de nuestro país fue El Movimiento de 1968, que justo en este año 2018 se cumplen 50 años de los desafortunados acontecimientos que tuvieron que enfrentar los jóvenes de aquella época, al revelarse contra el autoritarismo de un gobierno represor y un sistema moral que los obligaba a seguir ciertas pautas muy estrictas de conducta. Y que a la distancia allanaron el camino a la libertad de expresión. De lo anterior da cuenta un gran número de libros y documentos que hablan de ello, pero que en esta ocasión la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM se suma a la serie de expresiones, pero con “distintas miradas”, como señaló su directora general, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, durante la presentación de la Mesa Redonda “M68: Distintas miradas”.

 

De izq. a der.: Gonzalo Zurita Balderas (FFyL, UNAM), Mónica García Contreras (UPN), Jimena Jaso Guzmán (CCU Tlatelolco, UNAM), Miguel A. González Ledesma (IISUE, UNAM) y Elsa M. Ramírez Leyva (DGB, UNAM).
De izq. a der.: Gonzalo Zurita Balderas (FFyL, UNAM), Mónica García Contreras (UPN), Jimena Jaso Guzmán (CCU Tlatelolco, UNAM), Miguel A. González Ledesma (IISUE, UNAM) y Elsa M. Ramírez Leyva (DGB, UNAM).

 

De izq. a der.: Gonzalo Zurita Balderas (FFyL, UNAM), Mónica García Contreras (UPN), Jimena Jaso Guzmán (CCU Tlatelolco, UNAM), Miguel A. González Ledesma (IISUE, UNAM) y Elsa M. Ramírez Leyva (DGB, UNAM).

Las participaciones del evento estuvieron a cargo de la doctora Mónica García Contreras, de la Universidad Pedagógica Nacional, quien abordó el tema a partir de una serie de entrevistas que realizó a mujeres activistas que narraron sus experiencias desde de un enfoque personal, y también mediante la revisión de documentos, los cuales forman parte de un vasto estudio que está por concluir la doctora Mónica García.

Parte de este estudio tiene la intención de dar voz a personajes que no fueron tan visibles en el movimiento estudiantil, pero que con sus contribuciones se pueden ir hilando los acontecimientos desde una óptica de género, que deja al descubierto ciertas posturas machistas por parte de sus compañeros de lucha, que en los casos extremos no se les permitía a las compañeras tomar la palabra porque consideraban que no era tan importante la participación femenina.

Otros relatos refieren que se tuvieron que ir abriendo camino a marchas forzadas para que sus compañeros las reconocieran como sus iguales, y al mismo tiempo dejaran de considerarlas como el elemento femenino que solamente podía apoyar en las tareas más domésticas del movimiento. Otras versiones más extremas indican que tuvieron que salir del país para poder participar de forma más activa, y al mismo tiempo poder conocer otras realidades y sociedades más avanzadas que la suya.

Por otro lado, Mónica García añadió que en todo discurso hay una intención, como es el caso de la figura estudiantil, a la cual se le atribuyen una serie de virtudes como el de ser un personaje triunfador, organizado, estratega, casi heroico, e insertado en la narrativa ideológica que glorifica al movimiento estudiantil, porque dichos jóvenes tenían más conciencia que el resto de la población, e impulsos para poder transformar su realidad por el bien común de la sociedad de aquellos tiempos. De este modo, al abrirse camino las mujeres que participaron en el movimiento aprendieron a organizarse, a movilizar a la población, a enfrentarse al ejército, a controlar sus miedos, y a ganarse el reconocimiento y el respeto de quienes dudaron de su capacidad de acción.

Posteriormente, tomó la palabra el licenciado en Filosofía y Letras Gonzalo Zurita Balderas, quien ofreció una “mirada filosófica” del El Movimiento de 1968 (M68), y se remontó a la frase intimidatoria pronunciada por el entonces presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, en su informe presidencial, en la cual indicaba que habían sido tolerantes hasta excesos criticados, pero todo tenía su límite y no se podía seguir quebrantando el orden jurídico. Y ante dicha situación surgió lo inesperado: una respuesta silenciosa y pacífica por parte de los estudiantes. De esa forma le dieron la vuelta al autoritarismo y salieron a las calles a marchar en absoluto silencio y orden, sin caer en la provocación.

En su reflexión de este hecho, Gonzalo Zurita citó las enseñanzas de Nietzsche para explicar la razón por la cual las personas recuerdan cosas que no vivieron pero muestran interés por algunos acontecimientos que ocurrieron en el pasado. Entre otras razones se debe a que las personas, a diferencia de los animales, tienen conciencia histórica y se preocupan por el pasado. Y al activarse el mecanismo de la memoria se recuerdan cosas no vividas pero que van construyendo la historia de los individuos o de la comunidad. O, por el contrario, se recurre al olvido y a la memoria selectiva para marcar el rumbo y que el pasado se convierta en historia de la población.

Dicho esto, el licenciado Gonzalo Zurita añadió que al volver al pasado del M68 es necesario desmitificarlo y señalar los errores cometidos, pero también es necesario trascenderlo y no permitir que vuelva a suceder otro “2 de octubre de 1968”, cuando fueron apagadas miles de voces mediante una brutal represión gubernamental, en un mitin realizado en la Plaza de las Tres Culturas, con la intención de dar lectura a los seis puntos de su pliego petitorio. En este sentido, es necesario tener conciencia del pasado pero con miras a construir una mejor sociedad y un mejor país.

 

Público asistente a la Mesa Redonda: 'M68: Distintas miradas'.
Público asistente a la Mesa Redonda: “M68: Distintas miradas”.

 

En una última mirada, la maestra Jimena Jaso Guzmán, también egresada de la Facultad de Filosofía y Letras, señaló que por su parte realiza una función de mediación educativa, por lo general con alumnos de secundaria, a través del testimonio en los museos para hacerles conscientes de que ellos, a su corta edad también son entes políticos al salir a los espacios públicos y hacer uso de ellos.

Quizá en esta etapa de sus vidas no se hayan percatado de ello, pero en la práctica diaria se hacen presentes mediante actitudes, vestimenta y su discurso juvenil, propio de la época; por ejemplo, el caso de los llamados “emos”, que se caracterizan por una vestimenta por lo general en colores muy oscuros, con cabellos lisos y flequillos largos echados hacia un lado, que cubren uno de sus ojos o ambos y maquillajes intensos en color negro. Ellos como entes políticos hacen valer su manera de manifestarse socialmente.

En este sentido, Jimena Jaso involucra a los jóvenes en los diversos procesos sociales para hacerlos reflexionar sobre cuestiones históricas, como por ejemplo el M68, y que se llegue a un diálogo con lo que ellos conocen y desconocen del asunto. Lo importante es que tomen en cuenta los diversos ángulos de un acontecimiento y que puedan ubicar que en muchos de los casos la realidad está afuera en las calles, o dentro del hogar familiar, la escuela, o cualquier otro lugar donde se lleven a cabo los acontecimientos trascendentes para la vida política, social o cultural.

El evento fue moderado por el doctor Miguel A. González Ledesma, y realizado en la Sala de Consulta de la Biblioteca Central.

Nota Informativa: Ma. del Rosario Rodríguez León
Fotos: Julio Zetter Leal