En la emisión número 15 de la Conferencia Internacional sobre Bibliotecas Universitarias se discutió sobre los objetivos de la Agenda 2030

“En correspondencia con la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM, a través de su XV Conferencia Internacional sobre Bibliotecas Universitarias, incluyó en su programa aspectos que conforman esta importante iniciativa en cuyos objetivos se plantea que para lograr combatir la pobreza, la desigualdad y el cambio climático las bibliotecas pueden promover la implementación de la Agenda”, señaló la directora General de Bibliotecas, doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva, durante su discurso inaugural de esta conferencia que abordó el tema La biblioteca hacia el 2030

De igual forma, indicó que la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas juega un papel relevante en dicha Agenda, al advertir que las unidades de información tienen una gran oportunidad y que sus bibliotecarios deben adoptar los 17 objetivos planteados en dicho documento para posicionarse como factores clave en el desarrollo sostenible al garantizar el acceso y la gestión a la información. Por su parte, las instituciones de educación superior también tienen un fuerte compromiso con ello, porque son generadoras de conocimiento y formadoras de recursos humanos altamente calificados, para aportar ideas y propuestas.

La doctora Ramírez Leyva aprovechó el momento para invitar a los asistentes a visitar la Feria de Innovaciones para Bibliotecas, Archivos y Repositorios, que por primera vez se realiza en el marco de la conferencia, con la participación de diversos expositores especializados en los ámbitos arriba señalados, así como a asistir a dos talleres vespertinos, que formaron parte del programa, de los cuales se desprendió que las bibliotecas deben atender todos los objetivos pero en especial el número cuatro, que especifica que el personal debe promover la alfabetización temprana y la formación continua, además de fortalecer el acceso a la información y la investigación para estudiantes de todo el mundo, y el onceavo objetivo que indica que las bibliotecas deben promover la inclusión y el intercambio cultural.

De este modo, la conferencia fue estructurada por tres participaciones magistrales y seis mesas redondas, dictadas por expertos de procedencia nacional e internacional, de reconocida trayectoria y gran prestigio académico. En este sentido y en atención a las recomendaciones de tan importantes instituciones, los trabajos de la conferencia se centraron en la Agenda, como se mostró en las ponencias presentadas durante los tres días que duró el evento. Como primer señalamiento se dijo que nuestro país debería inscribirse en su propia agenda, y a partir de ahí tomar en cuenta que los datos estadísticos señalan que a pesar de los esfuerzos realizados para fortalecer al sector educativo aún se cuenta con 4.7 millones de analfabetas, 2.24 se encuentran en rezago educativo y aproximadamente 2.74 millones son niños que trabajan en lugar de asistir a las aulas.

En cuanto al gasto educativo nacional destinado para cada estudiante, las cifras resultan más desalentadoras pues apenas se alcanza un 0.42 por ciento, y por lo que toca a la cobertura en educación superior, entre lo que va del año 2005 al 2015, solamente se pasó del 25 al 35 por ciento, que dista mucho de cumplir con lo establecido. Por lo tanto es difícil compararse con el resto de los países, incluso Brasil y Chile están por arriba de las cifras indicadas.

Un ejemplo concreto en nuestro país es que desde hace décadas no se ha construido una nueva universidad pública como la UNAM. Y es así que, mientras aumenta la matrícula estudiantil, las tareas sustantivas del quehacer educativo quedan pospuestas hasta la próxima revisión de la nueva administración; mientras tanto el problema persiste porque solamente entre un 18 y 25 por ciento del alumnado accede a la educación media superior y superior, respectivamente.

Ahora bien, para que las instituciones puedan ser congruentes con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se tiene que delinear los desafíos propios del país, que tienen que ver en gran medida con un verdadero logro en el crecimiento económico sostenido, para evitar que los jóvenes abandonen sus estudios para ir a trabajar en la informalidad, percibiendo sueldos muy bajos. Aunado a este problema, para el año 2050 crecerá el número de adultos mayores y con ello bajará la esperanza de contar con un relevo laboral apoyado por las nuevas fuerzas productivas. Entonces, lo que se requiere es establecer un compromiso internacional para poner fin a la pobreza y garantizar una educación inclusiva, y que a la vez se pueda transformar en un compromiso nacional.

Más adelante se indicó que, para que los alumnos sean incluidos en las propuestas de la Agenda 2030, los bibliotecarios deben establecer alianzas con los tutores y con los responsables de los departamentos de cómputo para organizar talleres que habiliten a los estudiantes para realizar adecuadamente los procesos de investigación y aprendizaje. Es decir, que la biblioteca logre convertirse en un puente entre la carrera universitaria y el currículum, al procurar un espacio digital de aprendizaje más flexible. Porque es uno de los principales objetivos del presente siglo, que se apega a los requerimientos de los actuales usuarios: el contar con espacios más confortables, interactivos y dotados con tecnología de punta.

A la par, se deben ofrecer servicios de alfabetización informacional en las propias aulas, inclusive debería ser la primera materia que recibieran los estudiantes. Asimismo, la biblioteca debe estar alerta sobre las nuevas tendencias tecnológicas y programar sus actividades a corto, mediano y largo plazo. De igual forma podría apoyar al profesor para que el estudiante deje de ser solamente un receptor pasivo y se convierta en un ser creador. Porque en el nuevo esquema informacional los datos serán el sostén de los sectores económico, social y educativo. Entonces el reto consistirá en saber cómo gestionarlos y darles su valor apropiado. Para este cometido la biblioteca es clave al dar acceso a ellos de forma pública y sin ningún costo.

Al hablar de esto, la información es precisamente uno de los componentes fundamentales de la Agenda 2030, porque en la medida que se tenga acceso a ella se convertirá en un elemento de mucho valor, para poder vivir en un mundo más justo y democrático; seguida por la educación, el trabajo y la salud. También es necesario tomar en cuenta la actual conformación laboral porque ahora se han creado nuevas profesiones como la mecatrónica, la operación de drones y el especialista de la información, entre otras actividades que demandan información muy específica y actual.

Por estas razones, hay que poner en la mesa del debate la responsabilidad de la biblioteca en esta gran tarea. Dicho de otro modo, se podría decir que su misión es servir al “ser informacional”, apoyar en la educación del alumnado e integrar la tecnología para luego llevarla al usuario fuera del campus universitario, entre otras tareas sustantivas. De lo contrario, si no se cumple con lo anterior, la biblioteca podría ser un ente invisible y su función no sería valorada como se merece. Porque a pesar de que cuente con muchas herramientas si no se difunden de forma adecuada, entonces, cómo podrá apoyar en el cumplimiento de los diecisiete objetivos.

Lo anterior representa un reto para las bibliotecas universitarias porque, a partir del conocimiento que se genera en las instituciones educativas, la biblioteca debe contar con profesionales capacitados para realizar su clasificación y gestión. Podría decirse que es una entidad mediadora entre el saber y es acceso al conocimiento. Es por ello que también necesita que los bibliotecarios proporcionen un servicio más proactivo, porque habrán de enfrentarse a nuevos retos, como el exceso de producción de la información y los costes de acceder a ella, porque hay que acudir con las grandes casas editoras propietarias de potentes plataformas tecnológicas.

Cabe señalar que otro factor fundamental para el buen funcionamiento de las bibliotecas tiene que ver con la cultura organizacional, esto implica que deben de considerarse funciones que van más allá de lo que ya fue señalado; concretamente se habla de la mejora continua de los servicios y del establecimiento de normas de calidad ISO, las cuales resultan ser básicas dentro de la organización de las bibliotecas.

Asimismo, los panelistas expertos en la materia enfatizaron que también se debe direccionar esta actividad hacia la innovación, porque proporciona una clara ventaja para llegar a ser más competitivos. No sin antes tomar las debidas medidas precautorias en dicho proceso de mejora continua, porque los cambios en el proceso de la innovación podrían implicar riesgos y en algunos casos el fracaso total.

Pero, si se establece un proceso bien planificado dará como resultado nuevos servicios, en los cuales se debe involucrar a toda la plantilla laboral, al igual que lo hacen las grandes empresas. Acciones que ejemplificarían iniciativas vanguardistas, sería situar a la biblioteca en la llamada nube, establecer el autopréstamo de libros, incorporar aplicaciones como el WhatsApp, e incursionar en la arquitectura de la biblioteca virtual, que mejor se adapten a las necesidades de los usuarios.

Otro aspecto a considerar es el relativo al trabajo. Se hace necesario dejar atrás el esquema del trabajo individual y rutinario para realizarlo de forma colaborativa y multidisciplinaria. Al mismo tiempo, se debe establecer un nuevo perfil laboral para que no se le identifique solamente como un bibliotecario tradicional; en su lugar se debe convertir en un gestor de la comunicación científica, que tenga un manejo eficiente de las herramientas altmétricas, que conozca a la perfección la normativa bibliotecaria de su país de origen y que en esta transición laboral promueva proyectos de colaboración en el desarrollo de nuevos servicios bibliotecarios y de información.

Algo más, que se dijo, y que representa un factor clave en esta empresa, tiene que ver con la disponibilidad suficiente de los recursos, para no quedarse a mitad del camino, y que la biblioteca siga siendo una entidad confiable, para evitar que los usuarios no se vayan a consultar todo tipo de sitios que no garantizan la calidad de la información, pero enganchan al usuario porque ofrecen inmensas cantidades y gran variedad de temas, inclusive sobrepasan la capacidad de consulta de los individuos.

De hecho, hoy en día los grandes rotativos se han convertido en repositorios dinámicos multimedia, que mueven una cantidad inmensa de datos y metadatos. Y no se diga de los millones de artículos que administra la enciclopedia libre Wikipedia, o el software que es capaz de reconocer la voz de las personas y que es considerado como una disciplina de la inteligencia artificial, que también se utiliza en la educación especial.

Por otro lado, se habló de una situación que se afecta a todos los países, se trata del exceso de información que se produce a nivel mundial; inclusive los correos electrónicos son bombardeados todos los días y a todas horas, así como los celulares y todo tipo de dispositivos si no se tiene control sobre ello. La saturación de información podría ser un tema a tratar en una siguiente conferencia. Aún para la generación denominada milenial esta situación representa un reto.

Se dijo que hay que recordar cuando en el pasado se leía de forma pausada Ahora resulta difícil tener en nuestro dispositivo varias centenas de libros y quizá miles de artículos pendientes de consultar, y no se diga de la información que se exhibe en los videos, los millones de imágenes, las conexiones en las redes sociales y la gran variedad de aplicaciones, entre otros aspectos que a la larga representan costes laborales y económicos. Es el precio que se tiene que pagar por haber dado el paso hacia un mundo digital y enfocarse en las nuevas tendencias que marca la globalidad, los dueños de las poderosas casas editoriales y el acceso abierto.

Pero hoy la realidad es otra. Hoy se le exige mucho a todos y el bibliotecario debe tener un perfil muy extenso, las bibliotecas deben adquirir lo más novedoso y actual, y el usuario también debe cumplir con un modelo de usuario inteligente, donde se le va a calificar qué tipo de información consulta, en qué medio lo hace, qué tipo de documentos descarga de la red, indagar en su historial académico para conocer su desempeño, y de acuerdo a estos factores se les brindarán oportunidades en las instituciones de educación superior, porque las universidades y sus bibliotecas realizan cuantiosas inversiones para ofrecer sus servicios de información y en la adquisición de software, inmobiliario, nuevos diseños arquitectónicos y demás implementos que le otorgan valor agregado y prestigio entre la comunidad a la que sirven.

Se puntualizó, que en este marco, las bibliotecas deben de atender la promoción e implementación de la Agenda 2030. Cabe aclarar que desde hace mucho tiempo se cumple con los objetivos relativos al acceso a la información de calidad, el apoyo en el proceso de la investigación y contar con espacios seguros y confortables, pero no en los restantes objetivos que hablan de la pobreza, el bienestar social, el crecimiento económico sostenido, la educación inclusiva y el medio ambiente, por citar sólo algunos.

También se tendría que hacer un llamado para que todos los integrantes de las bibliotecas aporten ideas para elaborar proyectos viables. De igual modo se tendrían que conjuntar recursos y lugares adecuados para desarrollar las propuestas. Pero antes de esto, es necesario hacer un análisis del tipo de sociedad a la que se pertenece, cuál es su nivel educativo y de desarrollo económico para poder establecer políticas de acción

Por último, y como parte de la nueva organización de la Conferencia, al final del evento se realizó una mesa de reflexión sobre los temas tratados. Y para la clausura se contó con la presencia del secretario general de la UNAM, doctor Leonardo Lomelí Vanegas, que junto con la doctora Ramírez Leyva dieron por concluidas la conferencia, que al paso de estos quince años se ha consolidado como un referente entre el sector bibliotecario por la pertinencia de los temas tratados.

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Reseña: Ma. del Rosario Rodríguez León
Fotos: Julio Zetter Leal